ENERO. SUBIENDO LA CUESTA (PRÓXIMO ARTÍCULO EN CRÓNICAS DE UN PUEBLO)

POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)

Las primeras horas del día de Epifanía, 6 de enero, nos saludan con un Roscón de Reyes. Momento propicio para ello. Deseando que la ilusión, la sorpresa, la magia y la alegría de la mañana de esta festividad no se pierda nunca. Roscón que elaboraba la maestría y el buen oficio de Diego Gallardo, de Pastelería Nieves, transmitida por las manos expertas de Paco García Trejo, para mí cariñosamente y siempre Paco el dulcero de feliz recuerdo. El futuro me ha deparado, gracias a quienes más quiero, que la ilusión de la mañana de Reyes sea aún más hermosa. Ellos son todos los años quienes me obligan a mirar desde el barandal de la memoria al niño que siempre fui. El día siguiente al de Reyes, el 7 de enero es la festividad de las devoluciones y los cambios. El jersey me queda pequeño. Los zapatos están grandes. Prefiero otro color para la corbata. Me gustaría un pañuelo más pequeño. El anillo me entra con dificultad. El perfume me resulta demasiado fuerte, ¿puedo cambiarlo? El color del pijama no me gusta. Todo bien, pero el manual no está en castellano y no me entero. Así todos los años. Mientras, bosteza el domingo en su tarde de invierno bordada por la luz de enero.

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