LA ERA DE LA CELEBRACIÓN

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Muelle del caballete o de Levante de las Eras de la Sal. / Foto: A. DARBLADE - COLECCIÓN F. SALA

Muelle del caballete o de Levante de las Eras de la Sal. / Foto: A. DARBLADE – COLECCIÓN F. SALA

Las Eras de la Sal es un claro ejemplo de arquitectura industrial del siglo XVIII en España. La ampliación del recinto de almacenaje y un segundo muelle fueron construidos a mediados del siglo XIX, y el caballete de madera levantado en 1898. Lugar de trabajo, donde miles de torrevejenses han trabajado jornal a jornal, de sol a sol durante más de ciento cuarenta años ganándose el sueldo de barcaceros, estibadores, capataces, maceros, peones, carreteros, enganchadores, caballistas, cuadreros, peones, etc.

Desde hace unos pocos días se puede alquilar las Eras de la Sal para acoger matrimonios civiles y otros eventos, costando hasta 580 euros al día en el caso de la tasa para el recinto del patio de butacas. Merece hacer un recorrido a través de su historia adaptando una conocida letra de Víctor Manuel y Ana Belén iniciando su recorrido en el tiempo comenzando por el paseo de Vista Alegre y traspasando la puerta las Eras de la Sal: «Acompaño a mi sombra por el paseo, mis pasos se pierden entre tanta gente, busco una puerta, una salida donde convivan pasado y presente… De pronto me paro, alguien me observa, levanto la vista y me encuentro con ella y ahí está, ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo, las Eras de la Sal».

En 1774, bajo el reinado de Carlos III, Joseph Branly trazó los planos de la Era de la Sal de Torrevieja, solicitadas a la corona por entonces administrador de las salinas de La Mata, Antonio Parra, construyéndose en poco tiempo y sustituyendo a un raquítico muelle de madera que hasta esa fecha se había utilizado:

«Una mañana fría llegó Carlos III con aire insigne se quitó el sombrero muy lentamente bajó de su caballo con voz profunda le dijo a su lacayo: ahí está las Eras de la Sal ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo las Eras de la Sal».

Como lugar de retaguardia, durante la guerra napoleónica no tuvo transcendental importancia, ya que los diputados valencianos y murcianos que debían acudir a Cádiz para constituir las Cortes en 1810 se vieron obligados a estar retenidos en Torrevieja a causa de la epidemia de fiebre amarilla extendida por todo el levante y sureste español, haciendo su obligatoria cuarentena y saliendo del muelle de la Era para embarcarse con destino a Cádiz en el mes de octubre. Durante la guerra civil, el 22 de julio de 1938, a las seis de la mañana, dos bombas de 500 kilos fueron lanzadas por la aviación italiana del bando nacional, teniendo como objetivo las Eras sin alcanzar su objetivo.

«Lanceros con casaca, monarcas de otras tierras, fanfarrones que llegan inventando la guerra, milicias que resisten bajo el `no pasarán´ y el sueño eterno como viene se va y ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo las Eras de la Sal».

A finales de los años cincuenta del pasado siglo XX dejaron de utilizase sus instalaciones para la carga de sal de los barcos, y llegado los mediados de los setenta empezó el recinto una nueva andadura y un nuevo uso como lugar de celebración del Certamen Internacional de Habaneras. Además, entre sus muros se disputaron encuentros de balonmano, partidas de petanca, combates de boxeo, galas, fiestas -verbenas, bailes, elecciones y coronaciones de reinas de la Sal-, y muestras de cultura en sus más variadas expresiones: conciertos, teatro, zarzuela, recitales, danza, etc.

«Todos los tiranos se abrazan como hermanos, exhibiendo a las gentes sus calvas indecentes, manadas de mangantes, doscientos estudiantes inician la revuelta son los años setenta ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo las Eras de la Sal»

En las Eras de la Sal se sucedieron conciertos de rock, festivales de jazz; actuaron cantautores, las más diversas muestras de cultura popular, poesía y mítines políticos.

«Un travestí perdido, un guardia pendenciero, pelos colorados, chinchetas en los cueros, rockeros insurgentes, modernos complacientes, poetas y colgados, aires de libertad ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo las Eras de la Sal».

A comienzos de los noventa cambió su titularidad del Ministerio de Hacienda al Ayuntamiento, y en 1997 se iniciaron un conjunto de trabajos a fin de recuperar el momento como testigo de la historia de la población, abordándose la elaboración de un Plan de Usos de las Eras de la Sal a fin de ordenar las actuaciones, elaborado bajo un Plan Director, redactado por la Universidad de Alicante. En la primera fase se desarrollaron prospecciones mediante sondeos y catas a fin de determinar las características constructivas de los diferentes componentes del conjunto, realizando las obras que afectaban a la primera de las fases, que se encargó de la restauración de la puerta de entrada, fachada exterior, los muelles y el levantamiento del histórico caballete.

En el día de hoy, la ordenanza municipal reguladora de la tasa por celebraciones en las Eras de la Sal ofrece por diferentes precios varios rincones del este conjunto histórico: el muelle de poniente, el muelle con la reconstrucción del caballete de transporte de sal, el propio caballete de madera y el escenario.

«La miro de frente y me pierdo en sus ojos, sus arcos me vigilan, su sombra me acompaña, no intento esconderme, nadie la engaña, toda la vida pasa por su mirada».

A esto se le podría llamar una reutilización de la edificación más veterana del casco urbano torrevejense, pero habrá que «dejar pasar el tiempo», esperando que dentro de no mucho se aborden, entre otras las fases, de terminación del mirador sobre la bahía y el nuevo Museo del Mar y de la Sal, ya aprobados en su día bajo ese Plan Director.

«Miralá, miralá, miralá, miralá, las Eras de la Sal».

Fuente: http://www.laverdad.es/

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