
POR APULEYO SOTOS PAJARES, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA (MADRID)
Como Fray Luis de León, Fray Luis de Granada, Fray Juan de la Cruz o don Lope de Vega y otros tan excelsos poetas, me retiro a conversar conmigo mismo solo en los altos y escondidos valles de la Somosierra guadarrameña.
No me importunéis más, por favor, que no me van ni el barullo ni el embrollo en que se han convertido las redes desdichosamente catalogadas como sociales. A otro incauto capto con esa presunción de inocencia y solidaridad, para atraparle de inmediato (tres meses) en su tela de araña que te araña.
Uno no puede ni quiere participar en semejante falsedad de fondo inconsistente. A verla desaparecer quedo, con el espíritu despierto a lo que pasa, por encima y por debajo de nosotros. A buen entendedor, sobran palabras, porque las palabras encubren más que descubren.
A la descubierta del barco que me guía subo para no naufragar en este maremágnum oleador televisivo de la insensatez. Hola, ola y adiós.