LAS PRIMERAS CAPSULAS DEL TIEMPO EN ZACATECAS. MEMORIA VIVA

POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA OFICIAL DEL ESTADO DE ZACATECAS (MÉXICO)

Cortesía. La «caja del tiempo» estaba guardada en la sacristía de la Catedral.

Recordemos cómo inició la historia de las cápsulas del tiempo en la Bizarra Capital de nuestro Estado. Todo comenzó en el siglo 19, tras la influencia del romanticismo en Europa y América cuando “los ideales de la razón (neoclasicismo), el anhelo de la libertad de las naciones y de las clases oprimidas, traicionado por el utópico iluminismo que había chocado con la realidad histórica, intentaba reponerse por medio del valor que se necesitaba en la conspiración.

Se descubría la literatura y el arte del Medievo como una gran realidad antes olvidada. Proseguía por consiguiente el proceso de revisión histórica de la cultura europea (…).

Todo el siglo 19 y el principio del 20 viven estos procesos de revaluación histórica”.

Una muestra de ese romanticismo que se arraigó en el espíritu de los zacatecanos de la segunda mitad del siglo 19 fue la colocación de una “caja de hierro” dentro de la primera piedra del Mercado Principal de Zacatecas (hoy centro comercial El Mercado González Ortega). Acto que tuvo lugar el 16 de septiembre de 1884 y que fue apadrinado por las colonias española, inglesa, francesa y alemana que residían en esta ciudad. Durante la ceremonia se depositó en la tierra un franco de cristal y una caja de cantera con varios objetos y documentos, entre ellos, monedas de oro, plata y cobre que habían sido fundidas entre los siglos 12 y 19. En este tesoro iban dos monedas europeas del siglo 12, es decir, de finales de la Edad Media.

Esa idea romántica se situar “reliquias históricas” en la ceremonia de colocación de un edificio o monumento, está asociada con una tradición religiosa del cristianismo de la época medieval: “esta costumbre ha sido perpetuada por la Ley de la Iglesia que requiere que las reliquias (por lo menos) de un mártir, se coloquen y sellen en cada altar o piedra de altar cuando son consagrados”.

La costumbre de las “reliquias históricas”, se hizo patente aquella misma mañana del sábado 2 de abril de 1910, cuando autoridades estatales y de la capital se reunieron en el centro de la antigua Plaza del 15 de Mayo (antes de Villarreal) y donde unas semanas antes había estado una fuente surtidora de agua para la población, se colocó la primera piedra del Monumento a la Independencia que estaba por erigir el Estado de Zacatecas, para celebrar el centenario del inicio del movimiento insurgente de 1810.

Esa primera piedra de cantera rosa estaba hueca y guardaba en su interior una caja de lámina que contenía 54 documentos, entre ellos, informes de gobernadores emblemáticos del estado de los últimos 100 años (desde Francisco García Salinas hasta Eduardo G. Pankhurst), revistas, libros, periódicos, un plano de la Ciudad de Zacatecas y fotografías (de políticos, personajes, edificios y parajes de la capital del estado).

El monumento fue develado-.sin la Victoria Alada que lo coronaría porque no alcanzó a llegar a tiempo-, en las fiestas patrias de septiembre de 1910, en cuyo marco se le cambió el nombre de Plaza del 15 de Mayo por el de Plaza de la Independencia. Finalmente, la estatua arribó unos meses más tarde y fue instalada y develada durante las festividades cívicas del 5 de febrero de 1911.

Con el transcurso del tiempo, la plaza se convirtió en el Jardín Independencia. Esto trajo como consecuencia la plantación de flora ornamental (flores, pasto y árboles), y con ello la necesidad de mantenerla viva. Esto quiere decir que había demasiada humedad en el entorno, misma que penetró por el subsuelo hasta llegar al basamento de la Columna de la Independencia, donde estaba la caja de cantera que contenía la “caja del tiempo” de 1910. La base de la caja no resistió los efectos de la humedad, dejándola pasar hasta los documentos, de tal modo que cuando fue extraída la tarde del 14 de septiembre de 2010, nos dimos cuenta de que la cara inferior de la caja estaba por desprenderse; estaba demasiado corroída.

La caja fue abierta en una cámara especial que estaba montada en la parte posterior de la sacristía de la Catedral de Zacatecas, el 27 de septiembre de 2010 (aniversario de la consumación de la guerra de Independencia de México). Una de las encargadas de tan emocionante tarea fue la restauradora Dora M. Méndez Sánchez, quien emitió un dictamen por escrito en el que llegó a la conclusión que era imposible el rescate de cualquier documento. La humedad y los hongos habían realizado su obra destructiva.

En virtud de lo anterior, el 28 de enero de 2011, autoridades competentes se reunieron en el Museo Zacatecano donde se exhibían los vestigios del contenido de la “caja del tiempo” de 1910 y se acordó que serían cremados, ya que a nadie le convenía guardar un paquete de documentos irrecuperables e infestados de hongos. La ceremonia de cremación se llevó a cabo al día siguiente, en la Plaza Cívica del Ayuntamiento de Guadalupe, ante la presencia de autoridades estatales, municipales y cronistas de la entidad, dentro del marco de la conmemoración del bicentenario de la estancia del cura Miguel Hidalgo en la hoy Ciudad de Guadalupe. Lo que de una manera romántica y simbólica nos envió la generación de 1910, también de una manera simbólica fue remitido a la memoria colectiva, donde prevalecerá por siempre.

Fuente: https://www.imagenzac.com.mx/

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