«ECHAR LA PRESONA»

POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Don Alfonso XII y su segunda esposa doña María Cristina.

Don Alfonso XII y su segunda esposa doña María.

El otro día, revisando fotos de parejas regias, encontré esta de don Alfonso XII y su segunda esposa doña María Cristina. Y volviendo a la foto, jóvenes ellos y en un «pose» tal que inmediatamente me dije: ¡Mira! Parez que tan chando la presona…

¿Qué es eso de «char (o echar) la presona»?

Pues podría definirse como esa fase previa, esa «toma de contacto» entre mozo y moza, que precede al noviazgo «en serio» con final de matrimonio.

Cualquier momento y ocasión era propicios para «char la presona»: el ir por agua a la fuente, la charla a la puerta de casa, la molienda en el molino… Mozos y mozas se decían piropos, intercambiaban insinuaciones, dejaban fluir sentimientos de amor y presagios de boda… Lo contaba así Francisco González Prieto, Pachu´l péritu (1859-1937) en «La vida asturiana nun cientu sonetos»: «Ramonzón de Vicenta y Felipona, / suelen vese na fuente La Collada, / y mientres que se cueye la ferrada / guapamente tan chando la presona… Y entre «presona y presona», vendrían el noviazgo y la boda.

En días de verano y de romería los novios cortejaban en el «prau de la fiesta» con alguna que otra «escapada a los maizales» y en tiempos de invernía se cortejaba en la casa de la novia y, si la noche era fría, pues hasta en la misma cama de la moza. Ahora bien, eso sí, procurando el «mayor decoru»: la moza, con camisa, se metía en la cama bajo sábana y manta y el galán se situaba, vestido y bien abrochado en camisa y calzones, sobre la colcha; en otros casos ambos se metían bajo las sábanas, vestidos, abrochados las camisas y pantalones y con un almohada colocada entre ambos; en algunas ocasiones la abuela, en la habitación con ellos, rezaba el rosario en silencio cómplice… Y volviendo a la foto pienso que don Alfonso, hijo de la reina nuestra señora doña Isabel II, no era hombre de «char la presona»; iba directamente al ataque sin abrochar camisa y pantalones.

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