POR JESÚS MARÍA SANCHIDRIÁN GALLEGO, CRONISTA OFICIAL DE ÁVILA.
Actualmente, la presencia en Ávila de Pablo Iglesias, cuyo centenario de su muerte se conmemora este año el 9 de diciembre, ha cobrado un especial arraigo a través de las distinciones que llevan su nombre instauradas desde el año 2005 por el sindicato abulenses de UGT.
A partir de entonces, la figura de Pablo Iglesias Posse (1850-1925) se engrandece en Ávila al reconocerse su contribución al desarrollo social y democrático y la defensa de los trabajadores, al margen de otras ideas o acontecimientos coyunturales, lo que se produce después de ser un personaje ignorado y prohibido, incluso desprestigiado y rechazado durante décadas. Con ello, en Ávila, Pablo Iglesias, el ‘histórico español’, premia, sin partidismos ni sectarismos, la solidaridad, la dedicación, la actividad académica y deportiva, y la creatividad de personas y colectivos.
A propósito de dicha efemérides, la Unión de Jubilados y Pensionistas de UGT de Ávila ha publicado una monografía divulgativa dedicada a la figura de Pablo Iglesia, el cual se presentará el próximo miércoles día 10 de diciembre (Palacio de los Serrano, 11,30 h.) y cuyo contenido retomamos en estas líneas Este texto va, igualmente, iluminado con los dibujos abulenses realizados por Francisco Sancha Luengo (1874-1936), un destacado pintor y dibujante de la prensa ilustrada, y colaborador del diario socialista de Asturias Avance editado en Oviedo donde murió al comienzo de la guerra civil.
Buceando ahora de nuevo en la biografía Pablo Iglesias encontramos innumerables reseñas hermerográficas que testimonian la historia del movimiento obrero, lo que se hace notar en Ávila en las reivindicaciones sociales que se suceden desde el siglo XIX en huelgas y manifestaciones, en las actividades de la Casa del Pueblo, en las convocatorias electorales, en los vaivenes de su callejero, en el sindicalismo activo, en la escultura urbana y, ahora en los premios o distinciones que llevan su nombre que aprovechamos para elaborar estas líneas.
Aquí, en Ávila del rey, tierra de santos y cantos, de caballeros y leales, hace décadas que se normalizó, sin dramatismos, la convivencia entre ideologías a partir de puntos de encuentro, siendo buena prueba de ello los valores que tanto nos unen en los galardones institucionalizados por el sindicato abulense de UGT que llevan el nombre de su fundador, de quien sabemos de su oficio de impresor y tipógrafo para periódicos y revistas de las más diversas tendencias: liberales, conservadoras, monárquicas, republicanas, carlistas, católicas, etc. Y entre las páginas de estos periódicos se cuela la ciudad de Ávila con noticias diversas sobre el tiempo, el santoral o las llegadas en tren de viajeros ilustres.
En 1864, año de la inauguración de la línea del Ferrocarril del Norte con parada en Ávila, una línea hoy tristemente en progresivo abandono, Pablo Iglesias se empleó en la impresión del periódico La Iberia que dirigía Sagasta, futuro presidente de gobierno con casa en la plaza del Mercado Grande de Ávila y asiduo visitante. Entre las informaciones publicadas este año en La Iberia, Ávila es noticia, por ejemplo, por las recepciones que se hicieron en la estación al General Prim o al cortejo real.
Coincidiendo con la llegada de la I República, en Ávila se crea al Federación Local de la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), sección Oficios Varios, siendo ésta la primera sociedad obrera creada en la capital, aunque fuera de corta duración. Al mismo tiempo, Pablo Iglesias, en 1869, se afilia a la 1ª Internacional, integrándose en 1870 en la sección de tipógrafos.
El ascenso al poder de Sagasta en 1881 produjo un endurecimiento en el control sobre las organizaciones obreras, sólo defendidas en las Cortes por Pi y Margall, quien años antes había participado en la edición de la importante obra bibliográfica Recuerdos y Bellezas de España, donde la historia de Ávila es contada por José Mª Quadrado y dibujada por Parcerisa.
