POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)

No por repetida, la noticia es menos de agradecer. Un año más la periodista de la Casa Real, Letizia Ortiz -hace ya una década matrimoniada con el Príncipe Felipe, sucesor en la Monarquía que ostenta su padre, Juan Carlos I- ha aceptado la Presidencia de Honor de los “Premios Cirilo Rodríguez”, destinados a celebrar la difícil labor de los corresponsales españoles en el extranjero, que otorga la Asociación de la Prensa segoviana, conducida cuidadosamente por un hombre sencillo, austero, justo, exacto, mesurado y claro, que se llama Alfredo Matesanz, cada día más en la onda popular de la ciudad del acueducto.

La querencia insistente de los Príncipes y los Reyes de España por Segovia tampoco es nueva, y ahí están sus visitas históricas para recordárnoslo.

Que esta continua atención se debe a la buena avenencia con la Corona de las instituciones autonómicas, provinciales y locales que nos gobiernan, así como al pueblo soberano que se manifiesta democráticamente y a los periodistas que recogen sus deseos, también es verdad. No finalizará mayo sin que SS.AA. vuelvan a estar con nosotros, para potenciarnos en las hojas de papel y en las redes globalizadoras. Bienvenidos sean siempre en paz.

La circunstancia aludida –la entrega de los Premios Cirilo Rodríguez, aquel periodista valiente que nos llevó a la luna, por la que aún seguimos alucinados- nos inclina a pensar que mejor comentar los avances científicos de la humanidad que su destrucción masiva.

Las guerras, desgraciadamente, siguen proliferando –he ahí Ucrania, hete aquí Siria-, pero es sanador que nos las cuenten en su integridad cruel, reciente e instantánea, para evitar sus espeluznantes terrores, aunque es muy dudoso que esto ocurra porque el hombre ¿sapiente? acaba siempre tropezando en la misma piedra de escándalo. ¡Ay, caínes!

¡Ojalá que las letras venzan a las bombas de una vez por todas, y el diálogo se imponga. La gran poeta de guardia que fue Gloria Fuertes quería ir “a la guerra para pararla”. Yo también. Si “vis pacem, para bellum”, si quieres la paz, prepara la guerra, es mentira podrida, césares romanos. Y en esa mentira torpemente estamos y avanzamos, con una sofistificación tal, que ya ni vemos los vivos a los que matamos.

Por esto dicho, celebro que haya un premio segoviano para los corresponsales españoles en el extranjero. Sin ellos, sin sus crónicas lacerantes, teñidas de polvo, sudor, sangre y lágrimas, estaríamos en la inopia.

“¿La destrucción, o el amor?” El amor, admirado Vicente Aleixandre. Y sin versos luminosos; en la prosa cotidiana.

¡Bien hallada en Segovia, Princesa!