DE LOS POLÍTICOS Y SUS BUENAS OBRAS

POR JUAN CUELLAR LAZARO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTE PIÑEL Y COMUNIDAD DE VILLA Y TIERRA DE FUENTIDUEÑA (SEGOVIA)

Fuentidueña.

Fuentidueña.

Como viene siendo habitual cada año que hay elecciones, los políticos de turno, sean del signo que sean, se dejan ver entre el electorado con más asiduidad de lo normal, o se hacen notar en los medios de comunicación con una frecuencia inusitada en las épocas de receso plebiscitario.

Los políticos que disponen de ellos, ponen sus coches oficiales y al chófer a punto, con cargo a los fondos públicos, claro está, y, tras enviar el traje a la tintorería para causar buena impresión entre dicho electorado, desempolvan el libro de los discursos y la caja de las promesas, y se dedican a recorrer pueblo a pueblo y, si la situación lo requiere y es necesario, a visitar a sus fieles casa por casa.

Con una habilidad fuera de lo común, suelen empezar su discurso recordando lo buenos que son ellos y lo poco recomendables que son los otros, haciendo especial hincapié en todas las obras realizadas durante su mandato, y aunque sean minúsculas saben bien cómo magnificarlas, como si el presupuesto empleado en ellas hubiera salido de su propia cuenta corriente y no de las arcas del Estado.

Defensor como soy de las administraciones local y provincial por ser las más próximas y cercanas al ciudadano, quiero hacerme eco aquí de la visita que en las últimas semanas viene realizando nuestro presidente de la Diputación Provincial, Francisco Vázquez, acompañado por los diputados de zona de turno, por algunos (no sé si por todos) los pueblos de nuestra provincia, incluidos, lógicamente, los de la Comunidad de Villa y Tierra de Fuentidueña, de cuya entidad soy cronista oficial. El viaje se está aireando bien en la prensa local, lo que me parece perfecto porque para ello, entre otras cosas, están este tipo de periódicos que consideramos tan nuestros desde siempre y que hay que intentar mantener a toda costa. Fuentesaúco, Fuente el Olmo, Calabazas y Fuentepiñel son algunos de los pueblos visitados.

Y a buen seguro de que con tanto viaje el señor Vázquez habrá podido hacerse una composición de lugar de cómo está nuestra provincia, sobre todo en lo relativo a las infraestructuras viarias que dependen de dicha administración. Y si bien muchas de ellas se encuentran en un estado aceptable, también las hay en estado deplorable, suponiendo un peligro para los que transitan por ellas. No es extraño, pues, que sea en estas carreteras secundarias en las que se producen muchos de los accidentes, tal y como se deduce de las estadísticas de la Dirección General de Tráfico, y a veces con fatales consecuencias.

El hecho de que atravesemos una época de recesión y de recortes (ocasionados en buena parte por las malas artes de algunos de nuestros políticos y de los nefastos gestores de nuestra Economía), no es óbice para denunciar públicamente esta situación para que así se pueda hacer eco de ello todo aquel «servidor público» a quien corresponda velar por dichas infraestructuras, no sea que tengamos que traer aquí a colación la conocida anécdota que protagonizó nuestro recientemente desaparecido primer presidente del gobierno de la Democracia, don Adolfo Suárez (tan injustamente denostado y vilipendiado cuando detentaba el cargo como justamente aclamado y reconocido hoy en día) cuando siendo Gobernador Civil de Segovia con ocasión de la inauguración de un tramo del tren Madrid-Burgos por Franco, el entonces Jefe del Estado Español, éste le preguntó cómo iban las cosas por Segovia, a lo que Suárez contestó que no tenía claro si los segovianos eran ciudadanos de primera o segunda clase, dado que nuestra provincia se había quedado fuera del futuro Plan de Desarrollo, consiguiendo con esta respuesta y su habilidad negociadora que Segovia fuera incluida en la acción especial de dicho Plan.

Y haciendo un parangón con este hecho, y en lo que a las infraestructuras viarias se refiere, quizás haya que recordar a estos «servidores públicos» la conveniencia de abordar la reparación de algunas de estas carreteras (el simple bacheo o parcheo es pan para la mañana y hambre para la tarde, y a la larga un gasto inútil) para evitar que muchos segovianos se tengan que considerar ciudadanos de segunda o incluso de tercera con respecto a otros más afortunados. Sobre todo aquellos a cuyas poblaciones sólo se puede acceder por una única vía de comunicación y ésta se halla en estado lamentable, tanto por lo que a su firme se refiere como a la ausencia de la más mínima señalización horizontal y vertical. Si pagan sus impuestos como cualquier ciudadano de «primera», también tienen todo el derecho del mundo a exigir los mismos servicios y las mismas prestaciones. Es de ley.

Fuente: http://www.eladelantado.com/

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