Pi y Margall, que tuvo una calle en Ávila, defendía un socialismo democrático y una España federal, fue presidente de gobierno de la Primera República (1873) y ejerció de abogado defensor de Pablo Iglesias en las numerosas detenciones sufridas en 1882. Y a Pi y Margall le sucedió en la presidencia de gobierno Nicolás Salmerón, quien en 1903 fue aclamado por unos doscientos obreros en un mitin que tuvo lugar en el Teatro Principal de Ávila.
Cuando Pablo Iglesias trabajaba como impresor de La Época, el periódico reseña el 27 de febrero 1878 la visita a la ciudad en honor de multitudes del rey Alfonso XII y la fundación de la Caja de Ahorros de Ávila, hoy desaparecida después de integrarse en otra entidad luego intervenida.
En 1882 Pablo Iglesias vuelve a la imprenta de La Iberia. Es el año del III Centenario de la muerte de Santa Teresa de Jesús y las noticias de la efemérides se repiten en el periódico con continuas referencias a la recepción de autoridades abulenses en el Palacio Real, a la constitución de las distintas Juntas organizadoras y directivas, a las visitas reales a la ciudad y al programa de actos organizados en honor de la Santa. En este mismo año tiene lugar la huelga de tipógrafos madrileños y Pablo Iglesias es encarcelado en varias ocasiones.
Y buscando puntos de encuentro, descubrimos la relevancia de un discurso de Pablo Iglesias del que se hizo eco La Revista Moderna del 4 de febrero de 1899, donde se le compara con el diputado conservador por Ávila Francisco Silvela y con el veterano político liberal Eugenio Montero. Casualmente, la revista está dirigida por el arquitecto Félix de la Torre, destacado miembro del Partido Republicano Federal de Pi y Margall, luego concejal de Madrid, igual que lo fue Pablo Iglesias en 1905, y cuñado del marqués abulense de Benavites, futuro suegro (aunque falleció en 1911 antes de serlo) de Guido Caprotti, pintor afincado en Ávila a partir de 1916 que se casó con Laura de la Torre Hernández.
Y dice la reseña periodística de la Revista Moderna del 4 de febrero de 1899: «Los periódicos comentan, menos de lo que se merece, el magnífico discurso pronunciado por Pablo Iglesias en el centro de Sociedades Obreras. Gran orador, Iglesias, y hombre desapasionado y maduro, dijo muchas verdades acerca de la regeneración y de otros asuntos con ella relacionados directamente. Hombre de gusto delicado y de verdadera finura literaria, no pintó a los burgueses como unos monstruos de maldad y a los obreros como ángeles sin alas. Pegó firme, pero razonablemente. Suavizando un poco algunas frases, el mismo discurso de Iglesias lo hubiera pronunciado el señor Silvela (D, Francisco) o el Sr. Montero Ríos (D. Eugenio)».
Sin embargo, la moderación de Pablo Iglesias estalló cuando llegó a las Cortes (1910). Allí pronunció un durísimo discurso, casi apocalíptico, contra el que había sido Presidente del Consejo de Ministros, Antonio Maura, jefe del partido conservador, quien pasados unos días sufrió un grave atentado. «Hemos llegado al extremo de considerar que, antes que S. S. suba al Poder, debemos llegar hasta el atentado personal».
Y se da la circunstancia de que el hermano del político Antonio Maura era el académico y grabador Bartolomé Maura, autor de varios retratos de Santa Teresa y de los políticos abulenses Francisco y Manuel Silvela, además del titulado “Tipo del Valle Amblés” que había pintado Valeriano Bécquer.
En Ávila, los mauristas encuentran un especial arraigo entre las familias acomodadas, comerciantes y profesionales, y aquí fundan un Comité en 1916 que, junto al agrupado como Juventud Maurista, se exhibe en un eufórico mitin en el Teatro Principal en 1918, el mismo año en que fue elegido diputado por el partido de Maura el futuro premio Nobel de literatura Jacinto Benavente, autor la obra teatral “La Malquerida”, basada en una historia real ocurrida en un pueblo de la Sierra de Gredos, que, años más tarde, se estrenó en el mismo teatro abulense. En las mismas elecciones de 1918, junto a Jacinto Benavente, también obtuvo escaño Pablo Iglesias.
