POR MIGUEL ÁNGEL MILLÁN ABAD, CRONISTA OFICIAL DE VALENCIA DE DON JUAN (LEÓN)
Si hay alguna región de la España autonómica que atesora más joyas patrimoniales y arquitectónicas en todos los estilos y en cualquier rincón esa es, sin duda, Castilla y León. Una comunidad formada por dos antiguos Reinos, como es el de Castilla y el de León, con una larga historia de siglos sus espaldas y un legado imponente. Conventos, monasterios, catedrales, ermitas e iglesias forman parte del paisaje español, sobre todo en el medio rural.Templaria, mudéjar y con sabor a vino: La iglesia deslumbrante que debes conocer
Una región que cuenta con 2.248 municipios, en los que no falta algún tesoro digno de visita, ya sea en una capital de provincia o en el pueblo más pequeño y recóndito que pueda haber, como es el caso que ocupa estas líneas de hoy en un pequeño municipio de apenas 30 habitantes de la provincia de Burgos ubicado en la bonita comarca de Montes de Oca, partido judicial de Briviesca. San Vicente del Valle.
Una localidad que comprende también a Espinosa del Monte y San Clemente del Valle, situada en la parte alta del valle del río Tirón frente a la cara norte de la sierra de la Demanda y en la cara sur de los de Montes de Ayago, a unos 50 kilómetros de la capital, Burgos.
Un pueblo con una larga historia a sus espaldas gracias a su joya de la corona que ocupa esta información: la iglesia de origen visigodo del siglo VI dedicada a la Asunción. Un templo, poco conocido por el gran público, que se encuentra en un buen estado de conservación, gracias sobre todo a que en este tiempo ha sufrido bvarias modificaciones en época medieval y que hace 30 años fue restaurado en 1995 por la Junta de Castilla y León tras una intervención arqueológica. En estos trabajo se consolidó la iglesia al eliminarse las bóvedas de la nave y de la sacristía y rstaurarse el grupo escultórico del Calvario, todo ello tardogótico. Dentro se expusieron una serie de restos aparecidos o retirados durante la última intervención: capiteles romanos y prerrománicos, estelas románicas, dos pies de altar altomedievales.
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Su importancia radica, aparte de ser una de las igelsais más antiguas de España, en que reutiliza sillares de época romana. O lo que es lo mismo, se ha levantado a partir de una villa romana, pero también a la existencia de estelas funerarias romanas y medievales y los capiteles visigóticos expuestos en el interior.
Se trata de un edificio de planta rectangular de una sola nave de grandes proporciones, que conserva su estructura original y una cabecera cuadrada orientada hacia el nordeste, de época mozárabe, que posiblemente sustituye a una anterior de menor tamaño.
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La nave está iluminada por medio de cuatro ventanas sencillas de medio punto en el costado sur y por dos sorprendentes conjuntos de ventanas gemelas en cada costado, situadas a gran altura y formadas, cada una de ellas, por dos arcos de herradura, separados por una columna con capitel e imposta.
Como curiosidad, s conserva un documento de 1046 en el que se cita la existencia de un pequeño cenobio en la zona dedicado a la Asunción de Nuestra Señora, lo que ha hecho a los historiadores identificar la iglesia de San Vicente con ese antiguo monasterio.
En el exterior de la iglesia llama la atención la cornisa que remata la cabecera, decorada a base de finos motivos vegetales y geométricos. Este arco de medio punto tiene como única decoración dos filas de billetes en los cimacios y en la chambrana. Presenta la particularidad de estar montado sobre una puerta precedente de la que sólo quedan las jambas hasta la tercera hilada.
Destacan cuatro capiteles originales visigodos que estuvieron colocados en los vanos altos y que fueron sustituidos por otras piezas para su mejor conservación. En la cara central presentan un rostro humano muy esquematizado rodeado de hojas en los laterales.
En su interior sobresale un Calvario de madera policromada del S.XV.
Los estudios arqueológicos y las evidencias constructivas revelan que fue un centro religioso activo desde épocas pretéritas. Así lo confirman los restos pétreos tardorromanos, visigodos y de época condal que apuntan a la existencia y permanencia de un poblamiento en torno a esta iglesia-convento que fue de Santa María del Valle.