POR AGUSTÍN DE LAS HERAS, CRONISTA OFICIAL DE VALDEPIÉLAGOS (MADRID)
Mi madre era muy bromista y como soy hijo de ella algunos de vosotros y vosotras ha recibido un aviso que va parejo al día de hoy.
Ni loco daría el paso anunciado.
Todos hemos sido inocentes en esta vida y más los que sois personas buenas que, a pesar de lo que nos rodea, seguís creyendo a los demás.
Ni siquiera lo tres Magos de Oriente hicieron nada por los inocentes.
Valientes reyes con mundanas ofrendas que no esperaron al cuarto rey en Borsippa a la sombra del zigurat y partieron tras la estrella.
Artabán, este era el nombre de este cuarto rey y, se había entretenido ante un viejo moribundo atacado por los bandidos al que regaló un diamante de la isla Méroe.
Continuó en soledad en pos de su destino, pero arribado a Judea, no encontró a los otros reyes pero si un pesebre vacío. Las calles estaban inundadas por soldados de Herodes, asesinos, degollando a recién nacidos. Uno de ellos con una mano sostenía a un niño y con la otra blandía un afilado cuchillo. Al ofrecerle el rubí de las Sirtes destinado al Hijo de Dios a cambio de la vida del niño fue apresado y encerrado bajo llave en el palacio de Jerusalén.
El resto es otra historia que os he contado varias veces.
Quizás Artabán fuera el mago de las ilusiones perdidas. Como la que yo perdí frente a una tienda de juguetes cusndo tenia cuatro años.
Creo que desde entonces me considero un hereje en esta vida. Hoy es el día de los inocentes sí. Y creo que fue por estas fechas cuando mi niñez fue degollada. Perdonadme la broma.