GILGAMESH, TORTAS Y PAN PINTADO Y EL QUESU CASÍN

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Piezas de quesu casín.

Piezas de quesu casín.

Asurbanipal, hijo del rey Esarhaddon y de su esposa la reina Naqi´a Zakutu, reinó en Asiria entre los años 668 y 627 a.d.C. Se dice de él que fue el único monarca de su tiempo ¡que sabía leer y escribir! y que era inagotable su afán de saber y de cultura.

En su famosa biblioteca, en Nínive, se encontraron las tablillas del poema de Gilgamesh, escrito unos 4000 años antes de Cristo.

Gilgamesh era un semidiós, señor de Uruk, altanero, presumido, dominador de vidas y haciendas, mujeriego… a quien los dioses pretendieron humillar con otro héroe, Enkidú, un tanto rudo y salvaje. Pero Enkidú, al enamorarse de una moza galante y un tanto «picarona» que acertó a seducirlo, se transformó en persona noble y en amigo de Gilgamesh.

¿Y cuál fue la causa del «flechazo»?

Un buen yantar de pan y cerveza: «Enkidú comió pan hasta quedar saciado; / bebió luego cerveza, / bebió siete veces / y su espíritu desatose, y habló en voz alta;/ llenó el cuerpo de bienestar/ y su rostro era resplandeciente…».

Demos un salto en la Historia y vayamos a nuestra España del siglo XV. En esa era, y así consta a través del médico del rey Juan II de Castilla (año de 1434), era frecuente la expresión de «Con tortas y pan pintado» , panes que se consumían en días de boda y que, con la «pintadera»o molde, traían marcado el nombre del panadero.

Nosotros los asturianos tenemos en el QUESU CASIN la mejor muestra de lo que bien pudiéramos llamar QUESU PINTAU (trae cada pieza el sello o marca del elaborador o elaboradora) y que acompañado con una exquisita TORTA DE MAIZ, amén de un buen VINO de «pasado el monte», forman un trío de excepcional exquisitez.

Y si no les apetece esto, hagan unos escalopinos de cerdo al queso casín: rebocen los escalopinos en harina y huevo y fríanlos en aceite; preparen una salsa con nata líquida un poco de leche, un poco de quesu casín (¡ojo a su olor y sabor dominantes!) y un toque de brandy; bañen los escalopinos con esta salsa y sírvanlos muy calientes en compañía de patatas fritas.

Como el héroe Enkidú, «llenarán el cuerpo de bienestar y su rostro será resplandeciente».

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