POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)

Este puente tan esperado de primeros de diciembre siempre es espectacular, incluso los años en que el tiempo no es tan especialmente bueno, como este año que ha propiciado el último gran puente, porque las navidades son otra cosa y también según caiga en el calendario. Ha mantenido la tónica de los últimos años y en alza.

Lo cierto es que se ha producido una gran afluencia que ha llenado nuestras calles y plazas, como en todas partes, bares y hostelería no han parado y han atendido a todos.

Es una delicia poder apreciar “esa invasión pacífica” de gentes de las más diversas procedencias, aunque siempre predomine los visitantes de Madrid. Cómo estaba de animada nuestro casco histórico de grupitos, de familias enteras y de grupos más numerosos. Esa afluencia se ha visto reflejada en las visitas a la Oficina de Turismo que ha estado especialmente animada, de esas visitas guiadas tan entretenidas, aunque no se registre todo el público que llega a la ciudad, porque muchos la conocen y repiten.

Se siente el ambiente del turismo deseoso de ver y conocer… cómo gusta la ciudad vieja, porque mucha gente conoce Arévalo, pero no ha cruzado el Arco para perderse por nuestras calles y plazas de la antigua población, esa Plaza del Real, tan señorial y con empaque, con el templete de la música que llama la atención en todas las ciudades que lo conservan, con esas esculturas de Juan de Ávalos, con la Casa del Concejo antigua y la del Ayuntamiento actual… esa calle de Santa María con los restos de sus antiguas casas nobles y solariegas, esa torre de Santa María, la Reina de las torres arevalenses que emerge de entre la noche para llegar a la Plaza de la Villa, la medieval, la joya de Arévalo, con las dos iglesias y sus tres torres, con el Museo de Historia, con esos típicos soportales… en fin, dejo abierta la curiosidad y la inquietud para quienes no lo conocen.

Qué sensación de satisfacción se siente al poder apreciar y comprobar que algo hemos hecho bien y que los resultados llegan de forma natural… también pensaba como sería este ambiente si estuviéramos más presentes en las ferias y foros del turismo que, con excepciones, se reduce a los espacios institucionales y alguna que otra iniciativa.

Yo pensaba la otra noche, después de ver ese ambiente, hasta bien entrada la hora, que la ciudad toma con la noche y la artística iluminación nocturna una visión nueva, distinta y muy especial… Estaba yo con mi amiga y compañera Josefa, la Cronista Oficial de la ciudad de Avilés y sus compañeros del grupo “Caminamos”, andantes del camino que estos días han seguido completando su itinerario hacia Santiago por el “Camino del Sureste”.

Su calendario e itinerario, además de los días tan cortos de luz que tenemos, nos obligó a realizar una visita nocturna. Es igual, o aún más bonita, por la iluminación monumental. Yo les contaba cómo eran las visitas nocturnas del verano y el éxito que tienen. Pues sí, ciertamente el itinerario, parte de la zona monumental, fue gratamente recibido y alabado con mi natural satisfacción. No hacía frío para las fechas que corren, y después de una cena reconfortante de cocina castellana, el descanso en un hotel de la ciudad para al día siguiente continuar ese camino fraccionado, pero que completarán con toda seguridad.

Y tengo que decir con toda sinceridad que para mí fue una entrañable visita, y estuve muy a gusto, entre amigos, a pesar de mis limitaciones físicas de ese día.

Entre tanto, los restaurantes y bares al completo, y esa tarde-noche de la convocatoria de la I Matanza Popular, con encierro ecológico y la afluencia de jóvenes a la llamada de la Asociación “Arévalo se Mueve” que se juntó con los amigos de la capa que también celebra ese día su fiesta de misa y mesa en hermandad y camaradería.

El preámbulo de la Purísima, esa fiesta religiosa de hondas raíces en la devoción popular, se inició la noche antes con una vigilia de juventud y más fieles, tan viva como atractiva, que después de años he vivido de nuevo con emoción y la juventud ya lejana… pero es bueno renovar sentimientos, contarlo y compartirlo. ¡Un puentazo!