LA GLORIA DE TENER TU GRAFITI EN EL CONTRASTE

POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA.

Los murcianos premiaban o condenaban a los vecinos estampando sus nombres en la fachada del histórico edificio

El edificio del Contraste y sus vítores, en una fotografía de Jean Laurent datada antes de 1886. / FOTOTECA DEL INSTITUTO DEL PATRIMONIO CULTURAL DE ESPAÑA. ARCHIVO RUIZ VERNACCI.

Si ya hoy se antoja complicado que alguien menor de cien años de edad recuerde el antiguo Contraste, iluminar el significado de los extraños grafitis que adornaban su fachada es tarea tan ardua como entender el derribo de aquella joya del patrimonio que era, por cierto y para vergüenza nuestra, Monumento Nacional. Vamos, el primer edificio murciano que logró esa catalogación en 1922.

Vayamos por partes, para ir digiriendo tanta sinrazón. Situémonos en la gran plaza de la ciudad, la de Santa Catalina, con su iglesia porticada que luego devendría en el sencillo templo reparador actual y su altiva torre donde se enseñoreaba el reloj oficial, único en la urbe, y atronaba la campana del toque de queda, la que anunciaba grandes fastos, riadas o la llegada de invasores a la ciudad.

En el mismo lugar donde se proclamaban reyes unas veces, fiestas otras y siempre los bandos, también se alzaba el cuartel de los caballeros, la sala de armas de la ciudad, edificio luego conocido hasta su ruina como el Contraste de la Seda.

De la seda lo llamaron pues regía el pingüe negocio sedero, aquel que permitió un inmenso desarrollo económico y urbano a Murcia y que dejamos perder sin pestañear un instante, como acostumbramos. Allí se ‘contrastaban’, a modo de inflexible inspección pública, las monedas de oro y plata desde los Reyes Católicos. Vamos, anteayer.

No eran pintarrajos

Tardaron siete años, desde 1601 a 1608, en levantar el edificio, que contaba con una tercera planta formada por una galería de arcos que el terremoto de 1827, sin ser concejal electo aunque podía parecerlo, derrumbó. Casi un siglo después el Estado declaró el inmueble Monumento Nacional. Razón de más, debió pensar algún alcalde, para condenarlo a la piqueta. Y eso ocurrió solo una década más tarde, en 1933, aunque algún investigador se emperre en que fue un año antes.

El desplome del Contraste también eliminó unas extrañas inscripciones en su fachada que, durante generaciones, muchos murcianos creyeron que eran burdos brochazos realizados, como escribió el periodista Martínez Tornel en 1880, «por pintores de brocha gorda para probar las pinturas».

Se equivocaban. Esos supuestos pintarrajos eran el honor más apreciado que un murciano podía recibir, una suerte de red social de piedra, accesible por cuantos leer supieran, tan secundada y bulliciosa como las actuales, e igual de omnipresente en esa especie de corazón virtual que era Santa Catalina para nuestros ancestros.

Con tinta almagre

El pueblo los conocía como vítores y eran el resultado de un verdadero sufragio universal, una especie de apoteosis del mérito desconocido o un testimonio de especial reconocimiento o burla, según el caso. Algún autor sitúa su origen en las inscripciones que durante la Edad Media anunciaban en los muros de la catedral de Salamanca los nuevos doctorados. Así, se escribía la palabra ‘Vitor’ &ndashviva en latín&ndash seguida del nombre del afortunado.

Cada uno de los letreros, tal que improvisado tablón de ilustres anuncios, intentaba inmortalizar a murcianos que hubieran destacado por su dedicación a la urbe. Uno de ellos, por citar un ejemplo, fue el corregidor Rojas, quien se desvivía por el progreso de la ciudad.

Así que cierto día, según Tornel, alguien decidió escribir en el Contraste: «ROXASCgr». Y desde entonces ya sabía todo el que lo leía que el corregidor Bernardo de Roxas, hermano del célebre obispo, allá por la mitad del siglo XVIII, había merecido el aplauso de la ciudad.

De igual forma fueron desfilando en tinta almagre los nombres de valientes soldados o exiliados que emigraron pobres para retornar enriquecidos. Incluso algún mayordomo de los que nombraba el Consistorio para organizar el corpus si acaso echaba el resto en hacerlo.

Así lo describía el célebre ‘Diario de Murcia’: «Y si traía danzas de Valencia, y sacaba tremendos gigantones, y quemaba fuegos de artificio, o hacía toros bravos y sorprendentes iluminaciones, de modo que el pueblo quedaba contento y satisfecho… A la pared del Contraste con su nombre».

No en menos ocasiones algún predicador se arrancaba con cierto pregón que hacía llorar a las piedras y que, durante días, era la comidilla de aquella diminuta ciudad. Y su nombre, para regocijo del clérigo, ocupaba la pared.

Por oposiciones injustas

Pero no solo para ensalzar biografías servían las piedras del Contraste. En alguna ocasión se inscribió el nombre de algún murciano que, de forma injusta, había perdido una oposición, fuera civil o eclesiástica, y que el sentir popular consideraba como el mejor candidato.

Esta costumbre se desvaneció en el siglo XIX. La demolición del Contraste se retrasó medio siglo largo más. Así, comenzó el 24 de febrero de 1933, después de largos meses de escritos y polémicas en la prensa. Murcia perdía otro trocito de su milenaria historia.

Tan emblemático inmueble nunca se reconstruyó, tal y como algún político prometió. Pero lo que sí retornó a la urbe fue la tradición de aquellos vítores afeando, todo hay que decirlo, paredes egregias. Fue recuperada durante la dictadura franquista y aún perdura un vítor en una de las fachadas de la Catedral.

Apenas es legible otro rótulo que en su fachada principal condena a la excomunión a quien se orinase en el entorno catedralicio. Aunque es muy probable que pronto deje de leerse y entonces pasará a la historia como el curioso esqueleto de la capilla de los Vélez que el Obispado ordenó retirar, no fuera a hacerse famosa en el mundo nuestra catedral como otras que, por atesorar cualquier bagatela curiosa, lo son.

FUENTE: https://www.laverdad.es/murcia/ciudad-murcia/gloria-tener-grafiti-20210124014036-ntvo.html?fbclid=IwAR20MxnPSUoUJKarHnpQUhkORcjGtqyd4eDEmXXfnYwcPan3aaUwYYXs1lw#vca=fixed-btn&vso=rrss&vmc=fb&vli=Ciudad-Murcia

Sin Comentarios.

Responder

Mensaje