SAN CARALAMPIO Y UN PIXÍN ALANGOSTADO

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Artículo que dedico a mi gran amigo, estudioso asturianista, FÉLIX CASTAÑÓN.

Imagen de San Caralampio venerado en la Capela do Santo (A Toxa. O Grove-Pontevedra)

Imagen del Hagios Karalampos tal como lo venera la Iglesia Oriental católia y la Iglesia Ortodoxa griega.

Cuando visité por primera vez la isla de La Toja en el Concello pontevedrés de O Grove me sorprendió la belleza de una Capilla (Capela do Santo) cuyas paredes y campanario están totalmente cubiertas con conchas de vieira. Es una construcción con planta de cruz latina y una sola nave en la que se venera a la Virgen del Carmen y a SAN CARALAMPIO.

¡Caray!, me dije. ¿Quién es o fue este santo de nombre tan raro y qué pinta aquí, tan cerca del Gran Hotel-Balneario de A Toxa?

Nada más retornar a Gijón fui a consultar algunos martirologios y Años Cristianos, como el de Jean Croisset (siglo XVIII) y el más actual de la BAC.

Así logré saber que San Caralampio fue un sacerdote y obispo nacido en Magnesia del Meandro, cerca de Efeso (Turquía), en el año 89 y fallecido en el año 202, con 103 años de edad, bajo cruel martirio ejecutado por Luciano, procónsul romano en Magnesia, durante el reinado de Septimio Severo. La iglesia ortodoxa griega lo venera con el nombre de Hagios Karalampos (santo con brillo de alegría y pureza, que eso significa su nombre).

Dentro del grupo de «santos sanadores» a San Caralampio se le atribuye la virtud de sanar enfermedades de la piel y prevenir contra los «aires contagiosos». Su culto en España fue debido al peregrinaje compostelano.

¡Ahora me lo explico todo!

Es lógico que en A Toxa se venere a este santo pues en el Balneario de Aguas Termales, allí existente, se tratan afecciones de la piel.

¡Que por qué les cuento esto?

Resulta que ayer un buen amigo, un pelín «inquieto» por la situación política española actual, me hizo esta consulta:

«Fidalgo, ¿a qué santo debo encomendarme para afrontar el futuro que nos espera?»

¡A San Caralampio – le respondí- y así estarás protegido contra los sarpullidos de la piel y los virus malignos que traerán estos nuevos vientos!

.-Así lo haré , me contestó, y le rezaré diciéndole que fuiste tu quien me recomendó esta oración.

Cuenta Jorge Víctor Sueiro en su obra «El libro del marisco» que hace años un pescador de O Grove capturó un bugre (en Colunga decimos llobicante) de unos 15 kilos.

Lógico: fue un «milagro» de San Caralampio.

En Colunga, y en Asturias, cuando el pixín (rape) estaba a precio asequible se preparaban las colas como sucedáneo del bugre. Se decía que era «pixín alangostado». Actualmente el pixín de barriga negra es más caro que el bugre de importación.

Otro recuerdo de antaño.

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