A TROMPETA, BOMBO Y PLATILLO

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Banda de música y lanzamiento de globos aerostáticos en la explanada de la playa, frente al Casino. Finales del siglo XIX. / Foto: A. Darblade – Colección de F. Sala

La pandemia de Covid-19 no ha evitado que se celebra en estos días el XVII Festival Internacional de Bandas de Música “Ciudad de Torrevieja”.

Numeroso son las actuaciones musicales en Torrevieja de las bandas de la Misericordia de Murcia, la municipal de Orihuela, la de Catral, Catral, Rojales, etc. durante las temporadas estivales, contratada siempre por la corporación municipal.

Sus actuaciones llegaron a requerir un estricto control de calendario pues el éxito de público con el que invariablemente contaban les requería de numerosas localidades. Desde el último tercio del siglo XIX destacó la de la Banda de la Beneficencia de Murcia dirigida por su fundador don Acisclo Díaz Rochel. Se desplazaban todos los veranos, teniendo ya constancia de su paso desde 1881, volviendo a la villa salinera todos los años En 1883, una comisión de vecinos solicitó permiso al alcalde para que vinieran los pequeños músicos de la Misericordia, naciendo una serie de correspondencias entre dicha comisión y su director Acisclo Díaz, brindándole alojarles en sus casas particulares.

Amenizaba las verbenas del paseo, daba pasacalles y acompañaba en otros festejos; entidades privadas y particulares ofrecían donativos y comidas a los niños que la componían a cambio de conciertos y serenatas, bien en casas, en establecimientos o en sociedades, como el casino y el ‘Café de España’.

A su regreso a Murcia fueron recibidos con entusiasmo y recorrieron las calles de la capital huertana. Camisas, calzoncillos y toda clase de ropa blanca recogieron los chicos de la banda de Misericordia de los espléndidos y hospitalarios vecinos de Torrevieja; una obra de caridad y una prueba del afecto de los sentimientos humanitarios de aquel vecindario. Pero en lo que más se dio prueba delicada del afecto que tenía las gentes de Torrevieja a la banda de la Beneficencia de Murcia fue el hacerles a los músicos un recuerdo de ella: les hicieron a todos los trajes completos de marineros, con los que entraron tocando en Murcia la tarde del día 29 de agosto, recorriendo varias calles con motivo de pasar a saludar al gobernador de la Diputación Provincial de Murcia y a otros jefes de la Casa de la Misericordia. Un gran número de entusiastas de la banda, que la estaban esperando, la siguieron en su carrera. Los componentes lucieron su nuevo traje que los vecinos de Torrevieja les habían regalado.

El cuatro de agosto de 1884, la banda de la Beneficencia volvió a nuestra villa y en una carta de fecha cinco de agosto, un corresponsal de prensa murciano decía en su crónica: “Llegado el momento del alojamiento, previa una vuelta por las principales calles que recorrió la música, tocando como los jóvenes hospicianos saben hacerlo, hubo grandes exigencias porque todos querían tener el gusto de alojar en sus casas uno de los pequeños artistas; presencié la escena de una pobre mujer del pueblo que decía que ella no se iba de allí sin que le dieran el músico que tuvo el año pasado, que ella lo cuidaría, y que si no que se lo preguntaran a él; en efecto, esta pobre mujer el año anterior habíase portado admirablemente con su alojado, prodigándole los mayores obsequios”.

Los músicos tocaban en el tablado de la feria, reuniéndose alrededor una gran concurrencia, atendiendo al gran número de familias forasteras que vivían en esta villa gozando de su deliciosa estancia. Después de un mes de agosto de éxitos continuos, la banda de la Misericordia dio su concierto de despedida en el teatro, produciendo en el público asistente el mayor entusiasmo, haciéndoles repetir algunas de las piezas interpretadas.

El 19 de julio de 1887, en el tren de la tarde, llegó nuevamente a Torrevieja la laureada banda de música de la Casa de Misericordia de Murcia que era esperada casi toda la gente de la población. Desde la estación, y acompañados por un apiñado público, tocando admirablemente un pasodoble, fueron al Casino donde les fue servido un refresco a todos sus componentes; y como en años anteriores, disputándose todos los vecinos llevarse a sus casas a los pequeños artistas que, por una noche, a pesar del cansancio del viaje, tocaron en la feria, haciéndolo en días sucesivos todas noches a partir de las nueve. El día 31 fue obsequiado con una serenata ofrecida por la banda de la Beneficencia la señora del diputado a Cortes por Orihuela, Trinitario Ruiz Capdepón.

Continuó con la dirección de la banda el maestro Díaz Rochel, y a su muerte le sucedió en el cargo su hijo Francisco Díaz Romero, dejándola para marchar a dirigir la banda y orquesta municipal de Villena, sucediéndole, en febrero de 1888, como director Francisco Fresneda Orts, fechas en las que este ilustre músico compuso el pasodoble titulado ‘Torrevieja’, una destacada pieza dedicada a esa población y estrenada en sus calles en el mes de julio por la banda infantil.

Acordes, que alegraron las tardes y noches de aquellos veranos junto a la playa de Torrevieja.

Fuente: https://www.diarioinformacion.com/

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