POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
Te veo en el ABC de este jueves agosteño del dos mil catorce estante que luce con sol de fuego, y viéndote me arrodillo ante tu estampa de acero resistente al inclemente rodar y rodar del tiempo, y viéndote me desmadro por columnitas de versos para contar cuánto te amo, Cronista Miguel Gallego.
Santiago de la Ribera y el San Javier de tus sueños orgullosos han de estar de un hombre tan caballero que en vida dona sus Crónicas a la memoria del pueblo.
Por ello te has merecido ser su Hijo Predilecto y Medalla de Oro justa a tus ímprobos esfuerzos.
Espérame junto al Mar Menor templado y salsero en el que ostentas chalés, jardín, casa, hijos y huertos; iré a tomarme el arroz de tu amistad a calderos con Tomás, José Miguel, Huertitas, Obdulia al tiento de su catalán marido y otros Gallegos y Luengos.
¡Brinda conmigo a distancia y que Dios nos suba al cielo, pero muy tarde, muy tarde, que no hace falta ir corriendo!