«EN LA EDAD MEDIA, AVILÉS ERA COMO UNA PEQUEÑA MESOPOTAMIA, LIGADA AL CAMINO»

ACTIVIDAD EN LA QUE HA PARTICIPADO MARÍA JOSEFA SANZ FUENTES, CRONISTA OFICIAL DE AVILÉS (ASTURIAS).

María Josefa Sanz, cronista de Avilés, al frente del grupo de participantes en el itinerario interpretativo que partió ayer del Hospitalillo de Ensidesa, en Llaranes. / OMAR ANTUÑA

«Cierren los ojos… E imaginen otro tiempo en la historia de Avilés». Con esa sugerente invitación, formulada ayer ante el Hospitalillo de Ensidesa, en Llaranes, María Josefa Sanz Fuentes, cronista oficial de la ciudad, allanó el terreno para transportar a los 45 participantes en el recorrido guiado por la evolución del papel del Camino de Santiago en la ciudad a la Edad Media en la villa. A un tiempo en el que ni fábricas, ni carreteras asfaltadas, ni ninguna de las comodidades del presente dominaban el paisaje del lugar. Fue así como la veterana estudiosa inició la primera ruta interpretativa sobre dicho tema organizada por el Centro de Estudios Alfoz de Gauzón (CEAG). Un auténtico viaje a un pasado cuya influencia perdura y se fortalece en el presente.

Desde Llaranes, la marcha tomo como punto de destino el centro de Avilés, en un trayecto que se prolongó por espacio de hora y media desde las once de la mañana. Con Sanz a la cabeza, las frecuentes paradas en puntos relevantes dieron a la cronista el marco necesario para impartir sus explicaciones y, así, componer en las mentes de sus guiados un cuadro preciso de la apariencia, vida e influencia de Avilés en aquella época.

«Hasta el siglo XIX, llegar a la villa era encontrarse con una marisma, una extensión acuosa entre Avilés y Sabugo, unida por puentes de madera», indicó Sanz, poco después de alcanzar el albergue de peregrinos, primera pausa del itinerario. Y es que, hasta bien entrada la Edad Moderna, la ciudad «era como una pequeña Mesopotamia, rodeada de ríos por todas partes. Y esos ríos posibilitaban el tránsito de personas, mercancías y culturas»:

Durante todo el recorrido, el papel clave de las vías de comunicación en el desarrollo de la urbe estuvo presente en las explicaciones de la guía. El propio Camino resultó buen ejemplo de ello, y así quedó claro al pasar por calles como Rivero o la Cámara, en las que la esencia religiosa de esa arteria para los peregrinos se mezcló con el espíritu medieval que todavía irradia el casco histórico de la ciudad.

Por supuesto, las detenciones ante edificios religiosos fueron parte imprescindible de la marcha. Así, tanto la parroquia de San Nicolás de Bari, como la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, en Sabugo, atrajeron la atención de los presentes. Y muy especialmente esa última, cuyo nombre «debe mucho a las relaciones entre España e Inglaterra». Una prueba más de ese papel clave de la comunicación.

«Avilés no creció por nobles que trajesen sus fortunas, sino por el papel de los comerciantes», recordó Sanz. No faltaron las anécdotas curiosas, como la revelación de la existencia del antiguo hospital de peregrinos en Rivero, o de un crucero, el primero de la ciudad, en la antigua calleja del Marqués. Datos curiosos, y poco conocidos, que «cada vez se divulgan más; si no se conocen, es porque no se quiere».

 

FUENTE: h https://www.elcomercio.es/aviles/edad-media-aviles-20211010003140-ntvo.html

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