POR AGUSTIN DE LAS HERAS, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIÉLAGOS (MADRID)
En la paz de una tarde de domingo. A las vecinas, vecinos, amigas y amigos de Valdepiélagos.
En estas fechas donde las barreras se debilitan y no importa desnudar el alma a las personas que aprecias debo deciros la verdad.
En los últimos años he regresado a mis raíces y he aprendido que el camino que surcamos, sin ser conscientes de ello, tiene no sólo un final sino que viene de un pasado. Un pasado que un pueblo pequeño comparte sin saberlo, sin dar importancia al valor que tiene.
He cometido muchos errores en la vida pero desde la perspectiva de mi edad ya apenas discuto con nadie, simplemente observo, sonrío, me doy la vuelta y sigo caminando.
Si algo he aprendido es a detener el tiempo en un instante. A apreciar una conversación con cada uno de vosotros, a escuchar, a observar vuestras miradas y sobre todo a aprender de cada palabra que me regaláis.
Durante muchos años cometí el error de no apreciar lo que tenía, de no conoceros, de huir hacia adelante intentando olvidar el pasado, y de perder los instantes que merecían ser vividos.
Por ello os doy las gracias por regalarme aquellos momentos que queréis compartir conmigo.
En un mundo que me creé de observación, de autismo voluntario, de paz en mi mismo, de lecturas, de materializar en la escritura aquello que llevaba dentro, de ser feliz en la soledad, de repente, me distéis un sentido a la vida.
Y como cronista, palabra que era una más del diccionario, pensé que mi paso por la vida podía tener un significado.
Luego todo ha venido en una vorágine de acontecimientos.
Pregonero en nuestra villa, presidente de los cronistas madrileños, he dado conferencias, escrito decenas de crónicas de nuestro pasado, he puesto una pica en Flandes con vuestros méritos, rondalla, belén viviente, asociación de El Pilar, pregonero en San Eugenio, Romero Mayor de la Villa (de Madrid), libros… pero sabed que todo lo que hago en estos últimos años lo he hecho por Valdepiélagos. He llevado su nombre lejos y he obligado a personalidades, organismos oficiales, medios de comunicación, cronistas de Madrid, de México, a poner a Valdepiélagos en el mapa.
No sé si sois conscientes del valor que tenéis, de lo buena gente que sois, de la fuerza que tenéis para seguir adelante y llegadas estas fechas permitidme que os diga que nunca lo olvidéis. Y menos por nimiedades sin sentido o de flaquezas que sin duda pasarán.
Os doy las gracias por dejarme ser uno de los vuestros.
Y aún dentro de mi agnosticismo que cada día se cura un poco más con el pensamiento, haciéndome ver la complejidad de un mundo, de una humanidad difusa y del sinsentido de una sociedad complicada, os deseo todo lo mejor y os felicito las Fiestas.
Vividlas como si no hubiera un mañana, quereos un poco más y compartir lo que la eternidad nos niega pero no nos puede robar: los instantes con vuestros vecinos, familia y amigos.
Besos y abrazos.