LA PULGA… SALTARINA

POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA (ALICANTE)

Los dos libros que en alguna ocasión los jijonencos deberíamos leer son Jijona, gentes y costumbre de Antonio Coloma y Anecdotario jijonenco de Fernando Galiana. Son recopilaciones de relatos que nos ilustran sobre la intrahistoria de nuestros antepasados de principios del siglo XX. Allí encontraremos relatos, aventuras y anécdotas de todo tipo. Algunas nos harán reír, llorar, pensar, meditar , pero creo yo que ninguna nos dejará indiferente. Algunas son tan increíbles e inverosímiles que podrían no tener ninguna base real. Así en estos dos libros se narra un incidente acaecido en el teatro de Xixona en 1911.

Ello me llevó a plantearme la posibilidad de buscar y saber que parte de la trama es verídica y real en algunas de las historias narradas. Así me puse a investigar esta historia que narra un altercado en el teatro provocado por la actuación de las Hermanas Sánchez (según Antonio Coloma) o la Bella Coralitos (según Fernando Galiana). 

Comencemos por el principio intentando explicar el término cuplé y cómo se introdujo este género musical.

La palabra cuplé deriva de la francesa couplet. Ésta podría derivar del provenzal cobla, cuyo significado sería pareja de versos. Según algunos lingüistas en el siglo XIX se empleaba en la jerga teatral para relacionarla con el parlamento o parte hablada.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la palabra cuplé como “canción corta y ligera, que se canta en teatros y otros locales de espectáculo”. El diccionario de la lengua de María Moliner precisa su significado: “Españolización del nombre francés “couplet” que se aplica a ciertas cancioncillas ligeras y, generalmente, picarescas, que se cantaban en el primer tercio de este siglo (el XX) en los espectáculos de variedades”. 

Desde la Edad de Oro del teatro español fueron apareciendo en las representaciones teatrales diversos versos cantados por mujeres que se separaban de la obra principal:  la jácara, primero, y en el siglo XVIII la tonadilla. A finales del siglo XIX, y debido a la influencia de los espectáculos franceses, se produce una evolución en las tonadillas que da origen a un género nuevo en el que una mujer se sube al escenario para interpretar y bailar una canción no folclórica ya separada de la obra teatral. El cuplé se representaba inicialmente en locales específicos: cafés, pequeños teatros. En sus inicios las letras humorísticas y picantes se acompañaban con unos movimientos sensuales de las artistas, que lucían vestimentas menos recatadas que las tradicionales.

Se comenta que una de las primeras canciones que alcanzó fama y popularidad fue La Pulga, una traducción de una canción francesa (según la Wikipedia) o de una polka italiana (según Javier Barreiro), que fue estrenada por Aurora Bergès en 1893 en el Teatro Barbieri de Madrid. A principios del siglo XX era el número uno de los cuplés, y cualquier artista que se preciaba debía interpretarla en sus actuaciones.

En la noche del lunes 23 de enero de 1911 el teatro de Jijona, que desde no hacía mucho tiempo también ofrecía al selecto público jijonenco obras cinematográficas, abrió sus puertas para ofrecer un espectáculo novedoso, una actuación de variedades donde las protagonistas eran las hermanas Sánchez. Aunque pudiera parecer una fecha atípica para una función teatral no lo era puesto que el 20 de enero, festividad del patrono San Sebastián, se conmemoraba con gran solemnidad, aunque las fiestas de Moros y Cristianos se hubieran trasladado en 1904 al mes de agosto. La principal celebración de ese día era una misa y la procesión. A la que el consistorio tenia la obligación de asistir «el Ayuntamiento a la función religiosa, que desde inmemorial se celebra en esta Iglesia Parroquial en honor del santo, costeado por el municipio”, por lo que a veces se prolongaba más esta festividad con algún acto,

Volvamos al relato, las hermanas Sánchez estaban de tourneé por la provincia. El día 14 del mismo mes habían actuado en el salón Novedades de Alicante cosechando un extraordinario éxito: “que se vieron obligadas a repetir casi todos los números”.

La expectación era máxima sobre todo entre los jóvenes y mayores del sexo masculino, puesto que “Se había corrido por Jijona la voz de que aquellas gentiles cupletistas aquella noche tendrían momentos culminantes de desenfado buscándose la pulga” («En la Audiencia. La Pulga”, Diario de Alicante, 29 de marzo de 1912). Ante el previsible éxito de público y ante la posibilidad de colgar el cartel de no hay entrada, como así finalmente se hizo, el avispado empresario encontró la forma de obtener el máximo partido publicitando la función como “Solo para hombres” (COLOMA,A, 1974:66) y programando: “una función extraordinaria especial a doble precio” (“Tribunales”, El popular, 30 de marzo de 1912).  La publicidad se ve que, al menos, era engañosa, ya que el público masculino esperaba contemplar una actuación de un nuevo género musical, el cuplé, aderezado con letras picantes y ropajes más ligeros. Pero, las crónicas periodísticas nos dicen que las hermanas Sánchez: “no tienen rival en los bailes del género español”( Veamos un ejemplo de cómo se publicitaban esta clase de nuevos espectáculos extraída del periódico El Tiempo de 1 de octubre de 1910. “Extraordinarias funciones para el sábado, 1º y domingo, 2 de octubre// SÁBADO Y DOMINGOS VERDES// Gran succés// Escepcional debut de la estrella// Bella Liliane// con decorado ex profeso. La artista más // hermosa y sugestiva que se ha presentado // ante el público de Tortosa. //Juventud==Arte== Elegancia==Hermosura// Repertorio: Danza oriental, picarescos // couplets, monólogos, La Pulga, La primera// noche de bodas y Abandoná.//”dades”, Heraldo de Alicante, 14 de enero de 1911).

