SINCERATORES EN NAVA

POR MIGUEL ÁNGEL FUENTE CALLEJA, CRONISTA OFICIAL DE NOREÑA (ASTURIAS)

Manuel Marcilla y Ricardo del Río, ataviados con las capas, en Nava. / mariola menéndez

Manuel Marcilla y Ricardo del Río, ataviados con las capas, en Nava. / mariola menéndez

Sabido es que las cofradías eno-gastronómicas representan a los productos típicos de cada lugar y en Asturias donde ya contabilizamos catorce de estas entidades no sabemos si culturales o gremiales, porque en las puertas oficiales se le echa de un lugar para otro sin indicarles destino alguno. Hacía falta crear –como el agua de mayo de otros años, no el del pasado reciente– la dedicada a la sidra por razones obvias. Conocida es la Cofradía de la Sidra de Hernani; conocida es también la Cofradía de la Sidra en Cantabria, más en Asturias, aunque hubo algún intento, incluso llegó una a funcionar durante cierto tiempo hace ya varios años dedicada a nuestra bebida más internacional. Ahora en Nava ¡que mejor sitio! arranca con fuerza la Buena Cofradía de Siceratores, nombre complicado que los cofrades han extraído de las cartas de Carlomagno. Hasta tan atrás llegaron y hasta lejos piensan llegar.

Conocí la creación de varias cofradías, disfruté con la ilusión que los promotores ponen en echarlas a funcionar, así como las zancadillas que las personas de espíritu contradictorio ponen a cualquier iniciativa en cualquier pueblo. Los dinámicos Siceratores navetos no fueron ajenos a estas habituales circunstancias y con la fuerza que da el tener los pies en el suelo, el hacer oídos sordos a las malas palabras y la seguridad de saber el camino que quieren recorrer, auguramos para ellos un futuro halagüeño y por supuesto para la sidrina.

Es de justicia el apoyar una entidad de esta índole y en manos está de los industriales lagareros, hosteleros, políticos, estudiosos de la sidra, incluso los consumidores tendrán mucho que decir en este asunto donde tantos entendidos dicen que hay, incluso los puristas que también existen y a quien habrá que escuchar.

Nava está de enhorabuena y partir de la presentación la próxima semana en el Museo de la Sidra como no podía ser en otro sitio, la villa naveta figurará en el amplio mapa peninsular e insular que conforma todas las cofradías, dando un carácter lúdico y cultural a tan popular bebida y ahora, junto a la promoción de la misma por el Consejo Regulador –si es que este funciona– se enterarán en muchos lugares que hay sidra en Asturias por mucho que creamos que eso lo sabe todo el mundo, pero las sidrerías ahora mismo en cualquier región española tienen marchamo en euskera como es fácil comprobar, exceptuando, claro está, las clásicas madrileñas. Menos mal que se eliminó el tópico de que la sidra se estropeaba al cruzar el puerto Pajares y se solucionó no gracias, precisamente, al AVE.

Fuente: http://gastronomia.elcomercio.es/

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