QUE CUELGUEN AL PELICIEGO TRES HORAS PARA ESCARMIENTO PÚBLICO

POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA

Dos pastores liquidaron al célebre bandolero jumillano para cobrar la recompensa por su cabeza.

Andrés Terre y Domingo García lo conocieron al vuelo. Eran gente humilde que pastoreaba por los campos de Molina de Segura; pero la fama de aquel desalmado había superado con creces su Jumilla natal, extendiendo el terror a todo el antiguo Reino. Y allí, desvalido y herido de bala, lo tenían frente a ellos. Era Pedro Abellán López, apodado ‘

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