
POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

Solamente había pasado una semana cuando nos pusimos en contacto y fijamos la fecha de esta segunda ruta que nos adentra en Ulea. Mi compañero en las labores sanitarias y contertuliano, había quedado enamorado de Ulea, su enclave y, sobre todo, su riqueza paisajística.
Quedaba por descubrir; cuando hiciéramos los cuatro itinerarios que nos acercan a Ulea, el gran regalo de su historia. Para ello pondría en su conocimiento, los monumentos que atesora y lo que dicen los legajos que escribieron nuestros antepasados.
En esta segunda ruta, entraremos por la autovía que une Murcia con Madrid y entraremos por el Tinajón, Cuesta Blanca, hasta llegar al entronque de la autovía con la carretera que conecta con Ulea. Desde allí, antes de comenzar la andadura, me dice un tanto sonriente: Joaquín, “parece que vamos a trazar los itinerarios del Camino de Santiago”. Un tanto ilusionado, le contesto: más o menos; salvando las diferencias y las distancias. Aquí no tenemos la historia de Compostela y las vías que llevan el nombre de su Santo Apóstol; pero si tenemos la historia de Ulea, enclavada en el corazón del Valle de Ricote. Por eso, viajero, de aquí en adelante te voy a llamar “peregrino”.
Todos estos caminos te conducirán a…Ulea; nuestro verdadero Santuario. No descansaré hasta que efectuemos las cuatro entradas, que nos acercarán a tu pueblo; me decía. Por eso, para hoy hemos trazado esta ruta; que estamos a punto de comenzar.
Antes de seguir caminado, nos subimos a un pináculo y le describo los enclaves del extenso campo de Ulea. Coge papel y bolígrafo y comienza a anotar tan de prisa como si fuera un taquígrafo. Mira, aquí al norte, tenemos un enclave histórico de gran importancia en la vida de la región de Murcia y, por supuesto, de Ulea. Se trata del “Puerto Aduanero de la Losilla”, en donde se controlaba el paso de castellanos y aragoneses, a tierras murcianas, así como algunos andaluces y valencianos.
Se erigió en el siglo XIV, concretamente en el año 1379, por orden del rey Juan I. Se controlaba el paso de las personas, pero, mayor atención se le prestaba a sus mercancías y animales. Sí, el reino de Murcia se veía invadido por comerciantes castellanos y aragoneses, que esquilmaban los productos de nuestra tierra. Aunque en menor escala, también se traficaba con esclavos, oro y plata. Para cumplir el control aduanero, el rey Juan I, nombro un jefe aduanero, llamado D. Diego Fernández Madrid, que ostentaba el título de “Alcalde de Sacas”.
Muchos de los caseríos del campo de Ulea, fueron denominados “Tercias” pero, de ellos solo quedó hasta el año 1898 el del “Tinajón”, propiedad de la familia de D. Sebastián de Rueda qué, siendo alcalde de Ulea, realizó una gran labor en el desarrollo del pueblo. Por tal motivo se le llamó “El señor de Ulea”.
Un poco más abajo, a unos 200 metros de aquí, se ubicó una planta de residuos y compostaje, que da trabajo a unos 60 trabajadores. Ya lleva 14 años funcionando y hay una propuesta de ampliación para reciclaje de residuos más rebeldes al tratamiento.
La ruta anterior, la hicimos los dos solos pero, en esta ocasión le acompañaron su mujer y un hijo de unos 15 años. Parecían venir con prisas y deseaban comenzar la andadura cuanto antes. Pero no, les veía contentos e ilusionados.
En lo más alto de aquél pináculo les describí cuanto existió y, algunas cosas aún persisten y, fueron notorias. Ubicándonos para observar el extenso campo uleano, les comento que Ulea tiene 40 kilómetros cuadrados de extensión. La montaña que se ve al este, se llama “Sierra de la Pila” y, aunque el término municipal de Ulea termina unos metros antes, allí trabajaron nuestros antepasados en la repoblación forestal y, sobre todo, en la recolección de esparto. Jirones de su vida se dejaron allí, con tal de subsistir.
Unos dos kilómetros más acá se encuentra la vía férrea. Tuvo su estación; inaugurada el día 15 de julio de 1912, según crónica del periódico “El Liberal de Murcia”, siendo alcalde de Ulea D. Emilio Carrillo Valiente. Dicha estación apeadero, desapareció hace unos 40 años, por motivos técnicos.
