POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Después de ese largo calvario de querer acabar con ese rico, perdón, riquísimo patrimonio histórico-artístico zamorano, sirve de gran consuelo leer las noticias relativas a la restauración y cuidado de cualquier resto por pequeño que sea. En este caso de la última noticia sobre esos tramos de muralla de los distintos recintos merece la pena recordarlo y felicitar a quien corresponde.
Recorrer los lugares y restos de los recintos constituye un emocionante y rico repaso a lugares cargados de evocaciones, de anécdotas y de esa serie de añadidos que el pueblo fue sumando al cabo de siglos. Si del fuerte de San Sebastián y su entorno saltamos al de Monforte o Humilladero, nos bastaría para entretenernos una larga mañana, recordando ese lejano pasado. Pero si seguimos hacia el Duero y llegando hasta el paseo de esta margen derecha aguas abajo comprobaremos la presencia de la Muralla y a la altura del colegio nos encontraremos con la gran bajada para los caballos del Cuartel de Caballería cuyo solar ocupa el citado colegio Jacinto Benavente, esta bajada para los caballos es el único testimonio que nos queda del citado cuartel que formaba parte de la cercana Academia Militar de Caballería trasladada a Valladolid. Pero si esta referencia es un dato importante a pocos metros aguas abajo veremos con claridad el arco apuntado de una puerta en la muralla denominada del Tamar, un magnífico testimonio y única puerta para todo el valle de lo que hoy ocupan los llamados Barrios Bajos. Destacar de alguna manera la citada puerta sería un dato más sobre ese tramo y esa época.
Y puestos a restaurar y recordar, cuando se derribó el monasterio de las Marinas de la calle de Santa Clara, hoy plaza, la portada sur de su magnífico templo como todo el monasterio de la segunda mitad del siglo XVIII, obra del genial Ventura Rodríguez, dicha portada construida a base de sillares y magníficamente conservada, por los servicios del Ayuntamiento fue numerada con todo cuidado y desmontados varios centenares de sillares se trasladaron a disposición del Ayuntamiento y después de más de treinta años nada se sabe de aquellos sillares y aquella magnífica portada. Buena ocasión para recuperar aquellos restos y la empresa citada en esta ocasión, auténtica maestra en la restauración, como lo acredita su historial y sin duda haría una magnífica restauración a la vez que daría vida y color al lugar elegido para su emplazamiento.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/