
POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Las fiestas de carnaval, exageradas en sus múltiples facetas, se prestan a la «folixa desenfrenada» y a las sorpresas más curiosas y simpáticas puesto que «máscaras y disfraces» ocultan personas y… personalidades.
Un poeta gijonés del siglo pasado, Luis Fernández Valdés, «LUDI», describe con singular gracejo en su libro de 1915 «UN KILO DE VERSOS», este sucedido carnavalero que, hoy en día, tiene la misma actualidad que antaño: «Don Blas Peladíllez, / fiscal de la Audiencia, / fue una noche de ocultis a un baile / de mucha etiqueta, / de blanca corbata, / lustrosa chistera/ y negro y flamante chaquet entallado / con vistas de seda. / Iba más alegre / que unas castañuelas /dispuesto a gastarse con la primer ninfa./ la mar de pesetas /. Bailó como un loco,/ dio mil y mil vueltas,/ recordando sus tiempos de mozo, / con una morena / de espléndidos ojos / y hermosa presencia, / que ocultaba su rostro divino / tras negra careta. / Hízola el muy tuno / de amor mil promesas, / besola en el cuello / ¡ sin saber quién era !! /bebieron champagne / y etcétera, etcétera. / A la madrugada / la feliz pareja / inició su regreso amoroso / por calles desiertas. / Juntos se pararon / en la misma acera,/ y en la misma casa / y en la misma puerta, / y subieron (Don Blas ya escamado) / la misma escalera. / Allí la muchacha / quitó la careta, / y, al mirarla el fiscal con un mixto, / fue tal su sorpresa, / que creyó en aquel trance apurado / perder la cabeza…. ¡¡ HABIA ESTADO DE JUERGA EN EL BAILE / CON SU COCINERA !!».
Antroxu 2014. ¡¡¡ FELICES CARNAVALES !!!… aunque siga diluviando.