POR JOSÉ LUIS CABO SARIEGO, CRONISTA OFICIAL DE RIOSA (ASTURIAS).
Amada Fernández Hevia tenía siempre una sonrisa en el rostro y una memoria prodigiosa. En 2018 fue elegida Mujer del Año en su pueblo natal de Llamo/L.lamo. Fue una de las pioneras en la mina de cobre y cobalto de Texeo (Riosa) y acababa de cumplir 87 años. En los años cuarenta y cincuenta –y durante más de un lustro– formó parte de ese grupo de mujeres que se dedicaron a la selección y lavado de los minerales. Según José Luis Cabo Sariego, cronista oficial del concejo de Riosa, aquel duro trabajo en las instalaciones mineras se hacía «casi a la intemperie, lloviera, nevara o hiciese sol». Al principio, la labor de dejar libre de arcilla el mineral se hacía a pie de las bocaminas, a más de mil metros de altitud. Las mineras utilizaban «una balsa de agua donde estaba instalada una especie de criba en posición inclinada que se movía mediante dos bastones laterales manejados por mujeres», sostiene el experto.
Amada falleció en 2020. Las minas de Texeo, redescubiertas en 1888 por el ingeniero belga Alejandro Van Straalen, dejaron de funcionar antes, en 1960. Lo que todavía se mantiene vivo son algunos de los ejemplares de tejos –el árbol que dio nombre a estas minas– en las laderas boscosas de la vertiente oriental de la Sierra del Aramo.
Mineros de hace 4.000 años
Hay que viajar en el tiempo más de 4.000 años, al Calcolítico tardío, para imaginar a un grupo de mineros prehistóricos, con sus herramientas de hueso y piedra, extrayendo cobre de las entrañas de la sierra. Ese metal fue uno de los primeros en ser aprovechado por el ser humano. Hoy en día, el yacimiento de Texeo es considerado como uno de los principales vestigios de la actividad minera y metalúrgica prehistórica en Europa. En su interior se encontraron restos de dieciséis esqueletos humanos, dos de ellos completos, y utensilios y objetos utilizados por nuestros antepasados, que se encuentran expuestos en el Museo Arqueológico de Oviedo/Uviéu.
Straalen, director de las minas de mercurio de La Soterraña, en el concejo de Lena, fue la persona que detectó en una de sus exploraciones una corriente de aire que salía de los pozos verticales que habían excavado aquellos mineros primitivos. Sea como fuere, hasta la Primera Guerra Mundial, la compañía The Aramo Copper Mines Ltd fue la encargada de extraer cobre y cobalto para su comercialización; y entre la dictadura de Primo de Rivera y la II República, se centró solo en el cobalto, exportado a Europa para decorar porcelanas. Tras un parón, la entidad Minero Metalúrgica Asturiana S.A. (Metastur) gestionó la explotación a partir de mediados de la década de 1940.
Un poblado ejemplo del paternalismo industrial
El tramo más sencillo y cómodo es el que discurre entre el municipio de Llamo/L.lamo y el Poblado Minero de Rioseco, un recorrido de apenas 1,5 km por pistas forestales y repleto de encanto natural. La construcción del poblado es de 1892 y es un ejemplo del paternalismo industrial de la época. La empresa británica The Aramo Copper Mines Ltd edificó tres bloques de viviendas para los mineros, un edificio donde se instaló la fragua y la cuadra de caballerías, y otro que albergaba los servicios de bar, oficina y economato. Sin olvidar la Casa del Director, alejada del resto de instalaciones obreras. Fue tal la inversión en infraestructuras y tecnología que el poblado disponía también de línea telefónica y servicio médico.
Una de las novedades más interesantes incorporadas recientemente es el Mirador de Texeo, inaugurado en 2015 y al que se llega bordeando el complejo de Rioseco, fue nominado a los prestigiosos premios de arquitectura ArchDaily como «Edificio del Año» en 2022. Instalado sobre las tolvas de la antigua planta de tratamiento de los minerales, los visitantes disfrutan de una espectacular visión panorámica de todo el paraje.
El cronista oficial José Luis Cabo siempre reivindica que la empresa era «como una gran familia con más de cien obreros» y no se olvida de la importante labor de las 30 mujeres que seleccionaban y lavaban el mineral.
Hace casi cuarenta años, en 1986, Metastur se planteó recuperar el viejo poblado inglés y volver a habitarlo. En un reportaje publicado en LA NUEVA ESPAÑA, titulado «Rioseco, un pueblo inglés en el Aramo», una vecina de Llamo/L.lamo conocida como Maruja la de Reguerín recordaba con nostalgia cómo «las minas dieron mucha vida al pueblo. Vino mucha gente de fuera”. Después, la agricultura y la ganadería se convirtieron en la única fuente de ingresos. Actualmente, el concejo donde se ubica el yacimiento y el poblado es valorado por su gran riqueza patrimonial y su atractivo turístico.
FUENTE:https://www.lne.es/asturias/2025/12/08/aventura-cobre-comenzo-prehistoria-bc-124562715.html