CODOÑATE, QUE ES DULCE DE MEMBRILLO

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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Prácticamente ya no hay membrillos (árbol y frutos) en Asturias.

Aquel comentario escrito en 1741 «Es el membrillo una de las frutas más caseras y también de las que están más en uso entre los particulares», dejó de tener sentido en nuestra región.

Hoy nuestros membrillos («marmiellos o maramiellos»)… se importan del Bierzo leonés y de Portugal.

El membrillo (nombre del árbol y del fruto) es originario de la zona del Cáucaso y pasó a Europa a través de Grecia y Roma.

Su nombre científico antiguo era Malum cydonium debido a su parecido a la manzana («malum») y porque la ciudad creta de Cidonia dedicó este fruto a Venus, diosa del amor, por considerarlo afrodisíaco.

Se cuenta que las mocitas griegas, antes de » hacer el amor» con sus novios, amantes o maridos, mordían membrillos para lograr que sus besos fuesen más aromáticos.

Ahora se utilizan sprays.

Una pena.

Más aún, Sebastián de Covarrubias en su «Tesoro de la Lengua Castellana», cita que la palabra «membrillo» deriva, como diminutivo, de la latina «membrum»… «por cierta semejança que tienen los mas dellos con el miembro genital y femenino».

Nada tiene de extraño, pues, que la alcahueta Trotaconventos del Libro de Buen Amor (siglo XIV) citase al dulce de membrillo entre las dulcerías «estimulantes» que las monjas regalaban a sus «amiguetes»:

«Muchos letuarios les dan muchas de veses: diacitrón, CODOÑATE e letuario de nueses…»
¿Qué es eso del codoñate?

Quizá por deformación fonética de «cydonium» en Cataluña llaman «codony» (léase codoñ) al membrillo, al igual que por la zona de Ribagorza, y en Valencia,»codoño». En los antiguos recetarios de cocina (siglos XV, XVI, XVII) a los postres de frutas se les designaba con el nombre de la fruta terminado en -ate (avellanate, calabazate, codoñate…).

El CODOÑATE es el dulce del CODOÑ, es decir, del membrillo.

¡Qué recuerdos! En aquellos años de la posguerra el dulce de membrillo era «materia prima» básica para el bocadillín de la merienda; y en les «esfoyaces» , complementado con «quesu picañón», formaba parte de la «garulla» con que se obsequiaba a los asistentes.

Cosa que también se hacía en «les andeches » y «sestaferies».

¡Ah! Y los membrillos maduros, mezclados con flores de espliego, se distribuían en los armarios para aromatizar la ropa guardada en ellos.
Y como todos ustedes saben elaborar dulce de membrillo (antes se decía «carne de membrillo»), les doy una receta pero que muy apetitosa:

Eliminen el corazón del membrillo utilizando un sacabocados y rellenen el hueco con miel y un chorrito de vino oloroso (Pedro Ximenez, Málaga Virgen, O Porto…).

Dispongan los membrillos en bandeja de horno hasta que estén bien asados (pero no deshechos); sáquenlos y rocíenlos con caramelo líquido.

Sírvanlos en compañía del vino que utilizaron en el asado.

Sin Comentarios.

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