Como se suele decir, cuando se levantó el telón, el antiguo pósito se encontraba a rebosar de un deseoso público masculino ansioso de contemplar tan magnífico e inaudito espectáculo: “El censo casi total varonil de la población se encontraba presente y anhelante para que diese comienzo la fiesta, que amenizaban varios buenos músicos locales” (GALIANA,F. 1977:75). En estas ocasiones el público estaba más ansioso y pendiente del vestido que de la propia voz. Mejor dicho de la falta de ropajes: “el traje que, según nuestros informes, constituye más que la música y el canto, el principal atractivo de dicho número”. ( “Teatro Ciro. Escándalo y protesta”, El Aviso, Puente Genil, 17 de agosto de 1910, p. 4.)

El espectáculo comenzó, sin embargo “las bellas Sánchez entre gesticulaciones se negaron a enseñar la pulga a los numerosos espectadores” («En la Audiencia. La Pulga”, Diario de Alicante, 29 de marzo de 1912) . El público comenzó a caldearse, nunca mejor dicho, y la famosa pulga no salía, a pesar del requerimiento del ansioso público: “Que salga, si tiene que salgar, y si no, que lo dice”(GALIANA,F. 1977:76). Al primer grito se unió un segundo y un tercero y los asistentes a chillido pelado comenzaron a decir: ¡Esto es una estafa de la empresa!– decía un pueblerino modesto y sencillo. -¡Calle usted, por Dios, que esto no se puede tolerar! -le dijo el espectador de al lado- El caso es que nos tenemos que marchar por donde hemos venido”. Finalmente los asistentes se unieron en un único coro que “a grito pelado, empezaron a pedir: -¡La pulga!, ¡La pulga!”. Llegados a este punto la insatisfacción llegó a ser tal que de las palabras se pasaron a los hechos: las sillas fueron al escenario.  En aquel momento ninguna explicación podría parar ya la revuelta: “El jollín fue tremendo, silbidos, gritos, improperios…¡que nos devuelvan el dinero!”. El escándalo sobrepasó los muros del teatro y el primer teniente de alcalde, Marcos Rovira Belda, que vivía enfrente del teatro salió a la calle con la intención de disolver el motín. Sin embargo, “acude alarmado, y viendo el mal cariz que toman las  cosas-algunos audaces ya han saltado al escenario- sale a la calle”, donde el alboroto ya se había extendido: “Una vez en la calle  las cosas no variaron… las piedras llovían como granizo sobre el edificio teniendo que disolver la municipalería a los grupos a fuerza de cargas”. (Para esta descripción de los hechos, hemos tomado como base el artículo «En la Audiencia. La Pulga”, Diario de Alicante, 29 de marzo de 1912.)

Tanto Fernando Galiana como Antonio Coloma indican que el alcalde tuvo que participar en la disolución de los amotinados disparando varios tiros al aire. 

Tras la intervención de las fuerzas de orden público se produjeron distintas detenciones siendo puestas a disposición judicial 14 personas. Una vez finalizado el alboroto tocaba evaluar los daños, que fueron cuantiosos: “bancos y sillas del local y apedreando en la calle el edificio, rompiendo varios cristales y bombillas eléctricas del alumbrado público”.

El 29 de marzo de 1912, un año después,  se vio el caso en la sección segunda de la Audiencia Provincial. Catorce fueron los procesados, muchos de ellos jóvenes: “algunos soldados de infantería y caballería pertenecientes al Ejército de operaciones de Melilla”. Sólo hemos conocido el nombre de uno de ellos, José Verdú García. Todos ellos fueron acusados de desórdenes públicos. El abogado fiscal sustituto Sr. Manero pidió para ellos “unos cuantos meses de arresto”. La defensa corrió a cargo del abogado Sr. Martínez Torrejón. Los inculpados argumentaron no ser los autores del alboroto. El abogado defensor encaminó su alegato hacia la inocencia de los inculpados por falta de pruebas. A ello se sumó que “el alcalde y los guardias no lograron precisar quién o quiénes pudieran ser”. Ante argumentos tan sólidos la acusación retiró los cargos.

El resultado final satisfizo a los presentes: “Tanto los procesados, como su abogado defensor han sido muy felicitados por su triunfo, por los muchos vecinos de Jijona que llenaban el local de la Audiencia”. Aunque seguramente entre ellos los promotores del evento eran los más contentos al no haber sido inculpados: “Y de esta manera terminó la gansada de los empresarios que son los únicos que deberían haber ocupado el banquillo”.

El juicio despertó tal interés que los medios de comunicación de la capital provincial: Diario de Alicante («En la Audiencia. La Pulga”, 29 de marzo de 1912) y el Popular (“Tribunales”, 30 de marzo de 1912), dedicaron algunas columnas a comentar el juicio.

FUENTE: https://bgarrigos07.wordpress.com/2023/01/28/la-pulga-saltarina/ 

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