ADIÓS AL JOYERO PEDRO ÁLVAREZ, UN HOMBRE «UNIDO PARA SIEMPRE A LA HISTORIA DE OVIEDO»

CON ESTAS PALABRAS LO DEFINIÓ CARMEN RUIZ-TILVE, CRONISTA DE LA CIUDAD

«Era un hombre muy cordial, cercano y para siempre estará unido a la historia de Oviedo». Con estas palabras, Carmen Ruiz-Tilve, cronista de la ciudad, definió al joyero Pedro Álvarez de Benito, fallecido el martes en el hospital de San Agustín, en Avilés, a los 76 años. Formaba parte de una familia de joyeros cuya saga comenzó a labrar su abuelo. En 1855 creó la joyería Pedro Álvarez, en la calle Uría, justo frente al lugar donde había estado el carbayón centenario que da sobrenombre a los ovetenses. Desde entonces, cuatro generaciones se han dedicado a este oficio, entre ellos su Pedro Álvarez de Benito.

Trabajó para el negocio familiar durante su juventud y después pasó por «Avilés, Madrid hasta volver a Oviedo», recordó su hermano Carlos Álvarez de Benito, restaurador, entre otros muchos trabajos, de las joyas de la Catedral. En su última etapa profesional, Pedro Álvarez abrió una joyería, con el mismo nombre, en la calle Matemático Pedrayes. Tras el mostrador permaneció hasta su jubilación. Entonces, una de sus dos hijas tomó las riendas del negocio, pero hace un año bajó la persiana para siempre.

«Hasta que se casó, los dos hermanos trabajamos juntos», afirma su hermano, «pero la empresa familiar la hicieron quebrar. Con nosotros se cumplió el dicho que hay sobre que las terceras generaciones se cargan lo hecho anteriormente», dijo Carlos Álvarez.

Su legado, también, fue recordado por su compañera de profesión Pilar González-Quirós, de Joyería Quirós: «Éramos muy amigos y me ayudó muchísimo al principio». Una vez, sin ir más lejos, ella tenía una duda sobre unas piedras. Fue a verle y él no dudó en aconsejarla; es más, le insistió para que volviese a verlo las veces que hiciese falta. Un favor que González-Quirós le devolvió en un momento dado. «Nunca se olvidó de ello. Era una buenísima persona. También, terriblemente serio y un profesional», añadió. Fue uno de los que abrió «la joyería de Asturias hacia el mundo», elogió.

El médico Jaime Álvarez-Buylla, asimismo, lo calificó «como un joyero estupendo y de un estudio profundo». «También conocí al padre que además de joyero fue un gran pintor», concluyó.

Funeral

El funeral, ante las circunstancias actuales, no tiene fecha. Su cuerpo será incinerado y una vez que pase la crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus, Covid-19, se celebrará una misa en su honor.

Fuente: https://www.elcomercio.es/ – ROSALÍA AGUDÍN

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