FUENTE DEL FRESNO AÑOS 30

POR SANTIAGO IZQUIERDO GONZALEZ, CRONISTA OFICIAL DE SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES (MADRID)

Portada de una revista.

Portada de una revista.

Hace unos días tuvimos conocimiento de un artículo publicado en la Revista Estampa el día 4 de marzo de 1930, que por su interés para la historia más reciente de nuestro municipio nos pareció que debíamos conseguir, después de varias pesquisas de donde podían tener conservado este ejemplar, llegamos al Museo del Traje de Madrid y queremos agradecer públicamente a su directora, María Prego, que nos mandó este artículo digitalizado.

El artículo en cuestión hace referencia al antiguo pueblo de Fuente del Fresno, en el cual queda reflejado la realidad de esta parte de nuestro término municipal hace 80 años. En él aparece un reportaje gráfico muy interesante y que desconocíamos hasta ahora, con el título “Un pueblo abandonado por sus habitantes, a pocos kilómetros de Madrid”.

En síntesis, el artículo recoge una entrevista con un vecino que mora en el lugar, que es la siguiente:

– ¿Es usted de este pueblo?

– Sí, señor, de Fuente del Fresno soy, para servirle, pero no he nacido aquí, mi suegra si que es de aquí, pero vive en San Sebastián y ha venido a visitarnos.

Esta es la mujer de más edad que le acompaña, pequeñita y vivaracha.

– Por lo visto no vive nadie ya en Fuente del Fresno.

El hombre responde:

– Aquí sólo vivimos mi mujer y yo con los chicos.

– Pero esto ha sido un pueblo grande.

– Sí, señor, que lo ha sido. Más grande que San Sebastián de los Reyes.

– ¿Cuántos vecinos tiene San Sebastián de los Reyes?

– Trescientos cincuenta tiene.

– ¿Y por qué se han marchado?

El hombre se encoge de hombros:

-¡Qué sé yo! Porque no les gustaría vivir aquí.

Contemplamos la extensión de campo que rodea al pueblo: tierras de labor, viñas.

– Pero aquí hay medios de vida.

– Si, señor, que los hay, ya lo creo. Estas tierras buenas cosechas dan.

– ¡Será que no haya agua!

– Sí, señor, que la hay, y bien rica… Aquí cerquita está la fuente… A la misma salida del pueblo… Aquí estaba la plaza.

– ¿Pero y los que labran estas tierras?

– Vienen desde San Sebastián a labrarlas.

– ¿Y los que cuidan estas viñas?

– También son de San Sebastián.

– Entonces todo el mundo se ha ido de aquí a San Sebastián.

– Sí, señor, todos…

– ¿Pero y por qué?

– ¡Vaya usted a saber! ¡Caprichos!

El hombre nos sigue indicando:

– Aquí estaba el Ayuntamiento –indicando unos cimientos-. Allí el cuartel de la Guardia Civil… Allí, aquellos paredones caídos es el Cementerio.

– ¿Entonces hará unos cincuenta años que esto empezó a despoblarse?

– ¡Quizás!

– ¿O más, acaso?

– ¡Quién sabe!

Y la vivaracha suegra del último habitante de Fuente del Fresno nos contempla encogiéndose de hombros, como si nos invitara a no atormentarnos más por algo que ya no tiene remedio.

El tiempo no ha dado la razón a aquella buena mujer nacida en Fuente del Fresno, éste ha resurgido como el ave fénix de sus cenizas, y hoy convertido en una preciosa urbanización ha vuelto a tener vida en sus calles por donde corretean y juegan niños y no sólo gallinas como apreció aquel periodista en los años treinta.

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