ESCONDER A LOS POBRES

POR JOSÉ MARÍA SUÁREZ GALLEGO, CRONISTA OFICIAL DE GUARROMÁN (JAÉN)

Ernest Boix: Balcones antiguos.

Ernest Boix: Balcones antiguos.

El magistral dibujante Quino, reciente Premio Príncipe de Asturias, ponía en boca de la redicha Mafalda: “Me parte el alma ver gente pobre. ¡Habría que dar techo, trabajo, protección y bienestar a los pobres!“; y Susanita –su mejor amiga– le respondía: “¿Para qué tanto? Bastaría con esconderlos”.

A los pobres nacionales y a los extranjeros pobres –que son doblemente pobres por ser doblemente extranjeros— los aficionados a apropiarse de las banderas comunes los suelen esconder debajo de ellas. Y si no que se lo pregunten a ese tipo de “andaluces” que no hace tanto tiempo llamaban “trapo” a la que hoy reclaman para abanderarnos. ¡A buena hora mangas verdes (blancas y verdes, por supuesto)!

La realidad es que bajo un mismo dios y una misma patria no siempre todos los fieles creyentes, ni muchos menos todos los ciudadanos, son iguales. El viejo proverbio árabe lo expresa meridianamente: “El pobre es un extranjero en su patria”. Al rico extranjero se le suele llamar hermano y hasta se le llega a hacer hijo adoptivo de la patria en la que malvive el pobre. En la Marbella de la época de los “ostentoreos” se clasificaba con descaro a las gentes de una misma raza y de una misma creencia, según su poder adquisitivo: Los “paisas” que vendían ventiladores y linternas por los chiringuitos eran “moros de mierda”, mientras que a los jeques que llegaban envueltos en el halo del lujo y del derroche se les denominaba árabes, a secas.

Por lo que vamos viendo en estos últimos tiempos, España no tiene otro futuro que volver al pasado. Reivindico la voz del poeta Antonio Machado cuando recuerdo una reflexión de él al respecto, recogida en sus Poesías de la Guerra, Apuntes: “Cuando penséis en España, no olvidéis ni su historia ni su tradición; pero no creáis que la esencia española os la puede revelar el pasado. Esto es lo que suelen ignorar los historiadores. Un pueblo es siempre una empresa futura, un arco tendido hasta el mañana”.

Efectivamente hay que “esconder” a los pobres, pero en los balcones de las conciencias. Allí donde colgamos las banderas.

Fuente: http://josemariasuarezgallego.com/

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