
POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
De pronto, ¡Oh, maravilla de las maravillas! una, después otra y otra; y luego muchas más, y más. Eran las “Lágrimas de San Lorenzo” que con sus ráfagas fugaces traspasaban aquel cielo raso, limpio y hermoso. Trazos, brillo radiante y lágrimas luminosas. Era cuasi una lluvia, un chaparrón que no cesaba, una bella sinfonía. Ahora otra, y aquella, y ésta… Mi madre azuzaba, llegado aquel momento, aún más su talento e inventiva contándome un relato excepcional, una historia que ha permanecido imborrable: “Son las lágrimas que vertió San Lorenzo cuando fue quemado en la hoguera, concretamente sobre una parrilla”. (Felicidades a los tres amigos que tengo en Facebook con el nombre de Lorenzo)
LAS PERSEIDAS. UN ACONTECIMIENTO METEOROLÓGICO DEL VERANO. Las Perseidas son partículas muy pequeñas, algunas incluso más que granos de arroz, que se desintegran al cruzar la atmósfera a gran velocidad. Pero esto solo pasa cuando la Tierra cruza la zona del espacio donde hay restos del cometa Swift-Tuttle. El nombre que adquiere esta lluvia de estrellas se debe a que tiene como radiante la constelación de Perseo, de donde todas parecen venir. Este año las lágrimas de San Lorenzo serán más especiales que en otras ocasiones porque el pico máximo de Perseidas, entre las noches del 11 y el 13 de agosto, coincidirá con la luna en fase menguante, lo que significa que el satélite molestará menos -en concreto el día 13 estará iluminada un 38%- y permitirá ver la lluvia de estrellas en todo su esplendor.