DESDE MI TORRE MUDÉJAR 737. EL DIARIO DE ÁVILA NÚMERO 40.000

POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA).

Diario de Ávila número 40.000

Aún recuerdo el día en que recibí la llamada de José Manuel Serrano, recién nombrado director del Diario de Ávila, para invitarme a colaborar en las páginas del periódico. Yo había hecho ya mis pinitos en la radio y en otros medios escritos, fueron colaboraciones esporádicas, pero el tema ya había prendido en mí y me despertó un mundo nuevo e insospechado. ¡Claro que no pude negarme! la aventura era atractiva, otra experiencia nueva, un reto, y también una forma de que mi ciudad estuviera presente en el medio escrito más importante de la provincia. Interrumpí mis colaboraciones cuando fui concejal en la segunda legislatura, por los años 80, convencido y consecuente de que no podía ser ecuánime, arte y parte de algunas de las informaciones a cubrir. El candeledano y nuevo director de el Diario, fue como mi padrino, y este periódico como mi nueva casa que me acogió con todo el afecto que he podido sentir desde el principio.

Años después, en 2003, cuando fui nombrado Cronista Oficial de mi ciudad, recibí una nueva invitación, ya más seria, porque era el compromiso de una columna semanal, mayor continuidad, mayor responsabilidad. Otro reto para mí muy importante. Por entonces ya era conocido como colaborador del periódico, una etiqueta que me hace sentir orgulloso. Hoy, después de los años, esa cercanía a esta casa es como algo consustancial, porque también tiene algo de mí, yo así lo siento.

¡Cómo no voy a querer a estas páginas y a quienes las hacen posible!

Aún tengo algún folio con la cabecera para escribir las colaboraciones, otros con marcas de la mancha de texto para maquetar aquellos extras de las fiestas, otra aventura. En este caso más relacionada con mi antigua profesión de la publicidad. Y los sobres, también con membrete para enviar las crónicas, poderlas mandar para ganar tiempo, antes de las 12 de la noche, que era la hora de la última recogida de correos y así estaría en el Diario a primera hora… ¡Cómo ha cambiado el panorama!

Cuando me pongo ante el ordenador para escribir unas líneas para este querido periódico, me siento orgullosamente responsable de poder ser un mediador entre las cosas de mi ciudad, este medio de comunicación y sus lectores. Me siento con el compromiso de que, aun no siendo periodista profesional, sí imbuirme de un sentido de responsabilidad y de ecuanimidad en la información. Siempre distinguiendo las noticias simples y escuetas, de las reseñas de cosas y actos que tienen un mayor componente personal, o los temas históricos y artísticos de “mi ciudad mudéjar”, diferenciándolo de las columnas de opinión que son más subjetivas, son opiniones firmadas, son mis impresiones sobre muchos temas cotidianos, de la historia, o del arte, de acontecimientos cotidianos o circunstanciales, y que me han dado bastantes seguidores.

No hace mucho comentaba con un amigo sobre estas cosas de la prensa, sobre el panorama de dependencia de algunos medios y la libertad de expresión… yo le conté que, en mi humildad de pluma y escritura, nunca he sido censurado por esta casa. A lo más en la recomposición de titulares, en función del espacio. O cuando sobraban un par de líneas, que me han invitado a reducirlas, pero nunca me he sentido censurado.

Desde aquellas crónicas escritas en mi pequeña máquina de escribir “Olympiette” que en su momento era como un portátil. Luego otra más contundente, la “Hispano Olivetti” de carro largo, una herencia de mi época empresarial del Cine-Teatro Castilla, las mismas que hoy tengo como joyas de mi museo personal, expuestas encima de la “librería de caras”, justo sobre mí cuando me siento ante este ordenador actual, espero que no me caigan encima un día con el peso metálico de estas reliquias. Y mi ordenador actual, y ya van varios, al que solo le falta hablar y darme órdenes, que por escrito ya lo hace, por mi natural enemistad con las técnicas de última generación.

Unos recuerdos de mi vida con este Diario de Ávila, irrenunciables y esenciales para mis inquietudes culturales. Mis felicitaciones más cordiales por es 40.000

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