EMBAJADA CUBANA

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

El embajador de Cuba en España, Antonio Iraizoz, iza la bandera de España a su llegada a Torrevieja el 6 de agosto de 1955.

El embajador de Cuba en España, Antonio Iraizoz, iza la bandera de España a su llegada a Torrevieja el 6 de agosto de 1955.

En días pasados, con motivo de la XXII edición del Certamen Juvenil de Habaneras, visitó Torrevieja el embajador de Cuba en España, Eugenio Martínez Enríquez, lo que nos hace recordar la visita que hizo en agosto de 1955, su canciller homónimo Antonio Iraizoz.

El sábado 6 de agosto de 1955, a últimas horas de la tarde, llegó por carretera después de un accidentado viaje, el embajador de Cuba en Madrid, Antonio Iraizoz Villar, acompañado de su esposa, para asistir a los actos de inauguración.

A la puerta del hotel donde se hospedó esperaban Diego Ramírez Pastor, el presidente de la Audiencia Provincial y gobernador civil accidental de la provincia, Arturo Gómez Torregrosa, alcalde de la ciudad; Manuel Tarín Sala, presidente de la Comisión Oficial de Fiestas; y todas las autoridades y jerarquías locales.

El embajador fue saludado por todos y la esposa del alcalde, Concepción Soria, ofreció a la esposa del embajador un ramo de flores, que fue acogido con grandes muestras de simpatía por todas las personas que ocupaban las aceras y la explanada del hotel. El presidente de la Diputación procedió a izar la bandera de Cuba, mientras se interpretaba el himno nacional de aquel país y a continuación el embajador izó la bandera de España a los acordes del himno nacional.

El domingo, día 7, a las doce del mediodía, en el salón principal de la Sociedad Cultural Casino, fue inaugurada una exposición de La Habana y el I Certamen de Habaneras. Hicieron uso de la palabra el presidente del Casino, Ramón Gallud, dando la bienvenida al embajador, que agradeció las frases que para con su patria y con él habían tenido. Habló con gran emoción de su patria y de las habaneras, siendo interrumpido por cerradas ovaciones en distintos pasajes de su conferencia, terminando diciendo que en “España madre magna, se asienta en un terreno espiritual de veinte naciones que proclaman su excelencia y su fe”. Iraizoz Villar declaró abierta la exposición de La Habana, que se componía de tres secciones:

La Habana antigua; una, ofrenda de Cuba a Torrevieja, integrada por gráficos de la época antigua en la que nació la habanera que tanto se cantó por sus calles, introduciéndose en los salones parangonándose con los rigodones y lanceros en los más encopetados bailes.

La Habana contemporánea con sus realidades arquitectónicas que la situaban entre una de las capitales más modernas y acogedoras de América.

Y por último la de recuerdos torrevejenses de la Perla de las Antillas: maquetas y retratos de barcos que saliendo de la rada torrevejense surcaban el atlántico manteniendo un continuo comercio con Cuba, sosteniendo una espiritual y cultural. Entre los objetos expuestos se hallaban: bastones de carey, cajas de maderas exóticas, sables y otros objetos comprados por los torrevejenses de finales del siglo XIX y principios del XX allí. Recuerdos de amistades que se contrajeron, muestras de agradecimiento a favores hechos y, tal vez, “arras” de amores en los que por la distancia y apego a la tierra natal se dejaron incumplidas promesas hechas en una noche cálida y embrujada por el son de una habanera.

El embajador, las autoridades y personalidades recorrieron a continuación el lugar donde se celebraría el certamen y posteriormente en una de las terrazas del Casino fue servido un refresco a los invitados.

En la noche, el paseo llamado entonces de José Antonio –hoy de Vista Alegre-, lugar en donde se celebraron los primeros certámenes de habaneras, lució una espléndida iluminación y se encontraba adornado con bandereas y gallardetes, procediéndose a su inauguración.

La presidencia fue ocupada por el embajador de Cuba; la esposa de Juan Aparicio, director general de prensa, Carmen Jalón; el presidente de la Diputación provincial y el gobernador accidental en aquellos días; el alcalde, Arturo Gómez; entre otras autoridades. A la llegada del embajador, la banda de la Unión Musical Torrevejense interpretó el himno nacional cubano, al final del cual el alcalde vitoreó a Cuba e Iraizoz dio un ¡Viva a España!, sonando a continuación el himno español.

El embajador de Cuba dirigió a los asistentes un discurso haciendo un parangón de lo que fue la habanera, manifestando al pueblo español su gratitud por este simpático acto, diciendo que las dos naciones irían siempre unidas con muchos lazos de amistad. Iraizoz hizo una bella descripción de lo que la habanera, y especialmente la habanera “Tú”, obligada en aquel primer certamen, representaba en el espíritu cubano, terminando con encendidos vivas a Cuba.

Durante su estancia visitó la explotación salinera, recorriéndola detenidamente, siendo obsequiado con diversas muestras de artesanía, causándoles gratísima impresión. El entonces joven compositor Ricardo Lafuente hizo entrega al embajador de un ejemplar de su habanera “Torrevieja”.

Iraizoz Villar reiteró su satisfacción por la celebración de este certamen de habaneras y por el cariño que Torrevieja profesaba a Cuba. Desaparecida ya en esos tiempos la navegación a vela, que antaño unió a Torrevieja y su país, creyó el Iraizoz que era preciso buscar otro lazo de unión, declarando que ese podía ser el turismo. Prometió fomentar en lo posible que vinieran coros cubanos a conocer este rincón levantino: “Mas para ello hace también falta –añadió- que mi buen amigo el señor conde de Vallellano dote de buenas carreteras a esta comarca”, refiriéndose al entonces ministro de Obras Públicas, Fernando Suárez de Tangil.

Después de celebrado aquel I Certamen de Habaneras, el embajador de Cuba en España, Antonio Iraizoz escribió un detallado artículo dedicado a Torrevieja, que fue publicado en el diario “El Mundo” de La Habana, el día 21 de agosto de 1955, contando los encantos de aquella Torrevieja y lo buen atendido que fue atendido en el entonces llamado ‘Espejo del Mediterráneo’.

Tenemos la esperanza de que la reciente visita del embajador cubano, Eugenio Martínez Enríquez, haga uso de sus influencias con el ministro pertinente, no sólo para la mejora de las carreteras de acceso a Torrevieja, sino también de la construcción del tren ‘Corredor del Mediterráneo’. ¡Así sea!

Fuente: http://www.laverdad.es/

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