En otra ocasión, La Revista Moderna del 24 de marzo de 1899 une en una reseña a Pablo Iglesias con Eusebio Blasco (1844-1903), el famoso autor del poema que se recita en las veladas teatrales populares de Ávila titulado Un duro al año, el cual todavía declaman de corrido los abuelos, y dice la revista:
«Por lo demás, mi mayor deseo es que el popular literato, el insigne autor de ¡Un duro al año!, luzca sus elegantísimas levitas en el salón de sesiones del Congreso, y que allí se ponga, como dice, modestamente, a las órdenes de D. Pablo Iglesias, nuestro distinguido compañero en letras, y que, en un momento en que el Sr. Iglesias se encuentre fuera del salón. D. Eusebio haga que se vote una ley de gran urgencia para los que mejor o peor trabajamos con la pluma: una ley de propiedad literaria. Porque lo ideal sería que los socialistas comenzaran su obra, reglamentando la propiedad, para hacer ver al vulgo que no son, ni mucho menos, enemigos de ella».
Pero, ni Pablo Iglesias ni Eusebio Blasco fueron elegidos diputados en la oportunidad que deseaba La Revista Moderna. Sin embargo, en las elecciones a Cortes de 1910, Pablo Iglesias obtiene un escaño junto con Benito Pérez Galdós por la Conjunción Republicano-Socialista, para lo que ambos, junto al arquitecto Félix de la Torre, hicieron la campaña electoral.
Por aquel entonces, el 27 de marzo de 1910, Galdós llegó a Valladolid en el tren mixto, el cual antes tuvo parada en la estación de Ávila, acompañado de Pablo Iglesias y algunos correligionarios, a los que se unió Félix de la Torre y Eguía [nuestro paisano de adopción retratado por Sorolla que se exhibe en el Museo Superunda-Caprotti], para celebrar un mitin en el frontón Fiesta Alegre organizado por el Casino Republicano (“La Correspondencia de España”, 27/03/1910).
Al mismo tiempo, ese mismo día, el periódico que Sorolla se encuentra en Ávila visitando los más importantes monumentos que luego plasmará en luminosos lienzos. Un mes después, el escenario mitinero se repitió en el frontón de Madrid con participación de los mismos protagonistas, tal y como ilustra la revista Nuevo Mundo el 9 de mayo de 1910.
Y de Galdós, recordamos de su obra La Familia de León Roch (1878) una breve referencia a la ciudad de Ávila por boca de uno de sus personajes: «Querido páramo de Ávila, aquella imagen admirable del destino del hombre, aquellas noches sublimes formadas de un suelo desierto y de un cielo fulgurante, como si quisiera representarnos un árbol misterioso del cual no se ven sino las raíces y las flores».
Ávila no siempre fue receptiva al discurso de Pablo Iglesias, como parece serlo, especialmente, en los últimos años con motivo de la entrega de las distinciones que llevan su nombre concedidas por el sindicato de UGT desde 2005. Así, El Porvenir Republicano del 11 de mayo de 1890 informa que los obreros abulenses no secundaban las convocatorias de huelga general, como la de ese año, aunque sí reclaman medios para ganar un mísero jornal y se manifiestan en la ciudad unos novecientos jornaleros bajo el lema “Paz y Trabajo”, añade el periódico. La ciudad cuenta entonces con once mil habitantes y escasa mano de obra industrial.
A partir de 1904, y hasta 1923, el sindicato abulense de UGT irá integrando agrupaciones de oficios varios, de panaderos, de albañiles, de obreros de la madera, de zapateros y de obreros agrícolas, tanto de la capital como de Arévalo, Madrigal de las Altas Torres, Tiñosillos, Cantineros, Tiñosillos, Langa, Cantiveros y Bercial de Zapardiel, a las que se unirán años después Mingorría y otras muchas localidades, así como otros gremios y oficios. De las actividades sindicalistas de UGT se hizo eco el 27 de enero de 1905 el periódico El Socialista, fundado y dirigido Pablo Iglesias en 1886, donde se reseñan las reivindicaciones de la Sociedad obrera de Arévalo al Ayuntamiento pidiendo trabajo.
