EL CINEMATÓGRAFO DE LOS LUMIRERE LLEGA A ULEA (1896)

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

hermanos Lumiere

El final del siglo XIX, nos alumbró un descubrimiento que asombró al mundo entero. Los hermanos Auguste y Louis Lumiére, ingenieros franceses, nos sorprendieron con la iniciación del procedimiento cinematográfico a nivel público en el año 1895.

El cinematógrafo se arraigó, sobremanera, en el sureste español; concretamente en Almería, Murcia y Alicante. Además, funcionaba con un proyector inglés y no con el de los franceses hermanos Lumiére, como era tradicional en otras latitudes de la geografía española.

A finales del siglo XIX, concretamente en el otoño del año 1896, con motivo de la celebración de una exposición de todos Los Cacharros precisos para hacer realidad la proyección de filmaciones; evento que tuvo lugar en el Teatro Novedades, causando tal impacto en la sociedad murciana que ocasionó la visita de los representantes de todas las ciudades, así como una delegación de los políticos más influyentes. Acudieron, el Alcalde Joaquín Sánchez Valiente, el ex alcalde Felipe Carrillo Garrido y Antonio Tomás Sandoval, militar de alta graduación en la reserva.

Dicha exposición causó gran impacto en todos los asistentes. Era un invento que no se podían explicar. ¿Cómo de una tira de fotos se podía sacar una secuencia? ¿Cómo las mismas fotos, en pequeños intervalos de tiempo, podían conseguir variaciones en las posiciones de los personajes y de los animales? ¿Cómo se le podía dar movimiento a las proyecciones, para que fueran interpretadas y valoradas por los espectadores?

El asombro era general. Parecía como si una linterna mágica proyectara las imágenes y las iluminara para poder ser vistas.

Regresaron al pueblo los tres personajes aludidos, alucinados, al máximo, rememorando cuanto habían contemplado y todo lo que se discutía en los corrillos de los más entendidos. No, no salían de su asombro.

Al poco de regresar habilitaron un pequeño almacén, propiedad de Joaquín Sánchez Valiente y reunieron a cuantos uleanos estaban interesados, incluidas las mujeres, y expusieron todo cuanto habían visto y les habían comunicado. La sorpresa fue inenarrable. Hasta ahora, decían, el cinematógrafo es un juguete, pero, dentro de poco veremos el movimiento de las personas, de los animales y el proceso de crecimiento de plantas y flores.

A esta reunión asistió el señor cura párroco Juan Antonio Guzmán Nicolini, con la finalidad de enterarse de todos los pormenores. Al final de este encuentro, prometieron estar al corriente de todas las innovaciones que se produjeran, con el fin de ponerlas en práctica, tan pronto como les fuera posible.

Felipe Carrillo Garrido, instruyó a su hijo Felipín y a su sobrino Mariano Carrillo Valiente, cuando eran de corta edad, hasta el punto de que, Mariano, se consumó como un experto en el manejo de las máquinas de proyección cinematográfica.

En esta época, Mariano encontró un gran aliado en la persona de Víctor Martínez del Castillo, Maestro Nacional, de Ulea que llegó a dominar todos los intríngulis de la proyección cinematográfica, hasta el punto de haber obtenido el carnet de operador de cine, tanto en la época del cine mudo como en el incipiente cine sonoro, en la década de 1930. Con posterioridad, Mariano Carrillo fue dueño y operador de los cines Olimpia, tanto el de invierno como el de verano.

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