POR ANTONIO BOTÍAS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Habría que enmudecer los recios carros bocina, silenciar a los tambores de enteladas letanías y acallar la multitud en cofrade algarabía, para descubrir tu canto, anónima melodía, discreta pero inevitable, tal que oculta batería, tan antigua y nazarena como gran desconocida. ¿Sentís ahora el susurro que crece en la lejanía?
Habría que acallar las marchas, que nadie golpee las tarimas, que se aquieten los gitanos mientras recuentan las sillas, que ningún estante ajuste su inseparable almohadilla, que el incensario demore el balanceo de sus resinas. Y entonces, en el silencio de tulipas amarillas, escucharemos su himno, pregón de nazarenía.
Son las lágrimas de cristal que vienen dándose besos de Gran Vía al Arenal. ¡Clin, clin! resuenan sus voces, penitentes de coral, mientras reflejan el paso del Cristo de la Caridad.
Sois sollozos congelados que acompasan campanadas, zarzillos de las manolas que, entre rosarios de plata, al ritmo de tu sonido taconean madrugadas. Y espejo para el estante que hacia ti alza su mirada mientras recuerda otros años, otros cofrades de raza que ya nunca reflejarás en tus pupilas de nácar. Fruto de luz condensada que floreces en faroles el sábado al nacer el alba.
¡Clin, clin! anuncias galana sin que el murciano repare en tan sutil elegancia, como vela de un velero que en la noche pasionaria, al cruzar la tempestad y el viento de la nostalgia, eres mapa en la travesía, faro de luz sosegada y clarín de desconsuelo, melódico donde los haya. ¡Lágrima de cristal cofrade que brillas como esmeralda, eres la banda sonora de la Murcia pasionaria! Y destello del San Juan que Cuenca imaginara, el que cautiva mocitas cuando en Frenería anda.
Eres gota cristalina tan clara como la luna que peina canas cofrades en las aguas del Segura. Eres soniquete antiguo que prologa las tarimas, marcha pasionaria en vidrio que se espiga en las esquinas, reina que quiebra el silencio con cristalinas caricias y de suave estribillo que cautiva las bocinas. ¡Clin, clin! resuenan tus voces mientras el paso se mece y adormeces su tarima.
Sin tu música de fragua, que te tornó cristalina, nadie anunciaría en Las Flores tanta Caridad afligida. Porque rebosa de historia esa ancestral letanía, plaza Santa Catalina, transparente melodía, tintineo de cristales entre marchas de agonía y toques de estantes certeros que completan tu armonía. ¡Clin, clin! vienes cantando cuando alcanzas Trapería y anuncias con voz de diamante almas de Pasión rendidas. ¡Lágrima de cristal cofrade que brillas como esmeralda, eres la banda sonora de la Murcia pasionaria!
Fuente: http://www.laverdad.es/