
POR SILVESTRE DE LA CALLE GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES).
Antonio Jiménez García (1810-1898), conocido popularmente como «El Abuelo Viejo», fue sin lugar a dudas el personaje más importante de la historia de Guijo de Santa Bárbara (Cáceres), pueblo en el que nació, vivió y murió.
El currículum de Antonio era extenso puesto que fue escribiente, secretario municipal, alcalde y diputado provincial aunque él mismo decía que era PASTOR, ya que su actividad económica se centró siempre en la ganadería complementada con la agricultura y la comercialización de los productos generados en su explotación.
Antonio nació en lo que por entonces era El Guijo de Jarandilla, barrio perteneciente a la Villa de Jarandilla que no consiguió su independencia definitiva hasta el 27 de agosto de 1816, tomando en ese momento el nombre de Guijo de Santa Bárbara.
Fue el primogénito de Alonso Jiménez Ovejero (1788 -1822), natural de El Guijo de Jarandilla y de Francisca García Jiménez (1790 – 1864), natural de Navalmoral de la Mata.
Residía este matrimonio en la Calle del Lavadero, en una casa que había sido construida tres años antes del nacimiento de Antonio y en la que había vivido Alonso con su primera esposa, que murió sin descendencia.
Desde pequeño, como todos los niños del pueblo, Antonio ayudaba a su padre con el ganado. Un centenar de cabras, algunas ovejas, la yunta de vacas para el trabajo, algunas caballerías, cerdos y gallinas componían la ganadería familiar.
Desde los 5 o 6 años, Antonio se ocupaba de llevar la leche desde el corral al pueblo en los cántaros de hojalata que se cargaban en las aguaderas del burro y al volver al corral, mientras su padre o el cabrero o criado que servía con ellos llevaba las cabras a la sierra, Antonio se encargaba del cuidado de las chivas y las cabras que por diversos motivos no podían seguir al resto, sacándolas a pastar por los alrededores del corral donde no había peligro de que fuesen atacadas por lobos y águilas chiveras.