POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

El último programa organizado por la Fundación Rei Afonso Henriques contribuye, sin duda alguna, a fomentar y a la vez romper esa costra de histórica frialdad que parece haberse desarrollado. Sobre todo, y con más fuerza, cuando en aquel día de San Miguel del año 1864 se fijaron de manera definitiva las célebres marras o mugas, como ustedes prefieran, que tristemente nos iban a imponer el pasaporte para poder esquivarlas.

Antes de este interesante encuentro de servicios especiales, se han desarrollado cada vez con mayor intensidad y frecuencia reuniones e intercambios deportivos y culturales de distintas categorías. En ellos se han utilizado con gran acierto los centros de enseñanza, y a la vez ese otro campo histórico cultural en el que cuenta, según casos, pero con cierta fuerza y seguridad lo espiritual. Pero todas estas actuaciones dan la sensación de estar como si dijéramos un poco al margen de las más altas instituciones, como si no fuera con ellas o como si esto fuera un pasatiempo popular sin más contenido y sin más trascendencia de cualquier otro tipo.

Sin embargo, quiero recordar a estos «altos» olvidadizos que cuando en su mundo surgieron estos movimientos iberistas a través de altos niveles culturales de las letras o del pensamiento, se procuró por esos altos niveles que nunca llegaran al pueblo llano. Ese pueblo tan sencillo que al fin y al cabo es el que trabaja, sufre, paga y lucha día y noche, y sus sueños pocas veces logran disfrutarlos en la realidad de la vida. Acaso esa haya sido la causa de los intentos fracasados. Pero hoy, y muy afortunadamente, las cosas están cambiando. Sin estridencias, suavemente, con calma y sin prisa de uno y otro lado de la histórica Raya las gentes, ese pueblo sencillo y llano, ya piensa y se pregunta (y con mucha frecuencia) por esta rotura de las glorias del pasado, cuando de uno y otro lado se encuentran tan cómodos y seguros. No entienden nada. Pero te dejas caer desde la cuesta de las páginas escritas y las interferencias de esas cargas extrañas que han hecho saltar en mil pedazos los sanos intentos de una Hispania unida, grande por sus herencias y sana y expansiva como ninguna. Esto no ha sido nunca bien visto por estas latitudes y eso está muy claro en las páginas de la historia de ambos hermanos, condenados a vivir de espaldas, a veces sin poder ni mirarse a la cara.

Pero nos quedan la escuela y la cocina, y sin duda alguna es en ellas donde debe comenzar esa generosa siembra que con el tiempo siempre ha dado magníficas cosechas, en todas las tierras y en todos los campos de la historia de la humanidad. Solo así, cuidando y cultivando con mimo y con esmero esos dos principios básicos y fundamentales, se podrá llegar en un tiempo récord a convertir esta buena vecindad en esa mejor hermandad soñada por la historia desde hace siglos; y no alcanzada por las oscuras y a veces tenebrosas aspiraciones de los interesados en romper y fragmentar lo que había nacido unido por la propia historia.

Que la belleza de estos atardeceres sea el preludio de un aún más bello amanecer.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/