POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA

¿Qué valor puede tener la devoción a la Fuensanta? ¿Cómo cuantificar en euros el legado histórico, antropológico y etnográfico que encierran sus romerías, rogativas y tradiciones? Para quien se aventure a calcular tan desorbitada cifra ya conocemos, al menos, el valor de las dos joyas recuperadas esta semana por la Guardia Civil: el pectoral de oro y esmeraldas y el collar de diamantes y aguamarinas.

La tasación que se hizo de ellas en un laboratorio gemológico, a la que ha tenido acceso ‘La Verdad’, concluyó que la cruz tenía un valor de mercado de 113.260 euros, mientras que el collar podía venderse por 36.445 euros. Cuando menos, desde luego, porque estas cantidades correspondían exclusivamente «a lo que costaría hoy en día hacer estas piezas en una joyería».

Por tanto, «queda fuera de la tasación el valor sentimental o histórico de las mismas», explicó ayer a este periódico el autor del trabajo, quien prefiere mantener su nombre en el anonimato. En los dos informes se advierte cómo «el valor de mercado indica el precio medio orientativo en una joyería, impuestos incluidos, en España». De hecho, las conclusiones solo son válidas para la fecha de la firma de los informes, en septiembre de 2012.

Los propietarios de ambas piezas eran un matrimonio de Valencia, que se dirigieron hace unos meses a este prestigioso laboratorio para que les tasaran las joyas. Confiados en que las poseían de buena fe, comentaron que su intención era venderlas en una casa de subastas. Pero antes, como es lógico, deseaban saber cuál era su precio.

El matrimonio aseguró a los tasadores que la cruz y el collar formaban parte de la herencia del abuelo militar de uno de los cónyuges, la mujer. Aunque no estaban obligados a dar más detalles, ni el laboratorio a exigírselos. «Nosotros les recomendamos que las restauraran porque tenían algunos defectos», recuerda el experto. Y lo hicieron, dejándolas como nuevas para que ahora luzcan en el Museo de la Catedral.

La Guardia Civil de Murcia comprobó más tarde este extremo y concluyó que poseían las piezas de buena fe, sin sospechar siquiera que provenían del botín del robo del tesoro de la Fuensanta perpetrado en enero de 1977 en la Catedral. Pero, en realidad, no hay mal que por bien no venga. Pues los informes de tasación incluyen dos pormenorizadas descripciones de las joyas, y de los metales y piedras preciosas que las componen.

Respecto al informe del pectoral, el tasador concluyó que la pieza pesa 63,65 gramos, incluidas las piedras, que son 16 esmeraldas naturales y 451 diamantes. Por sus características, es una joya que «suele llevar el Papa, los obispos, abades y prelados en ceremonias solemnes, colgando de un cordón». El experto constató que «está maravillosamente decorada» y realizada en oro y plata de ley, además de reconocer que «desconocemos su historia». Solo un desliz figura en el informe: datar la cruz en torno al año 1900.

El otro informe del collar, más extenso, sirvió para comprobar que la joya pesa 90,25 gramos y está compuesta por 29 aguamarinas y 264 diamantes. Tras la descripción de todos sus componentes, el tasador advertía de la «hechura manual en la realización de las piezas». En este caso, la joya fue vendida a una novia de Fuerteventura, que la lució en su boda sin saber que, durante generaciones, había adornado a la Morenica.

Fuente: http://www.laverdad.es/