Y frente al socialismo, constantemente perseguido, desde el obispado de Ávila se impulsa la creación del Patronato de Obreros de Santa Teresa que se constituye hacia 1886, luego integrado en el llamado Sindicato Obrero Católico. En 1908 se funda la Asociación Católica de Obreros promovida por el antiguo senador Isidro Benito bajo la presidencia del Obispo, siendo vocal el alcalde de la ciudad, entre otros. En 1911 se crea el Sindicato Obrero Santa Teresa de Jesús, auspiciado también por Isidro Benito. En 1918 nace el Sindicato Católico de Ferroviarios y el Sindicato de Tipógrafos y Similares. Todos ellos tildados de “amarillismo”, dado que, directa o indirectamente, tenían una dependencia patronal, eclesiástica o gubernamental.
HUELGAS Y MANIFESTACIONES.
Con la llegada del siglo XX, Ávila vive tiempos en los que, siguiendo lo que proclama Pablo Iglesias, la huelga, las manifestaciones y las protestas públicas fueron los únicos medios de lucha y expresión en favor de los derechos al trabajo, a un salario justo, a un trozo de pan, a una jornada laboral digna.
En 1904 se manifiestan los obreros de Ávila pidiendo trabajo, en 1907 hacen huelga los panaderos exigiendo un salario justo, al tiempo que se producen manifestaciones por la escasez de pan frente a la fábrica de harinas propiedad de Isidro Benito Lapeña y promotor del sindicalismo católico. En 1909 fueron los albañiles reclamando una jornada laboral de diez horas, y más adelante, católicos y socialistas coinciden en la manifestación convocada por UGT el 22 de marzo de 1915 en protesta por el precio del pan y la falta de trabajo.
Al mismo tiempo que resurge en activismo sindical, en 1908, se constituye en la ciudad el llamado “Bloque de izquierdas” que aglutina a liberales, republicanos y socialistas. En la presentación del Bloque republicano en el Teatro Principal, con intervención del profesor de Historia del Instituto Francisco Barnés Salina y futuro ministro republicano de Instrucción Pública y Bellas Artes, se achacaron los males de Ávila al clericalismo y la reacción, a la vez que se aclamó la figura de la Santa, una luchadora contra los vicios de su tiempo.
En 1910, Pablo Iglesias participa en el Congreso de la Segunda Internacional celebrado en Copenhague, y a su paso por la capital francesa se encuentra con el compañero Manuel Ciges Aparicio, futuro gobernador civil de Ávila, donde fue fusilado en 1936 al estallar la Guerra Civil. Un año después, en la revista Nuevo Mundo del 2 de noviembre de 1911 Pablo Iglesias es noticia por uno de sus multitudinarios mítines que da en Madrid, mientras que Ávila destaca en el mismo número de la revista por las celebraciones que tienen lugar en la Academia de Administración Militar con motivo de la jura de bandera de los nuevos alumnos.
La continua reclamación de alimentos básicos y de un salario justo fue una constante en las huelgas y manifestaciones que se suceden en Ávila desde 1915, también antes, con decidida participación de las mujeres, que son madres y esposas, y de las organizaciones obreras, cuyas reivindicaciones parecen extraídas del ideario de Pablo Iglesias. Y las huelgas y protestas son duramente reprimidas por el Gobierno con apoyo incluso de la Diputación y el Ayuntamiento, como ocurrió en agosto de 1917, cuando la ciudad fue ocupada por la guardia civil en aplicación de la ley marcial, la Casa del Pueblo fue clausurada y se produjo la muerte de un huelguista.
El pan fue nuevamente motivo de reivindicación social que protagonizaron las mujeres abulenses el 14 de mayo de 1920 ante el Gobierno Civil de Ávila que presidía el torero Mazzantini, mientras en este año de elecciones municipales los socialistas no obtuvieron ningún concejal, perdiendo el que tenían en 1917 y debiendo esperar a 1922 para que volviera a sentarse otro representante en el consistorio.