El campo de Ulea en su totalidad de secano, hasta hace unos 30 año sera fértil y, cuando llovía lo suficiente se cultivaban cereales, olivos, viñedos, almendros y, algunas higueras y algarrobos. Como consecuencia, estaba plagado de eras; que desaparecieron con el advenimiento de las maquinarias agrícolas. También había seis almazaras para molturar la oliva y elaborar aceite de gran calidad. Hoy quedan algunas como piezas de museo; pero no funciona ninguna. Además, había una bodega en la que se elaboraba buen vino. De ella solo quedan vestigios amontonados en forma de chatarra.
En la parte sur, del campo de Ulea, entre Cuesta Blanca y el aeródromo de Campotejar, en el límite con Archena y Molina de Segura, se registraron 21 minas de hierro y plomo. La minería gozó de gran auge, durante la segunda mitad del siglo XIX; decreciendo a principios del siglo XX, tras el advenimiento de nueva maquinaria. Su explotación no tenía la seguridad adecuada, por lo que los mineros trabajaban en condiciones precarias.
Como consecuencia, no resultaba rentable su explotación y, en el año 1911, se registró la puesta de la última mina, hasta qué, en el año 1915, dejó de funcionar la última de las 21 minas existentes. Como las minas no tenían gran profundidad, en ese paraje, llamado “de las minas”, a poco que se escarbe, nos podemos encontrar con las antiguas galerías atoradas por el escombro. Por si os sirve como dato histórico os citaré el nombre de dichas minas y la fecha en que fue autorizada su explotación, registrados en los periódicos murcianos de dicha época:- La Casualidad, el día 9 de marzo de 1865- La República, el día 24 de octubre de 1881- Santa Ana, el día 28 de octubre de 1892- El Carmen, el día 28 de enero de 1894- Consolación, el día 13 de febrero de 1896
San Fernando, el día 13 de febrero de 1896- Santa Eladia, el día 13 de febrero de 1896- San Claudio, el día 9 de Marzo de 1898- Rosita, el día 7 de julio de 1900- Nunca es Tarde, el día 27 de septiembre de 1900- Mercurio, el día 27 de septiembre de 1900- Planeta, el día 27 de septiembre de 1900- Ángeles, el día 20 de agosto de 1901-Eugenio, el día 15 de febrero de 1905- Inés, el día 15 de febrero de 1905- Sinforosa, el día 20 de mayo de 1905- Santa Rita, el día 28 de agosto de 1905- Resurrección, el día 28 de marzo de 1908- Rosario, el día 28 de marzo de 1908- La Alicantina, el día 28 de marzo de 1908- Pedro, el día 28 de marzo de 1908.
En el año 1911, el Ingeniero de Minas, D. Ricardo Sánchez Madrigal, tras un estudio minucioso, dio la orden de que no se abriera ningún expediente nuevo y qué, por el contrario, se fueran clausurando conforme se agotaran las galerías que seguían en explotación. Dicha decisión tuvo su punto final en el año 1915, año en el que se clausuró la explotación minera en la comarca de Ulea, de forma definitiva.
En la orilla de la Autovía, desde hace unos 15 años, se erigió una Ermita—Hornacina, en donde se celebra una misa de campaña, todos los años, el día 17 de enero, en honor de San Antón, como preludio de la romería anual del pueblo de Ulea, efectuando, a continuación, la bendición de los animales.
El Ayuntamiento invita a todos los asistentes- desde este momento me tomo la libertad de invitaros, contando con el beneplácito del Alcalde- a pasar un día de fiesta romera, en la que abunda comida y bebida permitida, en abundancia, disponiendo, además de un parque infantil en el que disfrutan los niños a sus anchas.
Desde que se consiguió el regadío de estos campos, se han convertido gran parte de los mismos en frondosos huertos de limoneros y árboles frutales. Una vez que os he hecho una descripción sucinta de nuestro campo uleano, vamos a proseguir con el itinerario de esta segunda ruta, por donde nos acercaremos a Ulea.
Los, casi, cuatro kilómetros de carretera, que nos separa del núcleo urbano de Ulea, los vamos a realizar a pie; bordeando la cara sur del monte “El Castillo”. Nada más caminar unos 50 metros, nos encontramos con “el canal del Taibilla”, que surte de agua potable a las ciudades de Murcia, Almería y Alicante.
