CONJUROS PARA APACIGUAR LOS VIENTOS EN ULEA

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA- CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

En Ulea, durante los siglos XVIII y XIX, los agricultores y ganaderos, se encontraban azotados por las inclemencias atmosféricas y, para tratar de paliar sus devastadores efectos, acudían a los Curas Párrocos de la Iglesia de San Bartolomé de Ulea. La misión era para que intercediera ante el Altísimo, con el fin de que cesaran los maleficios.

Los sacerdotes D. Anastasio Moreno y Moreno, durante los años 1875 y 1876 y, sobre todos, D. Manuel Jouvé Viñas desde el año 1865 hasta 1891, eran muy proclives a atender las piadosas súplicas de los uleanos.

Habían realizado conjuros contra las tormentas de granizo, contra las heladas, contra la plaga de las langostas, contra la falta de lluvias y, ahora, invocaban al dios Eolo para que aplacara los efectos devastadores de los vientos: el lebeche, el mistral, el jaloque y el cierzo.

En esas fechas, los Curas Párrocos de Ulea, efectuaban unos rituales de conjuros en la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, que tenían una duración de dos horas; invocando contra el maligno, según se cita en la Sagrada Biblia.

D. Manuel Jouvé Viñas, hacía presidir dicha ceremonia por una imagen de San Agustín, ya que era considerado como el santo protector contra las plagas del campo. A la altura del reloj de la Iglesia, en el torreón del campanario, se colocaban cuatro máscaras, invocando a los cuatro conjuros.

A la mañana siguiente de los conjuros, se efectuaba una procesión, con la imagen de San Agustín en miniatura, saliendo de la Iglesia y regresando hacia la misma, por la calle mayor de Ulea, después de efectuar una parada salmodial en el paraje de «Las Eras».

Tras el regreso a la Iglesia del santo Águila de Hipona, San Agustín, quedaba expuesta en la Iglesia, durante nueve días. Novenario que estaba previamente acordado por las autoridades, agricultores y ganaderos; a instancias de D. Manuel Jouvé Viñas, Cura Propio de Ulea.

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