En 1925, Ávila es recreada con acierto por José Montero Alonso, escritor y periodista, que también fue Premio Nacional de Literatura, al mismo tiempo que es bellamente ilustrada por Francisco Sancha (La Esfera , 6/12/1925), pintor e ilustrador que lo fue de las revistas más relevantes de la época y del periódico socialista Avance, en este número de la revista La Esfera coincide con las necrológicas de los recientemente fallecidos Pablo Iglesias y Antonio Maura, su contrincante político en las Cortes. También coincide Pablo iglesias en La Esfera con el pintor José Mª López Mezquita, quien tenía estudio en Ávila y acababa de retratar ese año a un grupo de mujeres abulenses con la muralla al fondo para la Hispanic Society of América
CALLEJERO.
El primer intento en la ciudad por reconocer la figura de Pablo Iglesias se produjo a los cuatro meses de su muerte, en nombre de quinientos vecinos y de las sociedades obreras afiliadas a la Unión General de Trabajadores y el partido socialista, se solicitó el 7 de abril de 1926 del ayuntamiento la denominación de una calle para el histórico político.
En esa ocasión, se pidió: «se diera el nombre de Pablo Iglesias a la bajada de Santiago, lugar donde estaba la casa del pueblo, por su obra elogiada por izquierdas y derechas». La propuesta fue finalmente rechazada por el pleno municipal en sesión del 31 de mayo de 1926 por no quitar el nombre a un santo, cuando en realidad era el nombre de una bajada a una iglesia, lamentó el Alcalde Presidente.
Habrá que esperar a la llegada de la II República en 1931 para que el ayuntamiento de Ávila «revolucionara» el callejero. Así, entre los nuevos nombres aprobados figuran el de Pablo Iglesias, Pi y Margall, Joaquín Costa, Torrijos, Mariana Pineda, Nicolás Salmerón, Figueras, Blasco Ibáñez y Comuneros de Castilla, además de Aniano García, obrero asesinado en los primeros años de la nueva etapa republicana.
A los nombres anteriores se sumarán los propuestos por la Casa del Pueblo de Fermín Herrero Baillo, antiguo concejal socialista, amante de la escuela y del árbol y protector de la clase obrera, para designar al grupo escolar existente en el Paseo de san Roque, y de Andrés Sánchez, primer presidente de la Casa del Pueblo, para la plaza que actualmente tiene este mismo nombre.
Por estos días, Ávila es noticia en el diario ABC del 18 de agosto de 1931 con motivo de la visita a la ciudad del Sr. Presidente de la Generalitat de Cataluña, quien es retratado por Mayoral en la visita que hace a la catedral acompañado del ministro de Economía y del obispo de la diócesis. Mientras, en la misma página del periódico, Ávila comparte protagonismo gráfico con la inauguración en Eibar de una calle dedicada a Pablo Iglesias engalanada con una gran pancarta que dice: «No queremos palabras, ni hipócritas, ni informales sino hombres de sus compromisos y de espíritu abnegado. (Pablo Iglesias)».
El 10 de octubre de 1933 el diario ABC publica varias fotografías de Mayoral de los obreros de Ávila que protestan por la falta de trabajo, lo que hacen levantando el enlosado de los soportales de la plaza del Mercado Grande, llamada entonces de la República. El periódico trata el asunto como un acto “vandálico” promovido por la Casa del Pueblo con el fin de que el ayuntamiento contrate a dichos obreros para recolocar de nuevo el pavimento, sin alusión a la miseria en que viven los más desfavorecidos y el paro que atenaza a los trabajadores.
SEGUNDA REPÚBLICA.
Durante la República, se produce una eclosión en la promoción y divulgación de la figura de Pablo Iglesias, más viva que nunca, con formas de marketing moderno. Así, es portada de prensa, preside en las manifestaciones de Primero de Mayo, se reproduce su imagen en medallas, sellos de correos, calendarios de bolsillo, se suceden homenajes, se hacen inauguraciones de calles y plazas con su nombre y se realizan ofrendas florales, como actualmente ocurre en Ávila.
