EL ENSANCHE Y ALINEACIÓN DE LA CALLE O´DONNELL

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Camión atascado en una calle estrecha

Las calles de mi pueblo en las estribaciones de la montaña «El Castillo» se comenzaron a alinear a partir del año 1492, tras la construcción del edificio del Ayuntamiento situado en el «Sitio de la Cruz»; paraje de «La Cuna».

En su inicio eran callejuelas angostas, empinadas y mal alineadas, adaptadas para el paso de los transeúntes, animales de carga y ganado de cabras y ovejas.

Largo tiempo pasaron los vecinos con esas primigenias calles ya qué, al no tener salida por el oeste para carros y otros vehículos, solo un camino interior de cabras nos unía con Ojós, eran suficientes para el tránsito de personas y animales por las sendas del pueblo.

Sin embargo, tras la construcción del puente sobre el río Segura en el año 1925, comenzaron a entrar en la localidad vehículos rodados; en principio coches pequeños y tartanas y, con posterioridad, camionetas de cuatro ruedas o camiones de pequeño y mediano tonelaje.

Por tal motivo, las distintas Corporaciones Municipales hicieron un trabajo ímprobo para procurar la entrada hasta la plaza Mayor, de dichos vehículos y darles salida por la parte oeste del pueblo.

El gran problema era que conductores atrevidos entraban por la calle O´Donnell y quedaban empotrados en balcones y esquinas salientes que hacían imposible su tránsito.

Ante tal problemática, en un Pleno ordinario del día 28 de enero del año 1951, el . Alcalde propone a su Corporación, la necesidad, tantos años sentida por el pueblo de en la calle O´Donnell, de reformar dentro de lo posible, los puntos por donde no podían circular carros, tartanas ni camiones de mediano tamaño. Además, el grave peligro de niños y ancianos para transitar por dicha calle.

En su alocución, el Alcalde hizo hincapié en la esquina de las casas nº  38 y 40 de la calle O´Donnell, propiedad de José Yepes Herrera y Elisa Carrillo Valiente (con anterioridad de Juan Albaladejo y Pura Carrillo, la nº 38 y de Joaquín Carrillo y Clarisa Martínez, la nº 40).

Por medio del alguacil hizo llamar a ambos vecinos del pueblo a los que se les propuso enderezar la curva existente, metiendo las fachadas de sus casas hacia adentro, entre un metro y metro y medio ya qué, dado el grosor de las paredes, apenas perderían unos 70 centímetros.

La Corporación Municipal, por unanimidad, acuerda la conveniencia de que estas obras se efectúen con la mayor celeridad posible con el fin de evitar los constantes enganches en ambas esquinas.

Haciendo uso del artículo 47 del Reglamento de Obras y Servicios Municipales del día 14 de julio de 1924 y dada la insignificancia del proyecto de obras a ejecutar; así como de la expropiación parcial que ello acarrea, se lleven a cabo dichas expropiaciones necesarias para ejecutar tan ambicioso proyecto.

En dicha sesión Plenaria municipal, se les notifica a ambos propietarios por si tuvieran que efectuar cualquier sugerencia o reclamación, así como para que valoren el justiprecio de la parte a expropiar entre 1 metro y 1´50. Se les advierte de que, en caso de aceptación y en interés del municipio, se les abonarán dichas indemnizaciones con cargo al capítulo

11º, artículo 2º del presupuesto de gastos, con el fin de dar comienzo a las obras de inmediato.

La Corporación autoriza la gestión al  Alcalde y, sin más asuntos que tratar se levanta la sesión; a la que acudieron el propio Alcalde  José Carrillo Hita y los concejales Francisco López Abenza, Andrés López Ruiz, Joaquín Moreno Tomás, Aurelio Hita Melgarejo, Mariano Carrillo Valiente y José Yepes Herrera, acompañados del Secretario de la corporación Damián Abellán Herrera.

 

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