POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

La devoción a María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Monte Carmelo, tiene su origen , allá por tiempos del siglo XIII, durante las Cruzadas; siglos aquellos durante los cuales la cristiandad pretendió liberar, de manos paganas, aquellas tierras en las que Jesús vivió, enseñó su evangelio y sufrió Pasión y Muerte. Devoción que se extendió rápidamente por toda Europa a través de los religiosos y religiosas «carmelitas» y que con la misma intensidad fue llevada a tierras hispanoamericanas.

A Nª Sra. del Monte Carmelo, más conocida como VIRGEN DEL CARMEN, se le asignó el patronazgo hacia las «Ánimas del Purgatorio» y, pasado el tiempo, hacia los marineros y pescadores e, incluso, hacia la Armada o Marina de Guerra. Se la designa como STELLA MARIS (Estrella del mar) y con esta frase empieza el himno que la honra.

Son muchos los pueblos asturianos que profesan devoción a la Virgen del Carmen; los de costa, como Lastres o Tapia de Casariego la procesionan por el mar; los de «tierra adentro» le destinan otros festejos típicos y tradicionales como sucede en Cangas del Narcea con su «estruendosa DESCARGA».

LA POLA DE SIERO tiene en su «CARMÍN» (día siguiente a la fiesta religiosa) una de las ROMERÍAS más celebradas de Asturias.

Decía un viejo cantar: «Fuisti al Carmín de La Pola, / llevasti medies azules; / llevástiles emprestaes, / que aquelles non eren tuyes…».

Se preguntarán ustedes: ¿Por qué eso de «medies azules» y por qué eran prestadas y no propiedad?

Todo tiene su explicación y ésta no está exenta de gracia.

Ya desde tiempos medievales la ley obligaba a las llamadas «mozas de partido», para distinguirlas de las mujeres decentes, a usar JUBÓN DE PICOS PARDOS (de ahí el dicho «andar de picos pardos») o MEDIAS AZULES (de ahí el dicho de «darse un verde entre dos azules»; es decir, darse un garbeo por los campos en compañía de moza «de vida alegre»).

Es lógico que la moza que se elegía para disfrutar de la romería polesa del Carmín, a la que se suponía muy decente, no debiera llevar «medies azules»; y, si las llevaba, jamás serían de su propiedad sino un «préstamo» en plan broma.

Pues nada, a disfrutar de la «folixa asturiana», que Asturias regala alegría a raudales…