Caminando despacio y, agradecidos a cuanta belleza nos brinda la naturaleza, en estos parajes, nos encontramos con el caserío qué, desde tiempo inmemorial se le denomina con el nombre de “El Zapatico”. Según los historiadores, debido a la figura en que quedaban conformadas sus tierras; entre los barrancos que la delimitaban.
Andando unos 50 metros, en la primera curva a la derecha, un puente permite el paso por encima de un barranco y, a unos 20 metros de altura, sobre la carretera, se encuentra una pequeña cueva, llamada “El Hornico de Fuster”. Su historia se remonta al siglo XV: unos pastores, que traían sus ganados todos los veranos desde el “Puerto de Albaida, situado entre las provincias de Valencia y Alicante, a que pastaran en los rastrojos de verano, acabaron por asentarse, de forma definitiva, en Ulea.
Con ellos vino, también, una familia de la misma comarca. Los pastores respondían al nombre de “Los Fuster” y sus acompañantes a “los “Payá”, que por un error de trascripción de los escribanos, al registrarlos, perdieron la última “a” y derivó en “Pay”. Ambas familias, Fuster y Pay emparentaron y se expandieron por todo el Valle de Ricote. No prosperó el apellido Fuster porque el primer matrimonio que arribó a Ulea, no tuvo más descendencia que hijas (cuatro en total), prevaleciendo, por tanto, el apellido Pay y desapareciendo el de Fuster.
Pero ¿por qué se le conoce con el nombre de “hornico de Fuster, a esa covacha?.Sencillamente, porque los pastores que vivían con su familia, en el pueblo se marchaban a la dehesa, en donde se cobijaba el ganado, regresando un día a la semana, para cambiar de ropa y hacerse de provisiones para comer. Como se llevaban alimentos que tenían que cocer o asar, horadaron una pequeña cueva en aquél lugar de la montaña, en donde preparaban sus viandas y, además les servía para cobijarse.
Como flameaban los alimentos y se calentaban en las épocas de frío, a dicha cueva se le denominó y, se le sigue llamando “el Hornico de Fuster”; en honor del pastor Juan Fuster que fue quien la hizo, recién llegado a Ulea, en el siglo XV.
Proseguimos adelante y, por la misma ladera de la montaña “El Castillo” nos encontramos con “el puente del barranco de Sevilla” y observamos, a ambos lados de dicho barranco, los vestigios de un poblado cuyo habitáculo eran unas cuevas horadadas en la montaña, a ambos lados de dicho barranco. Unas 30 viviendas se proporcionaron en la época de la depresión económica en Ulea y que conocí personalmente, ya que siendo médico, acompañé al médico de Ulea (D. Enrique) y atendimos a varios pacientes en dichos habitáculos.
Afortunadamente, la situación económica mejoró y, aquellos uleanos que muchos de ellos viven todavía, se hicieron de una vivienda en el casco urbano y, otros, emigraron en busca de una vida mejor; al menos más humana. Aquí quedan, solamente, las oquedades, como vestigio de la época que describo; concretamente, desde 1920 hasta 1965.
A continuación, a salvo del barranco de Sevilla, en su margen derecha, nos encontramos con dos edificios qué, desde el año 1940 hasta el 1975 fueron emblemáticos: Se trata de “la casa de los forestales” y la de “los peones camineros”. Dichos funcionarios del Estado fueron, durante muchos años, personas insustituibles. Allí vivieron con sus familias hasta qué, una orden gubernativa les autorizó a vivir en el pueblo. Sus familias podían hacer una vida más acorde con la época y sus hijos podían escolarizarse de forma adecuada.. Desde sus casas en Ulea, atendían las necesidades de los montes del Estado y la carretera de la Diputación. Las casas, como tantos otros edificios, quedaron como hitos de la historia de Ulea.
Nos detenemos un momento y, desde los aledaños de la casa de los forestales, miramos hacia la montaña y divisamos una zona boscosa llamada “La Navela”, con un camino transitable desde qué, en el año, han instalado el tendido eléctrico de alta tensión, que nos permite ir en vehículo rodado, hasta el lugar histórico de “La Ventanica” y, encima del poblamiento de nuestros antepasados más remotos; “La pila de la reina mora”, “El aljibe”, “Las paretas”, sus “canalizaciones de agua” y demás infraestructuras.
