UNA PÉRDIDA SENSIBLE PARA SAN JAVIER: DON ERNESTO ANDRÉS VÁZQUEZ

POR MIGUEL GALLEGO ZAPATA, CRONISTA DE SAN JAVIER (MURCIA)

Miguel Gallego con José Antonio Melgares, el alcalde de San Javier, y Erenesto A. Vázquez, junto a Apuleyo Soto, al fondo Pepita, esposa de Miguel.

Miguel Gallego con José Antonio Melgares, el alcalde de San Javier, y Erenesto A. Vázquez, junto a Apuleyo Soto, al fondo Pepita, esposa de Miguel.

Lo conocí cuando en sus horas libres daba clases a Don Lorenzo Maestre que estudiaba Derecho.

Se pidió a la Academia el nombre del adecuado para la candidatura municipal por el tercio de Entidades Económicas y Culturales y designaron al entonces Comandante Don Ernesto Andrés Vázquez, salió elegido y juntos, yo que pertenecía a la Organización Sindical por haber sido elegido Enlace Sindical de mi Empresa y concurrí a aquellos comicios y fui elegido también Concejal, tomamos posesión y permanecimos codo con codo durante seis inolvidables años.

No es fácil, a bote pronto y con la consternación que me ha producido la triste noticia de su fallecimiento, relatar las ricas vivencias de aquellos seis años a su lado.- Yo tenía 25 años, él venía de una guerra, era abogado y un militar con gran prestigio profesional, hasta tal punto que fue designado profesor del entonces Príncipe, hoy Rey de España.

A lo que vamos, gozaba de tal señorío que nunca me sentí acomplejado pues me trató con tanta delicadeza que siempre añoro aquellos años, en los que fue mi amigo y mi maestro, y no porque me diera clases, aprendí viéndole actuar, Me quedé sin padre y necesitaba a quien imitar.

Vivía en la Ciudad de Aire, estaba casado con una gran dama, hija del Jefe de Aduana de Cartagena, venía al Ayuntamiento en bicicleta, entonces no teníamos más vehículo que la del Alguacil, eso sí, la mar de compuesto en su atuendo, recuerdo su corbata de pajarita.

Le dio al Ayuntamiento la categoría que requería y mandaba con austeridad, apagaba las estufas para no gastar tanta luz y llamaba al Recaudador y revisaba el papel pendiente de cobro con las consiguientes reprimendas, en su tiempo, hasta había superavit, que un año se empleó, en iniciar la red de agua potable.

Decía que los catorce años y medio que vivió en el término de San Javier fueron los más felices de su vida y presumía de ello.

Fue de la Junta de Gobierno de la Caja de Ahorros gocé de su confianza, me consultaba cosas delicadas, incluso cuando propuso que le pusieran Fernández Tudela al Casino de Suboficiales.

Fue Jefe administrativo de la Empresa Bernal Pareja y cuando ésta importante promotora construyó las torres de Santiago de La Ribera, bautizó una de ellas con el nombre de PAZ esposa de Don Ernesto.

A su despacho de abogado confió el Ayuntamiento la defensa de sus intereses en varias ocasiones.

Tuve el alto honor que prologara mi libro “San Javier y sus símbolos” que aprovechó para hacer un canto de su amor a nuestro pueblo y se dignó venir a su presentación en el Casino Ruiz de Alda.

Alcanzó altas cotas en la política, pero siguió siendo un gran amigo de San Javier, que hoy lo llora con tristeza.

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