POR JOSÉ LUÍS ARAGÓN PANES, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE FRONETERA (CÁDIZ)
El 20 de diciembre de 1796, tal día como hoy, arribaba a Chiclana el llamado «Molière de España». Dramaturgo, poeta, ensayista, traductor… El madrileño fue uno de los máximos exponentes del teatro neoclásico español. Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), llegó montado en un rocín por la carretera de Vejer tras haber desembarcado –de su periplo viajero iniciado en 1793– en el puerto de Algeciras, según él mismo cuenta al final del cuaderno séptimo de su libro «Viaje a Italia». Venía acompañado por el capitán de fragata Luis Pierrevert y de su hijo Amedèe. En el apéndice número 71 describió cómo era aquel camino en las invernadas de la época:
«Antes de llegar á Chiclana, se pasa por un pinar. Desde Algeciras á esta ciudad hay trece leguas, y en todo este espacio no se halla otra población que la de Vejer. El terreno anuncia, en las plantas robustas que produce, su natural fecundidad; el camino está como Adán lo dejó, incapaz de carruajes e intransitable en tiempo de invierno, por el lodo tenaz y profundo, en que las caballerías se sepultan, y los torrentes y arroyadas que impiden su paso».
Posiblemente pasó algunos días en nuestra villa, pues lo que escribió demuestra gran conocimiento de la sociedad opulenta gaditana que tenía grandes «casas de recreo» en la población: «Chiclana es el lugar de delicias de la gente rica de Cádiz, y aquí vienen á divertirse en la buena estación las damas gaditanas, acompañadas de sus amantes, y seguidas de todo el lujo y aparato de la ciudad: lo que se gasta y destroza con este motivo es incalculable. Aquí son los rompimientos, los celos, la tibieza, los nuevos amores, los enredos y graciosas aventuras, que alimentan en lo restante del año la curiosidad pública. Chiclana es el retrato de tales fábulas. Los maridos se quedan en Cádiz con sus cálculos y especulaciones mercantiles, envían dinero á Chiclana cuando es menester, y así conservan el inviolable amor de sus fieles esposas. Luégo que se sale de este pueblo, se atraviesa un hermoso pinar por espacio de una legua…».