POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
En la inauguración de la exposición de La Habana hicieron uso de la palabra el presidente del Casino, Ramón Gallud, quien dio la bienvenida al embajador; Ramírez Pastor, en nombre de Juan Aparicio, que patrocinaba la exposición, y el embajador que agradeció las frases que para con su patria y con él habían tenido los anteriores oradores. Dejando a un lado las protocolarias cuartillas que tenía preparadas, habló con gran emoción de su patria y de las habaneras, siendo interrumpido por cerradas ovaciones en distintos pasajes de su conferencia, terminando diciendo que en “España madre magna, se asienta en un terreno espiritual de veinte naciones que proclaman su excelencia y su fe”.
Todos los oradores fueron muy aplaudidos. Iraizoz Villar declaró abierta la exposición de La Habana, que se componía de tres secciones:
La Habana antigua; una, ofrenda de Cuba a Torrevieja, integrada por gráficos de la época antigua en la que nació la habanera que tanto se cantó por sus calles, introduciéndose en los salones parangonándose con los rigodones y lanceros en los más encopetados bailes.
La Habana contemporánea con sus realidades arquitectónicas que la situaban entre una de las capitales más modernas y acogedoras de América.
Y por último la de recuerdos torrevejenses de la Perla de las Antillas: maquetas y retratos de barcos que saliendo de la rada torrevejense surcaban el atlántico manteniendo un continuo comercio con Cuba, sosteniendo una espiritual y cultural. Entre los objetos expuestos se hallaban: bastones de carey, cajas de maderas exóticas, sables y otros objetos comprados por los torrevejenses de finales del siglo XIX y principios del XX allí. Recuerdos de amistades que se contrajeron, muestras de agradecimiento a favores hechos y, tal vez, “arras” de amores en los que por la distancia y apego a la tierra natal se dejaron incumplidas promesas hechas en una noche cálida y embrujada por el son de una habanera.
La `Exposición Habana´ estuvo concurridísima hasta altas horas de la madrugada todos los días de la semana del 6 al 14 de agosto.
El embajador, las autoridades y personalidades recorrieron a continuación el lugar donde se celebraría el certamen y posteriormente en una de las terrazas del Casino fue servido un refresco a los invitados.
En la noche, el paseo llamado entonces de José Antonio –hoy de Vista Alegre-, lugar en donde se celebraron los primeros certámenes de habaneras, lucía una espléndida iluminación y se encontraba adornado con bandereas y gallardetes procediéndose a inauguración del mismo.
La presidencia fue ocupada por el embajador de Cuba en España, Antonio Iraizoz; la esposa del director general de prensa, Carmen Jalón; el presidente de la Diputación provincial y el gobernador accidental en aquellos días; el alcalde, Arturo Gómez; y otras autoridades, representaciones y personalidades. A la llegada del embajador, la banda de la Unión Musical Torrevejense interpretó el himno nacional cubano, al final del cual el alcalde vitoreó a Cuba e Iraizoz dio un viva a España, sonando a continuación el himno nacional español.
Diego Ramírez Pastor, que ostentaba la representación del director general de prensa, pronunció unas palabras y declaró inaugurado el certamen. El embajador de Cuba dirigió a los asistentes un discurso en el que hizo un parangón de lo que fue la habanera y manifestó al gobierno y al pueblo español su gratitud por este simpático acto, diciendo que las dos naciones irían siempre unidas con muchos lazos de amistad. Iraizoz hizo una bella descripción de lo que la habanera, y especialmente la habanera “Tú”, obligada en aquel primer certamen, representaba en el espíritu cubano, terminando con encendidos vivas a Cuba.
Durante la estancia del embajador de Cuba en Torrevieja aquel mes de agosto de 1955, visitó las explotaciones salineras, recorriéndolas detenidamente, siendo obsequiado con diversas muestras de artesanía salinera, causándoles gratísima impresión.
El entonces joven compositor Ricardo Lafuente hizo entrega al embajador de un ejemplar de su habanera “Torrevieja”.
Iraizoz Villar, en una breve entrevista sostenida con los periodistas, reiteró su satisfacción por la celebración de este certamen de habaneras y por el cariño que Torrevieja profesaba a Cuba. Desaparecida ya en esos tiempos la navegación a vela, que antaño unió a Torrevieja y su país, creyó el Iraizoz que era preciso buscar otro lazo de unión, declarando que ese podía ser el turismo. Prometió fomentar en lo posible que vinieran coros cubanos a conocer este rincón levantino: “Mas para ello hace también falta –añadió- que mi buen amigo el señor conde de Valledano dote de buenas carreteras a esta comarca”.
