EN RECUERDO DE LAS VÍCTIMAS

POR RICARDO GUERRA SANCHO CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)

La semana que ha pasado ha sido de homenajes a las víctimas de la pandemia coronavirus. Durante estos meses pasados de la pandemia hemos asistido a esas cifras diarias de afectados y de muertos, por millares, aunque las cifras nunca han coincidido, porque rece difícil contar los muertos por el virus y los muertos con el virus. Por eso también hemos asistido a la guerra de cifras, números de la confusión, incluso de un luto nacional que parece que se retrasó excesivamente, porque el fin de la epidemia no ha llegado, dicen que ha venido para quedarse, y claro había que esperar al cómputo final… modestamente yo saqué mi bandera al balcón con crespón de luto, sin esperar al luto oficial que se dictó tiempo después, porque me lo pedían mis sentimientos. Debe de ser muy difícil reaccionar ante una situación insólita y tan distinta a todo lo anterior, no había precedentes. Por eso también había que haberse guiado por los dictados del corazón. En muchas ocasiones no es conveniente esta forma de guiarse, porque conviene frialdad de pensamientos. Pero en otras ocasiones, como esta, era la mejor guía, el sentimiento producido por tantas pérdidas, muchas eran un número, pero otras muchas correspondían a gentes conocidas más o menos cercanas, y algunas muy cercanas, y lo cercano siempre llega más a lo profundo del corazón, porque parecía que nos habíamos insensibilizado con esas cifras diarias, monótonas y repetitivas hasta que la cercanía llegaba a romper esa frialdad del discurso. Parece que hay repunte, ante el temor de muchos y la insensatez de otros… no habremos tenido bastante!!!

Como en toda España, el Ayuntamiento de Arévalo ha realizado un acto cívico de recuerdo a las víctimas, que presentó la concejal de Cultura María Luisa, con unas emotivas palabras del alcalde Francisco León y la actuación de la Coral La Moraña con tres interpretaciones acordes al acto. La plaza de la Villa, como lugar de celebración fue un marco ideal, pero la poca publicidad del acto dio como resultado una asistencia de poco más de un centenar de personas convenientemente distantes entre sí. Habría sido más numerosa la asistencia, seguro, esta plaza es amplia y sim problemas de hacinamiento. El minuto de silencio final fue intenso, y también intenso el aplauso final.

Dentro de la misma semana, se celebró el funeral católico con una Eucaristía en la parroquia de Santo Domingo de Silos, con aforo casi completo del reglamentario. El párroco Sebastián Gil presidió la misa concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos el director saliente y el entrante de los Salesianos, comunidad fuertemente afectada por el virus. Muchas familias de las víctimas estaban especialmente invitadas al acto religioso, y con una palabras muy emotivas y confortantes del párroco crearon un clima de emoción y dolor contenido. Han sido 12 fallecidos de Arévalo sin pasar por el tanatorio, desde alguna residencia o desde del hospital, los 6 Salesianos, y otros de Arévalo que han fallecido fuera y ahora estos días están trayendo las cenizas.

Cuando escribo estas líneas escucho el Ángelus y recuerdo el rezado y cantado en la Lugareja la semana pasada, una oración cantada que no se me borrará de la mente y del corazón por lo que tuvo de significativa. Un símbolo de la reanudación de las actividades religiosas en este enclave tan arevalense y tan olvidado, hasta ahora.

Y cuando lean esta columna estaremos asistiendo a un acontecimiento del que tendremos tiempo de escribir largo y tendido, la inauguración de la exposición de presentación del proyecto “collegium” de la fundación Lumbreras-Adrastus, instalada en la iglesia-espacio cultural de Sa Martín y permanecerá abierta hasta mediados de septiembre, con la idea de dar a conocer este gran proyecto para la ciudad, no solo a los expertos en arte contemporáneo que puedan asistir, sino principalmente a los ciudadanos de Arévalo, para que conozcamos con detalle el alcance de esta realización ya inminente, que llenará un espacio cultural físico y espacial en el corazón del Arévalo histórico.

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