LA AVELLANEDA: NÚCLEO MATRIZ DE CASTAÑAR DE IBOR (CÁCERES)

POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)

La Avellaneda

Ahora que llegó el otoño, sólo falta que llegue la lluvia para que podamos disfrutar de una de las rutas más hermosa que hay en muchos kilómetros a la redonda. Y, lo digo con fundamento, porque la he recorrido muchas veces: la de los Valles del Ibor-Viejas.

Si, la iniciamos al pasar Bohonal, tras la subir la “raña”, descendemos hasta el río Ibor y llegamos a La Avellaneda.

Núcleo matriz de Castañar de Ibor, pues hay constancia escrita acerca de su existencia ya en el siglo XIII: fue el primer núcleo que se fundó, junto con Navalvillar, en el valle del Ibor; aunque se tratara de una pequeña aldea.Posteriormente, y ya en el siglo XIV, iría creciendo; a la vez que surgen nuevas alquerías, como Las Colmenillas y el propio lugar de Castañar.

En numerosos documentos la citan como La Avellanedade Ibor, ubicación primitiva de los castañeros. Los restos que aún se conservan de su Iglesia, así lo confirman; aunque este monumento será posterior, de finales del siglo XV. Donde se alojaba su famoso Cristo.

Nos preguntaremos el porqué de la elección de este lugar como ubicación del asentamiento. La respuesta es fácil y por las mismas razones que otros eligieron San Román o Puebla de Naciados (por poner dos ejemplos): una fértil vega (aunque es muy pequeña), con buena tierra y agua suficiente en fuentes (como la del Chorrito, con agua exquisita), pozos y en el río Ibor; cercanía del arroyo y valle del Horcajo, similar al anterior; los montes próximos para aprovechamientos ganaderos, lugar de paso y de trashumancia ganadera, presencia de hierro y estaño en sus cercanías, etc. La referencia a un frutal es manifiesta: lugar poblado de avellanos, donde abundarían.

La negligente pérdida de los Archivos, en los años 60, nos ha impedido analizar posibles hechos y documentos de su pasado.

Nace Castañar

Será entonces, en el siglo XV, cuando muchos de los vecinos de La Avellaneda (junto con otros que llegan ahora) se trasladan al actual emplazamiento de Castañar, fundando esta nueva población. Sobre este hecho hemos de aclarar ciertos detalles:

1.- La Avellaneda no se despobló entonces (como opinan ciertas personas), sino que permanecerá con un número importante de vecinos hasta finales del siglo XVIII:la verdad es que continuó habitada, al menos, hasta 1752.

2.- Se ha escrito que fue debido a las termitas, muy abundantes entonces. Es posible que un aumento de las mismas, en esa época (incluso, todavía, se puedan apreciar a veces), precipitara los acontecimientos. Pero creo que hubo otros motivos más lógicos: valle muy pequeño en La Avellaneda, incapaz de albergar un número elevado de habitantes (de recursos insuficientes, pues el resto del terreno es poco productivo); se aproximan a la confluencia del Viejas con el Ibor, con mejores suelos y posibilidades (pesca, vegas, etc.); presencia de goetita (óxido de hierro cristalizado), mineral de hierro de gran importancia entonces; vacío poblacional en la zona de Castañar, sin ningún municipio existente (si exceptuamos Navalvillar); cercanía de Guadalupe, que influía cada vez más; bonanza de su clima y salubridad (menos palúdico que en La Avellaneda), ideales para asentarse; abundancia de agua (arroyo Castañar, manantiales y ríos citados); presencia de arbolado aprovechable (como el castaño), etc. E, incluso, pudo influir la reconstrucción del Puente del Conde, entre los castillejos de Alija y Peñaflor, a cargo de Diego López de Zúñiga (2º Conde de Miranda del Castañar), a finales del siglo XV, por donde pasaba la Cañada Real, pagando impuestos; desde donde se derivaban diversos cordeles por La Jara e Ibores: el paso del cordel de la Mesta por Castañar, con posibilidades de bifurcarse hacia Guadalupe (desde donde se adentraba en Badajoz, a través de Orellana) y Robledollano (en dirección a Deleitosa y Trujillo), fue muy codiciado por los ganaderos trashumantes. En ese siglo XV ya hay referencias de un tal Hernán o Fernán Pérez, que tiene cierto protagonismo local (en algunos documentos se dice que fue el fundador del pueblo, a finales de ese siglo XV). La protección contra los “golfines” fue otro de los motivos de su fundación.

3.- Además, conocemos que en el siglo XV los arzobispos toledanos, a través de sus Sentencias Arbitrales, limitan el poder de los ganaderos y facilitan el cultivo de extensas parcelas; con lo que se incrementa la producción de cereales, frutales y viñas. Esto pudo intervenir, igualmente, en el caso de Castañar: lugar poblado de castaños, con numerosos olivos. El Concejo de Talavera también colaboró en la expansión repobladora.

Lo cierto es que algunos habitantes se marchan, a los que se unen otros colonos llegados de fuera. Fundan, de este modo, «Chozas del Castañar«; dependiendo de la ciudad de Talavera. Posteriormente denominada «Casas de Castañar«, hasta que se bautiza con el nombre de «El Castañar«, ampliado después a «Castañar de Ibor«: cambian el nombre, tal vez para evitar confusiones con la localidad del Valle del Jerte, que se llamaba igual (Casas de Castañar). En todos los casos, la referencia a uno de sus árboles representativos, el castaño, es patente. Como es lógico, en esta primera fase, el número de vecinos era escaso (las alusiones a Chozas y Casas son claras…): guerras, epidemias, pobreza, etc.; ya que fue en este siglo XV cuando, verdaderamente, se lleva a cabo la repoblación de La Jara y Los Ibores.

Y, regresando al senderismo, ascender por el Ibor a través del camino de los Molinos (junto a ellos y el río), pasar a la vera de la cueva dela Mina de Ibor (distinta de la famosa cueva de Castañar, o del Helechal, algo más arriba), con sus grabados rupestres; llegar a la desembocadura del río Viejas con su salto de agua, ascender ese riachuelo arriba tras pasar la piscifactoría, inmersos en un paisaje paradisíaco: cuya paz sólo se ve interrumpida por la “berrea” de los ciervos. Hasta llegar al “Pozo de Nieve” y descender hasta Guadalupe.

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