
POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Antiguamente, cuando la educación era buena y se enseñaban «normas de buena educación», era costumbre decir ¡Jesús! o ¡Dios le ayude! a la persona que estornudaba; y si se trataba de un niño la expresión era como «más mimosa»: ¡Santinos, grandes y pequeñinos!
¿Qué origen tiene esta tradición?
Desde tiempos muy antiguos se consideró al estornudo como «señal de desgracia e incluso de muerte cercana»; de ahí que ante tal «anuncio» se pidiese para el enfermo la ayuda de los dioses en pro de su salud o de su felicidad eterna.
Demos un salto en la Historia y vayamos a los mediados del siglo XIV, concretamente a 1348, cuando la tristemente famosa PESTE NEGRA, muerte negra o peste bubónica, llega a Europa y aquí «se instala hasta comienzos del siglo XVIII», causando más de 40 millones en la población europea.
Por eso, al ver estornudar a un afectado se solicitaba para él la inmediata ayuda de Jesús.
Por cierto, fue en el siglo XIX cuando los bacteriólogos KITASATO y YERSIN descubrieron la bacteria causante de esta dolencia. La bautizaron como YERSINIA PESTIS.
¿Cómo combatir medicamente a esta terrible pandemia?
Conventos y monasterios, poseedores de ciencia, optaron por el uso de AJOS (por alto contenido en aliina que, transformada en alicina, ejerce acción antibiótica y broncodiladatora); de PEREJIL (por su contenido en apiína es estimulante del apetito), de las ALMENDRAS (ricas en grasas insaturadas), del ACEITE y de la SAL, símbolos de nueva vida.
Así nació la llamada SALSA VERDE que, si no sanó a los enfermos de peste, sí ayudo a crear placeres de mesa acompañando a pescados y mariscos.
En Taramundi, y concretamente en el Hotel-Restaurante Taramundi, Chelo prepara así las ALMEJAS DEL EO en salsa verde: En una sartén con aceite sofríe ajo muy picado con una guindilla de cayena; añade después caldo de pescado, perejil machacado, una cucharada de harina y vino blanco; da todo unos hervores para que la salsa tome un ligero espesor e incorpora las almejas (previamente tenidas durante media hora en agua con sal), calentando a fuego medio-suave hasta que abran las valvas.
Se sirven de inmediato en cazuela de barro caliente.
Una advertencia: El ajo, el perejil, las almejas y la guindilla son alimentos y especias AFRODISÍACOS; pero, ¡ojo, no teman!, dan placer y NO SON PECADO.
¡¡A disfrutar!!