CRÓNICA: UN DÍA ONCE DEL MES ONCE

POR AGUSTÍN DE LAS HERAS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIÉLAGOS (MADRID)

Es curioso como cualquier documento o cualquier foto, además de llevarnos al pasado, nos cuenta mucho más que la imagen en si misma.

Entre las pocas fotos que tengo de la familia de mi madre apareció la que podéis ver en esta crónica. Es mi abuela Concepción Aroca, madre de mi madre, Concepción Martínez Aroca. Es la parte castiza de mi sangre, del Madrid de calles como la de Los Madrazo, que va desde Cedaceros hasta el Paseo del Prado. Alli vivieron hasta que las bombas del 36 les hicieran huir primero a Sisante y luego a Valencia. Mi madre no había cumplido los tres años.

Es una foto acartonada en blanco y negro que por aquellas fechas servían como postales y eran enviadas entre familiares y amigos.

En el reverso se puede leer: «A mi querida amiguita Carmen en prueba de verdadero cariño le dedico este pequeño recuerdo» firmado Conchita Aroca. Mi abuela debería tener 16 o 17 años, dado que como mi abuelo, seguían año a año el siglo.

No tengo ni idea quién era Carmen aunque por la calidez de las palabras debería ser una buena amiga.

La primera duda es por qué, si ella fue la remitente, tenía la foto. Ese tipo de postal se metía dentro de un sobre donde figuraba la dirección ¿Acaso nunca se llegó a enviar? No lo sabemos.

Y mirando la fecha que escribe a la derecha es cuando encaja en la historia.

Podemos leer: «1918 Día 11 Noviembre» Pues bien, mi abuela escribió estas palabras el 11 de noviembre de 1918 y estoy seguro que no sabía qué estaba ocurriendo ese día en otro lugar. A las 11 horas del mes 11 del día 11 terminó la Gran Guerra, la primera guerra mundial. Es la fecha y hora del Armisticio firmado en un vagón de tren en el Bosque de Compiegne, previamente a las 5:45 horas, marcando una victoria para los aliados y una derrota para Alemania.

Mi abuela firmó una postal para una amiga el mismo día que se firmó el Armisticio. Durante 4 años, 1914 a 1918, murieron más de 10 millones de personas y 21 millones fueron heridas. Pero vayamos más allá.

Mi abuela firma una postal el mismo día que firmaron los alemanes la rendicion pero, fijémonos en el año. En 1918 terminó un mal pero había empezado otro. Unos meses antes de este documento, coincidiendo con las fiestas de San Isidro en Madrid, las aglomeraciones en los toros, en la Pradera, entre rosquillas y botijos, se propagó una enfermedad que ya había empezado en otros países.

La mal llamada Gripe Española, conocida así por haberse mostrado en los periódicos españoles como noticia, antes que en otros lugares, ocasionó en Madrid más de 6.500 muertos y unos 260.000 en toda España. Ahora ya teneis el escenario, el contexto, cuando mi abuela escribió esta carta. Pero, ¿cuántos muertos tuvimos en Valdepiélagos ese año?-

Analizado el Libro de Difuntos comprobamos que hubo ocho fallecidos. Alguno más, pero no muchos, que en otros años. Tenemos la suerte de conocer la causa de la muerte que, el señor cura reflejaba, según información médica. Y sólo algún caso o ninguno fueron a causa de la gripe: Guillermo Chicharro González, 6 años, gastroenteritis, el 28 de marzo. Ricardo González Martín, estrechez aortica, el 24 abril, 61 años. Aniceto Puentes de la Fuente, el 4 de junio, parálisis, 70 años. Higinio González Moreno, el 25 de agosto, laringitis cancerosa. 65 años. Juana Gil Silvestre, el 26 agosto, 75 años. Blasa Puentes Quintana, el 13 octubre, bronquitis crónica, 52 años. Juliana Lázaro Pascual, el 27 de octubre enteritis, 65 años Estanislao Lopez de la Fuente, 19 de diciembre, caquexia, 78 años.

Como veis, cualquier documento es una página de la historia no contada y es la labor de los cronistas, que nunca se olvide.

FUENTE:

@agustindelasheras

@cronistadevaldepielagos

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