MEDIO SIGLO DE UNA PARROQUIA

POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

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Parroquia de San Jose Obrero (Zamora).

La llamada parroquia de San José Obrero, que nace en la década de los sesenta del pasado siglo y aglutina la población del llamado alto de San Lázaro, constituye un símbolo de esa década y de una serie de personas y circunstancias que arrastran tras ella a personas y hechos que dejan huella; pero pasado el tiempo solo quedan recuerdos, no siempre agradables, y un olvido silencioso que constituye su mejor definición. La iglesia se construye en un solar con las exigencias propias del lugar y para su fachada estaba recogida la rica portada plateresca del Hospital de Sotelo, el más conocido por «la Gota de Leche». Una portada que no sabemos si como burla o desprecio descansa formando parte de los cimientos de dicha iglesia, tropelía que en nuestra ciudad se cuenta por decenas y decenas, y que en este caso no va sola sino que se une al desafortunado añadido al nombre del titular, claro que este fenómeno tiene una clara explicación en el tiempo y las circunstancias.

Sea el nombre del barrio o el del titular esto va unido a la Cuesta del Bolón, a la célebre Josa cuya edificación constituyó la sede oficial del movimiento denominado Desarrollo Comunitario y cuyos creadores y propulsores fueron la célebre trilogía de sacerdotes. Todos ellos entregados en cuerpo y alma a su labor con una entereza y tesón dignos de mejor suerte, no descuidando en su labor la formación cultural, cuyo centro fue la edificación de la josa. En ella, a lo largo de más de tres años, di clases nocturnas de historia de España Contemporánea y estructura económica de España, con la obra de don Ramón Tamames como texto.

Al comienzo de la década del setenta en las elecciones municipales el grupo obtiene una de las tres plazas del tercio familiar. Comienza en este momento a destaparse el fondo oscuro de muchos grupos y en el barrio ya sigue un chistoso episodio con el nombre de la calle Cañaveral, que mantiene una cierta polémica en la sesión sin cambio de rumbo en la propuesta. Su intención no era otra que un camuflado homenaje a la revolución cubana. Los tiempos comenzaban a marcar nuevas situaciones y muchas gentes empezaban a adoptar posturas muy definidas.

Medio siglo de la historia de una parroquia con la luz del espíritu muy viva y algunas sombras de esas que los humanos solemos dejar cuando pasamos delante de la luz de la fe. Desde lo alto del barrio de San Lázaro sigue viva y luciendo esa parroquia llena de fuerza, de futuro y de esperanza.

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