Después de celebrado aquel I Certamen de Habaneras, el embajador de Cuba en España, Antonio Iraizoz escribió un detallado artículo dedicado a Torrevieja, que fue publicado en el diario “El Mundo” de La Habana, el día 21 de agosto de 1955:
“No se cansan de querer a Cuba
Aquel príncipe que todo lo aprendió en los libros, -creación de Jacinto Benavente-, decía que es preciso `soñar cosas bellas para hacer cosas buenas…´. El Director General de Prensa, D. Juan Aparicio, arraigado en Torrevieja, -donde disfruta de su serena alegría, de su brisa mediterránea, de la limpidez de su cielo, -en el diario trato con las sencillas gentes del lugar, soñó algo bello que ha resultado para Cuba algo bueno: la manifestación cariñosísima de un pueblo que sabe mantener la entrañable tradición de la habanera como algo suyo.
D. Juan Aparicio advirtió que en Torrevieja dicho género musical, -por desdicha abandonado entre nosotros-, gozaba un predicamento extraordinario. Las viejas tonadillas se conservan, sirven como canciones de cuna; sus tópicos, evocadores de nuestra mujeres, de nuestras palmeras, de nuestro ambiente tropical, son de la preferencia de toda la zona levantina. Entonces, con la noble y entusiasta cooperación del alcalde de Torrevieja don Arturo Gómez, organizó el Primer Concurso Internacional de Habaneras. Y los actos han sido nota culminante de la actualidad española.
Como Embajador de Cuba fui a ese pueblo para tomar parte en el homenaje que Cuba recibía. ¡Había que ver aquel recibimiento! El Gobernador de Alicante izó nuestra insignia en el hotel donde me hospedaba. Yo izé la de España. El himno de Bayamo y la Marcha Real atronaron el espacio con sus épicas notas. Entre vivas, ofrendas florales, abrazos y explosiones de júbilo, nuestra Habana estaba en todos los labios. De discurso no hablemos. Me quedé afónico. Por la noche, verbena. A la mañana siguiente, la explosión de fotografías de la capital cubana. A pesar de que no se entendió nuestra petición de mandar material para esa propaganda, que no le ha costado un centavo al Gobierno… (Quizá si algún vivo hubiera inventado un negocito sobre la exposición de Torrevieja, el erario de Liborio se hubiera volcado, al menos para pagar paseítos por gente inútil).
En el Casino de Torrevieja fue la exposición. La cálida palabra de Diego Ramírez Pastor, torrevejense, Presidente de la Asociación de la Prensa de Barcelona, explicó por qué se adora a nuestra tierra allí, Torrevieja. Torrevieja sostenía con Cuba un comercio de cabotaje intensísimo. De Torrevieja salían las goletas hacia nuestra Isla cargadas de lozas, vinos, tejas. Regresaban a España, después de un periplo de siete u ocho meses cargadas trayendo maderas preciosas, azúcar y tabaco. Cuando se oía por las calles de Torrevieja una habanera nueva, ya se sabía que había llegado a Cuba la goleta que se esperaba. Por ese tipo de composición, sucesivas generaciones han visto a Cuba tras un ensueño de melodías.
La Exposición de La Habana presentaba, además objetos, procedentes de Cuba, recuerdos familiares que cada uno conservaba: bastones de carey, tortugas disecadas, viejos sables, estampas antiguas. Y me decían:
-`Teníamos más pequeños recuerdos cubanos, pero el saqueo de los rojos destruyó nuestros hogares´.
Por la noche fue el inicio del Concurso de Orfeones. Torrevieja es una población de nueve mil habitantes. En el largo paseo donde está la glorieta municipal para la Banda, había tres mil sillas, todas ocupadas por personas que pagaron por sentarse allí a presencias el espectáculo. Y sobre las dos avenidas aledañas un mar de cabezas… Cada vez que nuestra palabra agradecida confesaba la sorpresa por el inusitado espectáculo, la intensa emoción a que movía lo que allí se presenciaba, de tanto fervor para nuestra patria, las ovaciones de aquella multitud y los vivas a nuestra República, daban la justa impresión de un pueblo que no se cansa de querer a Cuba.
En el Concurso la habanera obligada fue la famosa de Eduardo Sánchez Fuentes, `Tú´. ¡Si Luis, el hijo, poeta de inspiradísimo hubiera podido oír cómo los oradores ensalzaban los méritos de su progenitor ilustre, cómo en la Exposición se buscaba su retrato, cómo los músicos de Torrevieja me preguntaban por él! Allá en Cuba, se ignora todo esto.
Una fragata de la Marina española, la `Atrevida´, fue a Torrevieja para unirse a estos actos de reverencia a nuestro país. Omito muchos aspectos para que no se crea que exagero. El que dude, que pregunte a Torrevieja lo que allí pasó. Nada de teatro, ni preparación. Aplausos a Cuba por dondequiera. Cariño desinteresado y sincero.”
(Continuará)
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 10 de agosto de 2013