LA IMAGEN DE LA FE EN EL ARTE MURCIANO
Nov 05 2013

POR JOSÉ ANTONIO MELGARES GUERRERO, CRONISTA OFICIAL DE LA REGIÓN DE MURCIA

FE (Small)

Próximo a concluir el Año de la Fe que en su día proclamó el papa Benedicto XVI, y que con tanto mimo ha cuidado el obispo Lorca Planes en las tierras de la diócesis de Cartagena, me ocupo de la representación plástica de una idea abstracta en el ámbito del arte regional murciano.

La Fe, como se sabe, es una de las tres Virtudes Teologales del Cristianismo, junto a la Esperanza y la Caridad, cuyo conocimiento nos llegaba a los niños de mi generación a través del catecismo del padre Ripalda, aprendido en la catequesis de nuestras respectivas parroquias. Luego, ya entrados en años y familiarizados con la Historia del Arte Regional, nos encontrábamos con la manera con que teólogos y artistas resolvieron, en tiempos pasados, la problemática de dotar de una imagen plástica a una idea abstracta, resolviéndolo con fortuna y habilidad, sin que nadie, a través de los tiempos y los cambios de modas estéticas, lo haya sustituido.

A la Fe se la representa como una dama sin edad, vestida de largo, con los ojos vendados y una custodia o cáliz eucarísticos en una de sus manos, aludiendo a su definición teológica: lo que creemos sin verlo, sin percibirlo a través de los sentidos corporales; como a la Esperanza se la representa asida a un ancla(como símbolo del auxilio en momentos de peligro) y a la caridad como otra dama rodeada de niños que ansían alimentarse a sus pechos (cuya más conocida iconografía es la denominada Dama de Murcia que se muestra en la fachada del edificio capitalino de El Almudí.)

La figura estética de la Fe está muy vinculada al sacramento de la Eucaristía, por lo que no es extraño verla coronando custodias de asiento desperdigadas por toda la geografía nacional, y también en la de la catedral de Murcia, obra barroca construida en 1678 por el toledano Antonio Pérez de Montalto. También se la representa, junto a las otras dos virtudes teologales en la portada de la sacristía mayor de la Catedral, abierta a la girola del templo y formando parte del programa iconográfico decorativo de la misma (muy a lo Andrea Sansovino, según Bonet Correa), obra renacentista de Jacobo Florentino. Así mismo en el gran imafronte catedralicio de Jaime Bort que preside la plaza del Cardenal Belluga (como ha descrito, magistralmente, el académico y escritor Santiago Delgado en las páginas de LA OPINIÓN este pasado verano, y en su día hizo de manera científica el historiador del Arte Elías Hernández Albadalejo). De manera más colorista y expresiva, aparece la imagen de la Fe en el ático del retablo mayor de la iglesia parroquial de San Miguel, también en la capital de la Región, obra ésta de Jacinto de Perales, ejecutada hacia 1730, según demostró en su día la profesora Concepción de la Peña Velasco. En este último caso se trata de una expresiva alegoría de la Eucaristía, a cuya exaltación se dedica el citado retablo.

Otras representaciones de la citada Virtud Teologal se encuentran desperdigadas por las tierras de la Región, pero son de menor consideración estética e invito al lector interesado a descubrirlas en retablos y fachadas de iglesias y conventos.

Fuente: Diario LA OPINIÓN. Murcia, 2 de noviembre de 2013

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