EL CALDO DE LOS SIETE REPAROS PARA UN PEREGRINAJE COMPOSTELANO

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Aseguraba don Julio Camba (1884-1962), escritor gallego con un gran sentido del humor y de la realidad, que las gentes más comilonas son, por este orden, «los terratenientes escoceses, LOS CURAS GALLEGOS y los médicos de cabecera». Y esto, al sentir de los estudiosos de la conducta humana, parece ser que es debido a su ORIGEN CELTA y a exigencias de la propia profesión.

A los tres -terratenientes, curas y médicos- siempre, en Galicia, se les trató de «don» y con gran respeto, incluso en momentos de «máxima expresividad afectiva».

.- ¡Ay , don Merexildo ! -cuenta Cela que así decía una moza al cura de su parroquia cuando la «llevaba al campanario»- ¡hágame el favor y aprete, aprete más, don Merexildo».

En esto de buen y bien comer lo resumimos los asturianso con este cantar:

¡Aleluya!, dijo el cura
por comer de la asaúra.
Y el sacristán dijo ¡Amén!
por comer ´de ella también.

Pues hablando de curas y de comidas, mediten en este «cuentín» con protagonismo de un cura gallego,´párroco de Soñeiro, localidad cercana al Pazo de Meirás donde la Condesa de Pardo Bazán escribía sus libros de cocina (y otras cosas), llamado don Ramón Gándara que, además de buen sacerdote, era un experto «cocinillas» que seguía el recetario aprendido de su madre.

.- Mira, Moncho, -le decía la señora a su hijo- aquí tienes las fabas, el unto, las patatas…

.- REPARO, REPARO, REPARO… decía el hijo

.- Meu fillo -advertía la madre- repara donde te puse los grelos, el xarrete de ternera, el trozo de lacón…

.- REPARO, REPARO, REPARO… continuaba diciendo Moncho.

.- Monchiño -seguía diciendo la madre con su letanía de consejos- repara donde están los chorizos, que pintan el caldo con colores de amanecer.

.- REPARO, miña nai

.-Pues ahí tienes, filliño, LOS SIETE REPAROS que exige un buen caldo en la casa de un cura.

¡Ay, Dios mío! Estoy escribiendo esto y de repente me acuerdo de un cantar que aprendí en una visita a Compostela, concretamente en el Mesón ABRIGADOIRO, cuyo propietario, el Sr. Antonio, era un pozo de sabiduría y de «retranca gallega».

«Arrimeme, arrimeme,
funme arrimando;
na cociña do cura
comín o caldo-
Agarrei a cazola,
rompille o mango…
¡E por eso a criada
quedou chorando!»

Los peregrinos a Santiago, en días de hoy, buscan sorpresas de alta cocina, platos sofisticados donde los mariscos pongan colorido de rojo cardenalicio, novedades de cocina europea de la posmodernidad…

Nos olvidamos de esas comidas populares, humildes, que dieron sustento, alimento y calor a tantos miles de devotos que, en promesa de virtud, que no de excursión, recorrían caminos y caminos para abrazar y dar gracias a un Santo.

Y sigan, sigan, este consejo del refranero gallego que más bien parece advertencia del Apóstol:

«O CALDO, EN QUENTE; A INXURIA, EN FRÍO»

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