Seguimos caminando por la carretera que nos conduce a Ulea y, en el montículo de “Las Lomas”, nos encontramos con una galería que traspasa el montículo de una ladera a otra. Se trata de “una señora cueva”, en perfecto estado, adquirida por D. Silverio Garro y que es una verdadera pieza de Museo. Con anterioridad perteneció a una señora que vivía en solitario y que atendía por el alias de Dolores “La Merendeta”.
Les observo con avidez; desean ver cosas nuevas y, ninguno da muestras de cansancio. Les miro y les digo: ya estamos cerca del pueblo. Seguimos bajando el puerto de “Las Lomas” y, a mano izquierda tenemos un camino que nos conduce a un espacio abierto, entre los pinos, que, con anterioridad fue el “Campo de fútbol”.Se inauguró en el año 1932, con el nombre de “Campo de deportes, Santa Cruz, de Ulea”, siendo madrina la señorita Mari Cruz Cascales Valiente. A los cuatro años, sobrevino la contienda civil española y dicho espacio deportivo quedó en el olvido ¡Demasiados problemas tenían los uleanos como para ocuparse de jugar al fútbol ¡
En los primeros años de la década de 1970, los aficionados de Uleacon el “empujón” económico de la concejalía de deportes y un industrial del pueblo, se consiguió limpiar el antiguo recinto deportivo y actualizarlo; como ordenaba la federación murciana de fútbol, entrando en funcionamiento con el nombre de “Campo de Deportes de Las Lomas”, siendo madrina la señorita Soledad Moreno.
Un poco más abajo, a la derecha, nos encontramos con “El Cementerio”. Si, solemne y silencioso sobre la colina de “Las Lomas”,donde reposan los restos mortales de nuestros antepasados. Fue inaugurado en el año 1911, con el nombre de “Cementerio Municipal Santa Cruz, de Ulea” siendo Alcalde de Ulea D, Damián Abellán Miñano. Majestuoso, parece como si se tratara del “vigía de las lomas”; que vela por la frondosidad y hermosura del Valle de Ricote. Porque ¡mirad¡ Si, ¡mirad al doblar esta curva¡ ¿No es sublime cuanto se contempla? ¿Habéis visto un panorama como este? Se sientan en un ribazo para deleitarse con las vistas que nos ofrece Ulea y, se quedan extasiados; sin alientos.
Les explico de forma sucinta, cuanto desde allí se contempla y, con posterioridad les daré una lección de historia: la historia de nuestro pueblo. Desde aquél lugar, se divisa “El Gurugú”, “El Golgo”, “El meandro del río Segura” en las proximidades de la presa, “Una vista panorámica del pueblo de Villanueva”. Un poco más abajo nos encontramos con “El Trasvase Tajo Segura”, inaugurado en el año 1981 qué, en el año 2012, sufrió una importante avería, en el centro del túnel, en el corazón de la montaña.
Los ingenieros y todo su equipo, dieron una lección de solvencia, a la hora de efectuar un bay-pass, qué, desde el río Segura elevó el agua suficiente, para inyectarla al canal por debajo de la avería y, poder seguir abasteciendo las necesidades hídricas de los campos de las provincias de Murcia, Almería y Alicante. Todo ello mientras se reparaba la avería.
Un poco más arriba, en la misma ladera de la montaña nos encontramos con “Los Canales del Taibilla”, que dotan de agua potable a las mismas poblaciones,
Siguiendo la ruta, por la carretera, nos encontramos con un área de descanso y recreo, con unos miradores; que te dejan extasiado; como para sentarte en las mesas rústicas, de madera, a tomarte un tentempié y recobrar energías. Me preguntan si se puede comer en ellas y les digo que todos los días tienen comensales que, como nosotros, se acercan a descansar y disfrutar del paisaje.
Sin esperar a que me lo pregunten, les digo qué, si quieren, cuando terminemos de todo este periplo turístico, podemos hacer una merienda y disfrutar del paisaje: yo os acompañaré.¡Por fin llegamos¡ Por fin hemos llegado al punto en donde concluyó la primera ruta; en “el Molino Harinero”. ¿Qué, estáis cansados? Me miran un tanto sorprendidos y me dicen:¡No lo podemos creer!
Damos por finalizada la segunda ruta y quedamos con fecha fija para el peregrinaje del tercer camino que nos acerca a Ulea. Como teníamos prometido, cuando acabemos de entrar a Ulea, por las cuatro vías posibles, daremos una visita- en la que haré de guía- por la monumental Villa de Ulea ¿Os parece bien? Entonces ¡hasta el próximo día¡