La prensa ilustrada publicita de forma extraordinaria las manifestaciones obreras y la figura de Pablo Iglesias ocupando espacios significativos en Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, La Esfera, Ahora, ABC, Blanco y Negro, etc. Y entre ellas, llama la atención de la portada del diario ABC del 1 de mayo de 1937, donde sobre una multitudinario gentío se reproducen imágenes antiguas de Pablo Iglesias en un mitin de 1913, y otros líderes de UGT en la manifestación de 1931 acompañando a Miguel de Unamuno, quien se asomó a Ávila diciendo: «una casa, una sola casa, Ávila la Casa».
Y como no podía ser menos, a lo largo de este tiempo se editan postales con los mítines de Pablo Iglesias y de vistas del nuevo callejero que lleva su nombre en numerosas localidades, como es el caso de Alhucemas, El Ferrol, Logroño, Lugo, Madrid, Melilla, Oviedo, Santander, Tarragona, Valencia, etc. Igualmente, Ávila y otros pueblos de la provincia irradian ilusiones desde su casa del pueblo, y los trabajadores abulenses celebran con fervor su adhesión a la lucha obrera manifestándose en el Día Internacional del Trabajo.
Y como fin de una etapa de democrática, no sin acontecimientos compulsivos y graves conflictos sociales, en Ávila y en media España triunfa el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936. Como consecuencia de ello, se depuran a los maestros, se persiguen, encarcelan o matan a los trabajadores, jornaleros y opositores al nuevo régimen, y en 1937 se suprimen del callejero abulense todos los personajes nominados en 1931 y, por supuesto, la plaza de la República deja su nombre por el de Santa Teresa de Jesús.
De la misma manera, en el acuerdo municipal eliminatorio de calles republicanas se dedica la calle Zendrera al Generalísimo Franco, colocándose un año después una placa conmemorativa con su figura en bajorrelieve realizada por el escultor afincado entonces en Ávila Aniceto Marinas, un prestigioso artista segoviano que residía temporalmente en la Navas del Marqués y que en sus comienzos trabajó con Fernando Tarragó, artífice de la recuperación escultórica de la basílica de San Vicente. Dicha placa fue destrozada hace unos años en un acto vandálico por autores sin identificar que algunos justificaron como aplicación directa de lo acordado en Cortes sobre la memoria histórica.
ESCULTURA.
Volviendo a las formas de reconocimiento colectivo que utilizan los pueblos para honrar la personalidad de quienes destacaron por sus valores humanos, literarios o artísticos, por ejemplo, encontramos en la escultura urbana una de las manifestaciones artísticas más singulares. Ávila no se prodiga mucho en exhibir a sus protagonistas históricos a través del modelado escultórico, excepción hecha del monumento a sus glorias (santos, políticos, militares, escritores y artistas) en el Mercado Grande, y especialmente de sus paisanos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, sin contar los que pueblan templos e iglesias como San Segundo y El Tostado, y otros, mezclados con vírgenes y demás representaciones sepulcrales.
Por ello, llaman la atención la singularidad de figuras como la del historiador abulense y presidente republicano en el exilio Claudio Sánchez Albornoz, cuyo busto se levanta entre las iglesias de Nuestra Sra. de la Antigua y de San Pedro; la del poeta Rubén Darío, levantada en el jardín del Rastro, antes dedicado a Calderón de la Barca; o la del músico Tomás Luís de Victoria, o el último bajorrelieve dedicado al profesor José Luis Gutiérrez Robledo. Así, entre los contados bustos de una ciudad casi “descabezada”, encontramos a Pablo Iglesias en la plaza de la Casa del Pueblo.
Igual iniciativa por homenajear su figura se ha extendido en la actualidad a otras localidades españolas como Alcalá de Henares, Alcázar de San Juan, Cádiz, El Ferrol, Leganés, Madrid, Málaga, Monforte de Lemos, Novelda, Palmas de Gran Canaria, Puente Genil, San Sebastián de los Reyes, Vícar, Zaragoza, etc.
En el año 2002 llegó el momento para que en Ávila se volviera a reivindicar un espacio urbano que honrara la figura de Pablo Iglesias y la recuperación de la memoria histórica después de depuraciones y persecuciones y de la retirada del título callejero que había tenido durante la II República.
El lugar elegido para tal dedicatoria aparece cuando descendemos desde el paseo del Rastro hacia el Valle Amblés por la bajada de Santiago, luego denominada Calle de san Juan Bosco, o la bajada del Rastro que pasa por el antiguo hospital de peregrinos de Nuestra Sra. de Sonsoles, y llegamos al espacio triangular que forma el caserío que da a dichas calles, entonces nos encontramos en una encrucijada llana que pasará a llamarse plaza de la Casa del Pueblo, la misma donde estuvo la sede histórica del sindicato UGT.
Ya en el nuevo milenio, la plaza de la Casa del Pueblo luce un busto de bronce de Pablo Iglesias sobre una peana de granito viejo, y lo hace al margen de sectarismos y sin cambios ideológicos en el Ayuntamiento, que sigue siendo conservador. Y, en parte por ello, el Ayuntamiento de Ávila fue galardonado con la “Distinción Pablo Iglesias” a la Concordia que concede la UGT de Ávila.
Y a propósito de la representación escultórica de Pablo Iglesias, como verdadero líder político, sindicalista y portador de valores reivindicativos, diremos que la primera vez que eso ocurrió fue gracias la obra realizada por el escultor segoviano Emiliano Barral (1896-1936), quien presentó su trabajo a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1924.
En esta convocatoria también se presentaron bustos de Unamuno y de Indalecio Prieto, sin que ninguno de todos ellos resultara galardonado, tal y como reseña en La Esfera Silvio Lago, seudónimo de José Francés, autor de la novela Como los pájaros de Bronce que toma como escenario la ciudad de Ávila.
En la Exposición Nacional de 1924, donde se exhibió el busto de Pablo Iglesias obtuvo la medalla de plata, el pintor Francisco Soria Aedo, el mismo artista que retrató vistosas composiciones de tipos abulenses con la muralla al fondo, lo que le valió la medalla de oro en la exposición de 1929 con el cuadro título “Nochebuena en la aldea”.
Con anterioridad, Emiliano Barral había esculpido la figura de Antonio Machado (1922) y realizado un boceto monumental de Rubén Darío ganador del concurso convocado por la asociación de Amigos del poeta para erigirle un monumento (1923), poeta que actualmente engalana nuestro jardín del Rastro modelado por el escultor abulense Santiago de Santiago, quien, a su vez, en 1980 fue galardonado con la medalla de Pablo Iglesias.
El impresionante busto de granito de Pablo Iglesias que hizo Emiliano Barral quedó instalado en el Parque del Oeste de Madrid, cuya maqueta se publica en la revista Blanco y Negro del 7 de mayo de 1933, y con el que posa para la portada de la revista Mundo Gráfico del 6 de mayo de 1936. El conjunto monumental fue demolido en 1939, mientras que el busto se escondió en el Parque del Retiro hasta su recuperación en 1979. Antes, en 1932, Emiliano Barral había realizado en granito de Ávila el monumento al escritor y poeta vallisoletano Gaspar Núñez de Arce (1834-1903) instalado en el Campo Grande.
En el mes de mayo, Ávila se hace más reivindicativa que nunca en el Día Internacional del Trabajo, una fecha instaurada en 1889 por el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional con Pablo Iglesias al frente de la organización española.
La calle sigue siendo el escenario elegido como expresión de libertad con la esperanza de tiempos mejores y con un llamamiento a favor del trabajo y del crecimiento económico sustentado en la cohesión y la igualdad.
Más aún, la lucha obrera por nuestros derechos, dicen los manifestantes, se dirige también contra la pobreza, el hambre en el mundo, y el desarrollo justo de las comunidades, particularmente en África y en otros países y regiones del mundo asoladas por la negación de los derechos ciudadanos, sociales, económicos y culturales básicos, y en medio de conflictos y disputas bélicas.
Finalmente, como cada Primero de Mayo, la UGT de Ávila homenajea a Pablo Iglesias en la Plaza de la Casa del Pueblo, y lo hace en una ofrenda floral ante el busto escultórico de su figura donde se canta La Internacional.